Se abrieron dos puertas Santas del Jubileo de la Misericordia, una en el pabellón de mujeres y la otra en régimen abierto.
Ref. Fotografia: Las mujeres de Palmasola participaron de la celebración de la Pascua.
La jornada de ayer los más de cinco mil internos del penal de Palmasola recibieron al arzobispo de Santa Cruz, Sergio Gualberti, quien celebró dos eucaristías en conmemoración a la Pascua de resurrección, una en el pabellón de mujeres y la otra en el PC-4. Los privados de libertad recibieron al religioso con mucha alegría, fe y esperanzas.
El mensaje pascual. El monseñor Gualberti recordó la invitación del papa Francisco, que la posibilidad de recibir el perdón y sentirse amados por Dios no sea solo para los que gozan la libertad, sino también para aquellos que están reclusos en las cárceles. Les recordó a los privados y privadas de libertad que si Dios nos perdona nadie puede quitarnos esa alegría en el corazón. «Esta es la alegría que estamos celebrando, la puerta de la vida, del perdón, del amor. Pero si nosotros recibimos la misericordia de Dios, ¿por qué no podemos compartir esa misericordia con los demás?», dijo en su mensaje. «Los exhorto a compartir el perdón, si no logramos sacar de nuestro corazón el rencor no podremos ser felices y perdonar también nosotros y así seremos misericordiosos como el padre», sostuvo.
Se abrió la puerta de la Misericordia. En el PC-2 y en régimen abierto, respectivamente, se abrió la puerta de la Misericordia. Gualberti les recordó que es un privilegio tener dos en Palmasola, ya que en todo Santa Cruz solo existen una en la Catedral, en el Santuario de Cotoca, en el Templo del Divino Niño de Buen Retiro en San Carlos y en la parroquia la Candelaria en Samaipata.
=> Recibir por Whatsapp las noticias destacadas
Agradecidos con la iglesia. Familiares de los reclusos del penal, que pudieron compartir la celebración, agradecieron al monseñor por no olvidarse de las personas que no pueden gozar de la libertad. «Es muy importante que en su desgracia de estar ahí adentro se acerquen a Dios para poder resistir el tiempo que todavía les queda para estar presos, para que puedan encontrar la esperanza y la fuerza en su lucha del día a día», aseveró Lucía Parada, familiar de un recluso, quien tuvo la oportunidad de compartir la eucaristía.
Fuente: eldia.com.bo