¿Esa cara conocida o la útil “eterna compañera”?

zapataDejemos para el amor y el desamor aquello de que “las damas no tienen historia y los caballeros no tienen memoria…”

REVISTA PIEDRA LIBRE

“Nadie sabe cuántos hijos tiene Fidel Castro ni tienen por qué saberlo”, me reclamó años atrás una autoridad cuando publicamos un perfil sobre su candidatura a un cargo público, indicando sus estudios, su experiencia, su familia.



Quedé de una pieza. ¿A qué madre se le puede ocurrir ocultar un hijo o una hija? Es totalmente legítimo reservarse el derecho a la identidad para cuidar la vida de la criatura pero… ¿ocultar al mundo un ser humano nacido de tus entrañas, adoptado o aceptado como hijo propio? Debe existir razones muy íntimas y particulares que desconocemos.

Sin embargo, trasladada la duda al ámbito masculino o de un padre que oculta uno o varios hijos, nos dimos cuenta que la extrañeza nuestra es una realidad generalizada. La cultura machista, del hombre infiel y mujeriego, disimulada en voces de sátira, picardía y hasta poesía -”es un picaflor”-, es causa inexcusable de violencia social de diferente espectro, traducida de los modos más comunes en niños sin padres, niños con padres ausentes, niños con madres abandonadas, hogares sustentados en la frustración de la mujer enfrentada a un presente que creyó en pareja y la encuentra sola, en fin: de violencia social y de variable costo económico. Y aunque los ejemplos sean menos numerosos o menos conocidos, también sucede a la inversa.

En todos los casos, los niños son las indefectibles víctimas de todas esas formas de violencia: incluso de aquella que los usa para exigir el cumplimiento de promesas o expectativas creadas y también, mucho más que una asignación alimentaria suplicada mediante demanda judicial, dependiendo las variables de responsabilidad, de capacidad o de amenaza de las partes. O la victimización de la despechada, enamorada o resentida, esa cara conocida que usa a la inversa su relación de poder para valerse en el entorno, a sabiendas que la publicidad inconveniente perjudica al jefe.

El escándalo surgido la semana pasada no está en el hallazgo publicado por un periodista sino en la relación deliberadamente ocultada por un Presidente o al Presidente, respecto a un asunto que por su investidura es de orden público, al tratarse de créditos multimillonarios que está contrayendo el Estado, que serán pagados por los contribuyentes de varias generaciones y son gestionados por empresas extranjeras poderosas vinculadas a la efectivización de dichos créditos.

Casi me animo a afirmar de que los contratos con la empresa china no fueron traficados por ella, sino que el favor alcanza a la pega que cuida los intereses de otros. Es sobreestimar a una chica ambiciosa y desubicada, como tantas en la historia de la humanidad y de esta sociedad, con diverso destino, que llama “jefe” a su ex pareja y no menciona a los gestores de estos créditos multimillonarios llegados “llave en mano”, reitero, condicionados a que sean empresas chinas las que los ejecuten y en las que los nexos bolivianos son necesariamente mucho mayores a una gerencia comercial que se conduce en vehículo de alta gama o viste marcas inaccesibles para el común de los bolivianos. Los chinos nivel seis mil millones de dólares no andan por el mundo buscando quién les haga lobby: tienen filas de aspirantes a socios, suplicando que les tomen en cuenta. ¿Cuántas veces viajó ella a China, o mejor, quiénes viajaron a China, en comitiva, buscando inversionistas?

En este Juego de Tronos a la boliviana o a la latinoamericana, el dato no es un gran hallazgo ni un gran descubrimiento sino apenas la vendetta que les salió de adentro. El Presidente dio lugar a investigar los casos de YPFB, del Fondo Indígena, dejó que metieran presos a los compañeros, en algunos casos, o permitió que los fundadores que lo acompañaron desde cuando era pobre, vitupereado y de base, fueran desplazados por los neomasistas, los oportunistas del tercer tiempo. El dato era un secreto a voces, a voces de Palacio Quemado.

La dura expresión del rostro del Presidente confesando su relación pasada no fue un acto de contrición, sino la raya en la cancha a su entorno para que cada quien asuma su responsabilidad. Evo Morales no se hizo cargo porque está seguro de no haber entremezclado asuntos de Estado con su vida privada pero también está consciente de que alguien lo hizo.

Alguien o varios lo hicieron a su nombre, a sabiendas o no del Presidente, aprovechando el arribismo de la cara conocida, a quien vieron de darle los postizos que le bastaban a cambio de administrar las subcontrataciones bolivianas que generan empleos y compras y seguir ese juego de tronos, probablemente sin conocimiento del actor principal, y que quedaron descubiertos por un certificado de nacimiento real y oficial, un instrumento público de prueba, que ponía punto final a lo que se rumoreaba y tenía castigo si salía de los pasillos, de los eventos presidenciales, de los juntes de campaña y ay cómo se les escapó esa foto casual para el Presidente, meditada por la “eterna compañera”, en Oruro, después de los Caporales, en Carnaval del año pasado.

Y al certificado de nacimiento, le siguió lo peor para quienes pensaron que la impunidad seguiría hasta 2025, la palabra del Presidente, segura y firme, saliendo al paso de Ministros balbuceantes defendiendo lo indefendible, saliendo al paso a la misma pose aprendida de víctima para la ostentación del cargo, para la multa de tránsito y para reírse de todos, salvo por el inesperado, intempestivo y valiente acto de transparencia de la palabra honesta y justa de la hermana dando la cara.

Creo que al Presidente le pasó lo del macho latinoamericano y varios aprovecharon. Farsante incluída. Claro que no hay que descartar que Evo hubiera estado enamorado porque eso de que “si te he visto, no me acuerdo”, es porque las atracciones fatales no las inventa el cine sino que la vida real da cuenta de ellas en todos lados.

También falta saber si el poder del que se jacta la niña es tan chino, por el tamaño de la empresa (cuatro veces la economía de Bolivia, creo que dijo) o tan nacional, por el tamaño de los negociadores involucrados y la proporción de sus tentáculos.

Esta vez les falló la explicación pronta, unísona e insostenible de que quien piensa diferente, es fascista o responde a la derecha o a cualquiera de los personajes que aparentan liderar oposiciones. Esta vez se les escapó que por alguna razón muy poderosa, el Presidente que en el pasado había negado la paternidad de su hijo mayor adolescente, salió a dar fe de que el certificado de nacimiento que comprueba la relación de parentesco, exigida por la Contraloría bajo juramento a cualquier funcionario público, correspondía efectivamente a un vástago suyo y que la niña en cuestión de los millones chinos, era su cónyuge.

¡Qué solo está Evo! Debe estar mirándolos uno a uno, dándose tiempo para después del referéndum, porque gane o pierda, debería desenmascarar a los aprovechadores y a los traidores, que no están en Estados Unidos sino llenándole las orejas de embustes y tapándole los ojos con más odio, con tal de que siga conduciendo el Titanic, aunque la punta del iceberg la hubiera clavado una gélida y tétrica historia de amor y desamor, de adentro.