Bolivia se abre a un debate o se cierra en sí misma

Es falsa la dicotomía que proyecta el gobierno del MAS de la derecha e izquierda o el proceso de cambio versus el retorno de la vieja oligarquía.Pablo MamanisociólogoBolivia, el día domingo 21 de febrero, se juega a dos grandes hechos históricos. Si gana el Sí, como apuesta el gobierno del MAS, se cierra el círculo del poder en sí mismo para agigantar su autoritarismo indigenista. Y si gana el No, el país se abrirá nuevamente hacia un nuevo debate. Este último será así porque se tendrá la necesidad de rediscutir nuevamente el nuevo país. Es falsa la dicotomía que proyecta el gobierno del MAS de la derecha e izquierda o el proceso de cambio versus el retorno de la vieja oligarquía. Esto es absolutamente artificioso y superficial. Pues, hoy la derecha cogobierna con el gobierno con sus políticas de incentivos a las petroleras transnacionales, por ejemplo, que pese a la caída del precio internacional    tendrán fabulosos millones en dólares americanos, o la violencia anti-indio en Chaparina o Takovo Mora. Y además ciertos sectores de la vieja oligarquía cruceña hacen campaña por Sí del MAS. Claro que el MAS hace rato se ha apropiado de las políticas neoliberales, por ejemplo, de la autorización de la producción transgénica en Bolivia que los propios neoliberales no han podido hacerlo. El MAS si lo hizo.También es falso que todos los que digan No sean de la derecha o que estén financiados por ellas. Esto es un juego sucio y unilineal en un razonamiento pobre porque el No se ha gestado desde diferentes sectores sociales  y es la expresión del cansancio de la gente del fraude histórico que el MAS representa hoy, pues  no se ha construido el Estado Plurinacional; es la reproducción del viejo proyecto Estado-Nación criollo mestizo del 52.Los aymaras se han dado cuenta muy tempranamente de esto porque la experiencia indianista-katarista habla justamente de ese hecho. El Estado del 52 era la reproducción de la vieja oligarquía con nuevos nombres y hombres. Y lo indio o campesino era carne de cañón para los intereses de esa vieja oligarquía nacionalista que no expresaba en absoluto los deseos de eliminar el pongueaje y la destrucción del país neocolonial. Ahí el katarismo y el indianismo sabe en carne propia que esto ha sido un gran fraude histórico pese a que rostros indios desfilaban al principio de la revolución en la plaza Murillo portando armas, para luego volver a ser desterrados fuera de la política y de la historia nacional.¿Qué diferencia hace el MAS al MNR? Pues ninguna. Incluso el MAS apuesta abiertamente por el exterminio de los indios, tal como denuncia la Defensoría del Pueblo. Hay pueblos indígenas que sus territorios están llenas de petroleras transnacionales, donde no hay agua limpia que beber ni aire limpio que respirar. ¿Qué pueblo puede vivir en esas condiciones? Su destino es la extinción inevitable. Y de paso sus líderes son perseguidos o encarcelados con cualquier argumento que se inventa al calor de los abogadillos que pululan en los pasillos del poder.En este sentido, el Sí representa todo este fracaso y el gran fraude histórico que Bolivia ha vivido durante los diez años, aunque principalmente los últimos cinco años. ¿Cómo puede ser bueno que cierta oligarquía cruceña que pateaba mujeres de pollera en la plaza 24 de Septiembre de Santa Cruz ahora haga campaña por el Sí del MAS?Así como sostiene la gente, y los katarista e indianistas, el No tiene que ser diferente al No de los viejos líderes de la vieja oligarquía boliviana. Es decir, tiene que ser diferente en su sentido a las de Tuto Quiroga, Samuel Doria Medina o del propio Luis Revilla. En la noche del 21 de febrero estos señores no pueden festejar que el triunfo es de ellos. Porque el No no es para que vuelvan los «caudillos bárbaros de Alcides Arguedas, sino es un No que denosta el matonaje, el rechazo al pequeño dictador que vive en los jefes del MAS.En los hechos, el 22 de febrero el país debe volver a debatir el volver a un nuevo país después de que el MAS a despilfarrado la misma. La gente reclama que quiere ser un país realmente propio y nuevo. Esto es la refundación del país y la fundación de un nuevo tipo de Estado y de las instituciones sociales. Un país sin caudillos ni vividores de la sangre derramada de la gente. Ni de los doctores de dos caras similar a la de 1825.El No entonces es una nueva apuesta, donde el país mismo debata sobre su devenir histórico. Y además sea para la derrota definitiva del colonialismo interno y externo. El No de Tuto Quiroga y los otros es volver al pillaje del poder. Ahí la gran diferencia entre un No de la gente y el otro No de la oligarquía boliviana.Fuente: paginasiete.bo