Declaraciones o exabruptos de autoridades que no leen

evoreymiLuis Fernando Prado G.En los últimos días hemos leído y escuchado declaraciones del Presidente y de algún Ministro acerca de la Carta Pastoral sobre Narcotráfico y Drogadicción de la Conferencia Episcopal Boliviana. En primera instancia me llama la atención la dureza de las declaraciones del Presidente y luego de un Ministro tristemente célebre por declaraciones que no competen a su Ministerio.Para poder opinar, lo primero que toda persona medianamente inteligente debe hacer es recurrir a la fuente original; busqué en la página oficial del Sistema de Información de la Iglesia Católica Boliviana, la página Iglesia Viva y encontré tres documentos:

  1. La Carta Pastoral (documento completo)
  2. Resumen Ejecutivo
  3. Nota de prensa

Grande fue mi sorpresa al no encontrar en la Carta Pastoral una frase que pudiera hacer referencia al gobierno, que justificara la reacción del Presidente o del Ministro oficioso.La carta comienza aclarando: “Los problemas del narcotráfico y la drogadicción, aunque estén estrechamente relacionados, en cuanto a responsabilidades morales y éticas son realidades que deben diferenciarse”; para luego aclarar que: “V Conferencia Episcopal Latinoamericana y Caribeña, en Aparecida, los obispos asumimos el compromiso de promover una lucha frontal contra el consumo y tráfico de drogas, insistiendo en el valor de la acción preventiva y reeducativa, así como apoyando a los gobiernos y entidades civiles que trabajan en este sentido, urgiendo al Estado en su responsabilidad de combatir el narcotráfico y prevenir el uso de todo tipo de drogas ilícitas”; es decir, es un posición de toda la Iglesia en el continente, una preocupación constante.Posteriormente se hacen referencias históricas y vemos que los obispos se vienen preocupando del tema desde 1982; luego hacen una autocrítica: “tenemos que reconocer que, como Iglesia, no hemos logrado sembrar la alegría de la Buena Noticia, que es un tesoro escondido que llena de sentido la vida de quien lo encuentra. Lamentablemente, nuestro país no es inmune, por el contrario, es cada vez más permeable.” “…Bolivia, además de ser un país productor y de tránsito, es ya un país consumidor de drogas, un problema con múltiples caras y, de distintas maneras, siempre trágicas”.Más adelante los obispos expresan que es un problema de todos: “Debemos rechazar la tentación de pensar que la solución al problema de las drogas está sólo fuera de nosotros: en el Gobierno, en el sistema judicial, en la policía, en los organismos internacionales u organizaciones sociales de base, entre otros. Cada uno de nosotros debemos movilizarnos y asumir la responsabilidad que nos toca…”.Posteriormente los obispos minuciosamente describen los problemas a los que no enfrentamos como sociedad: “El narcotráfico es una realidad cada vez más alarmante en Bolivia. Es falso que ´Bolivia produce y otros consumen´: Bolivia es ya un país consumidor de droga y, a la vez, está siendo utilizada como país de tránsito de droga producida en otras naciones”; y siguen afirmando: “Como es de dominio público, el narcotráfico, en su estrategia de expansión e impunidad, penetra incluso estructuras estatales y fuerzas del orden, comprando conciencias. La corrupción ha minado la credibilidad de autoridades de diversa jerarquía encargadas de la lucha contra el narcotráfico, tanto en el presente como en el pasado… El narcotráfico, en un contexto de deficiente fiscalización y de corrupta administración de la justicia, representa un grave peligro para la convivencia pacífica, la seguridad ciudadana y jurídica, la soberanía del Estado y el desarrollo del país”.También se refieren los obispos a su influencia en la economía del país: “El narcotráfico tiene un elevado impacto en la economía nacional. Esto falsea las condiciones económicas del mercado productivo. Una verdadera lucha contra este mal debe atacarlo también en sus movimientos financieros… El lavado de dinero, el movimiento financiero que ello genera, contribuye a la liquidez monetaria y crecimiento de los sectores de servicios y consumo que afectan y desincentivan lo productivo y a sectores generadores de empleo. Contribuye a un escenario de crecimiento económico, pero anulando el desarrollo”.También hacen una distinción entre coca y cocaína: “No es mala la hoja de coca, lo que es malo es cuando se la transforma en cocaína. El consumo tradicional de la coca desde tiempos ancestrales tiene un valor cultural y medicinal, especialmente en la vida de los pueblos andinos de Bolivia. No obstante, quien se dedica a cultivarla para la producción de la cocaína es parte de la cadena del narcotráfico y tiene una responsabilidad ética y penal ineludible”.Cómo podrán ver, no hay parte que haga referencia al gobierno, pero al escuchar las declaraciones del Presidente por alguna razón intuí que probablemente se referían al Estado, pero en todo el documento los obispos tampoco hacen una alusión explicita; ocurre que en el tercer documento, la nota de prensa en un párrafo que trata de resumir lo que se afirma en la Pastoral al referirse al narcotráfico dice: “un crimen que genera violencia, muerte y desintegración familiar, y desestructura la sociedad, distorsiona la economía y promueve la cultura de la ilegalidad y de la corrupción, inclusive trastocando la institucionalidad del Estado”; lo que me demuestra que el Presidente nunca leyó la Pastoral; convengamos que ese hecho no sorprende a nadie, por último tiene equipos de gente que lo asesoran y debieron haberla leído.Lo que sí realmente me parece grosero es que el Ministro opinador, hombre que se considera culto, ex rector, tampoco la haya leído y emita una opinión sobre una nota de prensa, confundiendo además Estado con Gobierno; la nota de prensa claramente se refiere al Estado (que somos todos); pero el Gobierno es el único que se siente aludido. Lo que me llama la atención es que el Presidente y sus ministros se creen el Estado, al estilo del viejo monarca francés Luis XIV, o realmente no tienen idea de lo que hablan; en cualquiera de los dos casos es francamente una estupidez.