La desconstitucionalización legitimada

LCHRLuis Christian Rivas SalazarNadie puede negar el origen espurio de la Constitución Política, cuyo nacimiento fue proyectado en Sucre para luego trasladarse a La Glorieta y finalmente a Oruro, decenas de violaciones procedimentales empezando por la aprobación por dos tercios hasta su inédita aprobación en “detalle” con un ejercicio de levantar las manos impresionante en tan poco tiempo, obviamente desde el Ejecutivo se daban las directrices que esas marionetas debían recitar. Para convalidar estos extremos, los opositores cayeron en la “estrategia envolvente” preparada en cuanto a la reelección del presidente.En esta primera escena tenemos una Constitución nacida en la ilegalidad y sangre, que fue considerada contradictoria, arbitraria, socialista, estatista; rechazada en un referéndum por millones de bolivianos que no la consideraban digna de respeto, pero fue legitimada por la mayoría.Así durante los pocos años de vigencia del mamotrético texto constitucional, los bolivianos fueron testigos de innumerables violaciones por parte de los padres de esa norma, bajo la consigna: “le meto nomás, los abogados están para legalizar” y así el país entró en una especie de vorágine de consultas absurdas bajo el pretexto de una supuesta democracia semidirecta que al final es una democracia plebiscitaria instrumentalizada para fines de aumento, mantenimiento y conservación del poder. Hasta el extremo inconcebible de someter a votación popular la elección de magistrados en la administración de justicia, cargos que comprometen conocimiento y experiencia, no así hazañas políticas.Todo este espectáculo bochornoso ha degenerado en el colapso y crisis de esa justicia politizada, ni que decir de lo sucedido en otras instituciones del Estado, basta nombrar el descrédito del Órgano electoral, y los interinatos en las direcciones de las diferentes instituciones del Estado, todo esto con la intención de controlar y manipular estas, desechando cualquier atisbo de institucionalidad y autonomía.Dadas así las circunstancias, como cuando uno vive cerca del apestoso pantano ya no siente los fétidos olores y aprende a vivir con eso, los opositores han asumido como suyo el ambiguo y desconocido “proceso de cambio”, es más, ahora defienden la norma constitucional que hasta ayer la rechazaban: ¡ha muerto Belzu! ¿Quién vive ahora? ¡Viva Melgarejo!Los opositores, como las ranas que están nadando dentro de una olla hirviendo, han confiado nuevamente en las reglas constitucionales y esperan el punto de ebullición en el referéndum para definir la vialidad o no de la segunda reelección, sin tomar en cuenta que este tercer periodo de gobierno es inconstitucional. Gane el Sí o el No, los ciudadanos legitimarán lo ilegal con su voto, convalidando esta aberración jurídica, legalizando y legitimando el futuro cuarto periodo de gobierno. Esta es la nueva estrategia envolvente del Estado de facto.De nada sirve los análisis de estudiosos como: Rivera Santivañez, Baptista Morales, Ríos Alborta y otros, sobre la inconstitucionalidad del actual mandato y la segunda reelección presidencial, Bolivia está sumida en un proceso de desconstitucionalización por las vías de hecho, sanción de leyes inconstitucionales, interpretaciones ilegales y manipulativas que se vienen legitimando con la complicidad de moros y cristianos en referéndum, todos narcotizados con promesas que cubren un régimen de abuso de poder, ilegal e ilegítimo, además de una peligrosa concentración del poder político en una sola persona. Sobre esta forma irracional de proceder dice Baptista Morales: “El gobernante actual ejerció primeramente el cargo de manera continua por reelección durante dos periodos (una en 2005 y otra en 2010). El Órgano Legislativo hizo posible una segunda reelección para la gestión 2015-2020, la cual es calificable de simple prorroguismo y no de reelección legal, porque se hizo efectiva con clara infracción de las disposiciones contenidas en la Constitución Política del Estado, una de las cuales dispone que quienes ejerzan las funciones correspondientes a la Presidencia y a la Vicepresidencia pueden ser reelectos una sola vez de manera continua (artículo 168); otra, que señala que los mandatos anteriores a la vigencia de dicha Constitución serán tomados en cuenta a los efectos del cómputo de los nuevos períodos de funciones (Disposición Transitoria Primera, Numeral II)”.¿Qué podemos hacer? Los hombres que aceptan como única servidumbre no la ley, sino el Derecho, retomarán las riendas para proponer y construir una sociedad libre del peso del Estado, socializando los ideales del liberalismo no solamente político, sino económico mediante una cultura y constitución adecuada para este fin. Después de la larga marcha por crear una cultura de respeto por las reglas y justicia, se tiene que cambiar esa constitución para retomar los lineamientos de la sociedad libre.El Día – Santa Cruz