El régimen de Evo Morales acaba de suscribir un acuerdo nuclear con la Rusia de Putin, que abre la posibilidad de aplicaciones en el campo militar.El artículo 10 del Convenio Marco firmado por ambos gobiernos estipula que en la central nuclear boliviana se enriquecerá uranio al 20%, lo que está en el límite de lo establecido por la Organización Internacional de Energía Atómica (OIEA) para el uso destinado a fines pacíficos. De hecho, los especialistas consideran que por encima del 5% de enriquecimiento ya existe un riesgo de utilización bélica.Lejos de lo anunciado por la administración evista, que había hecho hincapié en la medicina nuclear, el rubro salud es apenas el punto 7 del Convenio, mucho más centrado en el desarrollo de infraestructura (centrales) y en la exploración y explotación de uranio.Bolivia posee importantes yacimientos de este material, primero negados por el gobierno de Morales y luego minimizados, pero se confirma con este acuerdo su existencia en cantidades significativas.Dada la alianza entre Rusia e Irán, puesta en evidencia en la guerra civil de Siria, y vista la creciente penetración del régimen teocrático de los ayatolas en Bolivia, surge la pregunta lógica: ¿el programa nuclear boliviano podría servir para encubrir y/o tercerizar fases del proyecto atómico-militar iraní, esquivando controles [email protected]