La cláusula democrática del Mercosur

Marcelo-Ostria-Trigo1Marcelo Ostria TrigoEl desasosiego en el ‘socialismo del siglo XXI’, por el reciente triunfo de Mauricio Macri, aumentó con la reiteración del propósito del presidente electo argentino de plantear que el Mercosur aplique al Gobierno venezolano la cláusula democrática del Protocolo de Ushuaia, porque este ha desnaturalizado las instituciones democráticas y viola los derechos humanos.El presidente de Ecuador, Rafael Correa, salió en defensa del régimen de Nicolás Maduro y acusó a Mauricio Macri de “interferir en los asuntos internos de Venezuela”, ya que, “guste o no” –dijo– en ese país “rige la democracia y un proyecto político que se ha cansado de ganar elecciones”. Por su parte, el canciller uruguayo, Rodolfo Nin Novoa, “no ve razón para aplicar la cláusula democrática a Venezuela, ya que en ese país se está lejos de una alteración del orden democrático…”, mientras el expresidente uruguayo Julio María Sanguinetti afirmó que “Venezuela es una dictadura apenas maquillada”.Así se plantea una divergencia mayor sobre el alcance del principio de no intervención. Quienes intentan justificar su apoyo al régimen chavista invocando este principio pasan por alto que se haya hecho trampas electorales y que se persiga, torture, encarcele y asesine a opositores. Según ellos, se trata de ‘acciones soberanas’. Esto, en verdad, deforma el principio de no intervención y vulnera la Declaración Universal de los Derechos Humanos.Pero el ambiente ya se ha caldeado: El asesinato del dirigente opositor venezolano Luis Manuel Díaz ha provocado encendidas protestas, como la de Luis Almagro, secretario general de la OEA, que, alejado de las presiones del Frente Amplio uruguayo que integró, afirma que esta muerte “es una herida de muerte a la democracia”. Dejar pasar la violencia en la política está en contraposición con la obligación de preservar los derechos humanos; es decir, cuidar la integridad, la vida, los bienes, la dignidad y la libertad de todos los ciudadanos. Esto no gusta a los autoritarios, que contaban con el silencio de gobiernos complacientes.Ahora Nicolás Maduro “se encuentra bajo presión internacional como pocas veces antes”. Y harían bien los demócratas en apoyar con firmeza la iniciativa de Macri. Así también se rendiría homenaje al entonces presidente de Venezuela, Rómulo Bentancour, que en 1963 afirmó que el Gobierno que incumpla su obligación de respetar los derechos humanos, “debería ser excluido de la comunidad jurídica regional y sometido a un boicot diplomático y comercial”.El Deber – Santa Cruz