La sumatoria de votos

HUMBERTO-VACAFLOR3Humberto Vacaflor GanamEl 30 de septiembre del 2010, Hugo Chávez dio una lección de cómo se cuentan los votos en los países del “socialismo del siglo XXI”. Dijo, ante una pregunta de la corresponsal de Radio Francia Internacional, Andreína Flores, que la asignación de parlamentarios en las elecciones “no responde a una sumatoria de votos”.Fue la admisión de cómo es que en Venezuela y en Bolivia, algunos votos valen más que otros, cuando se trata de elegir parlamentarios. La periodista había preguntado por qué, si la oposición obtuvo casi la misma cantidad de votos, haya logrado 36 diputados menos que el chavismo.Ese modelo fue copiado en Bolivia. Pero sirve solamente para las elecciones de parlamentarios. Para un referéndum, la trampa no funciona. En un referéndum cada ciudadano es un voto. Y punto.Eso explica el nerviosismo del gobierno en estos días. El 21 de febrero, el voto de cada ciudadano valdrá sólo un voto. No habrá el “voto ponderado”, por el cual unos pocos votos indígenas tienen más valor que los votos de los votos urbanos.Y las encuestas muestran que la diferencia es muy grande. Una diferencia que hubiera desaparecido si se aplicaba el método venezolano del “voto ponderado”.Por eso la angustia del presidente, o la desesperación del vicepresidente, que llega a advertir sobre el riesgo de que el país se divida si gana el NO en el referéndum.En un balance hecho hace pocos días en la vicepresidencia, se reveló que el SI tenía ventaja en Santa Cruz, Oruro y algunas provincias benianas. Nada más.Es decir que, para las encuestas del gobierno, la cosa está perdida. Lo que lleva a la sospecha de que quizá exista la opción de anular el referéndum.Algunos caudillos no soportan derrotas demasiado humillantes. Les duele y las da vergüenza. Nicolás Maduro se sabe derrotado en Venezuela. Evo Morales quizá se sentiría incómodo ante una derrota muy grande en Bolivia, sobre todo ante una consulta popular que responda a una “sumatoria de votos”.Lo que quisiera el gobierno es que se aplicara en Bolivia el viejo concepto de “voto calificado”, aunque con criterio opuesto. Y en ese caso, ganaría.