Donald Trump, un desastre como empresario

El candidato republicano a las primarias Donald Trump, en un mitin de campaña en Bethpage (Nueva York). CARLO ALLEGRIREUTERS
El candidato republicano a las primarias Donald Trump, en un mitin de campaña en Bethpage (Nueva York). CARLO ALLEGRIREUTERS

Donald Trump no da una como empresario. Su historial es tan absolutamente deprimente que, si hubiera puesto lo que heredó de su padre en un fondo de inversión que estuviera indexado al Standard and Poor’s -el índice de referencia de las grandes empresas de EEUU, aunque en la prensa sale mucho más a menudo el Dow Jones- podría ser, en el peor de los casos, tan rico como es ahora, y sin haber tenido que suspender pagos cuatro veces. En el mejor de los mundos posibles,sería más del triple de rico.

¿Cómo es posible? Bien, lo primero: nadie sabe cuánto tiene Trump. Él dice que más de 10.000 millones de dólares (8.800 millones de euros), pero ofrece tantas pruebas de ello como el autor de estas líneas para demostrar que se ha pasado la noche con Kate Moss. Es más, en el comunicado de prensa en el que anunció suentrada en la campaña, Trump mentía al calificar que había «ganado» 362 millones (318 millones de euros) de dólares en 2014.

El periodista de la revista ‘Fortune’ Shawn Tully, que es experto en investigar las finanzas del Vaticano -y, por tanto, está habituado a examinar cuentas no muy transparentes- descubrió que donde Trump decía «ganar» quería decir en realidad «facturar». Y, como sabe cualquiera, desde el tendero de la esquina hasta Ana Patricia Botín, «facturar» y «ganar» no son lo mismo. Usando como referencia los datos habituales de las industrias de la construcción y el juego en las que Trump opera, Tully estima que el empresario ganó entre 123 y 180 millones de dólares en 2014 (de 108 a 160 millones de euros). Es una cifra enorme, pero menor de lo que el candidato vendía.



Por esa razón, la revista ‘Forbes’ deja la fortuna de Trump en 4.000 millones de dólares (3.500 millones de euros), y la agencia de información financiera Bloomberg en 2.900 millones de dólares (1.760 millones de euros).

La cuestión, sin embargo, es que Trump no es un hombre hecho a sí mismo. Y, como buen heredero rico, lo mejor que podría haber hecho para ser todavía más rico es esto: nada. Haciendo eso, nada, podría tener mucho más que 2.900, o 4.000, o incluso 10.000 millones. Así lo afirmó el año pasado un artículo del periodista S. V. Dáte en la muy sesuda revista política ‘National Journal’. Para ello, Dáte toma como referencia el año 1974, cuando el padre de Trump, Fred, se retiró de la actividad empresarial después de que el Departamento de Justicia le acusara de no alquilar sus viviendas a negros.

‘Un tipo inteligente’

En aquel momento, su fortuna era de unos 200 millones de dólares, que hoy equivaldrían a 962 millones. Trump padre tenía cinco hijos. Asumiendo que hubiera repartido sus activos de forma equitativa, al joven Donald, que estaba entonces empezando su carrera como promotor, le habrían tocado 40 millones. Invirtiéndolos en un fondo que estuviera indexado al S&P500 -o sea, que sube y baja con el índice-, sin sacar dinero y pagando comisiones e impuesto de plusvalías, tendría a día de hoy 3.383 millones de dólares (2.975 millones de euros).

Pero Trump es «un tipo inteligente», que ha «construido un imperio», como él mismo dijo el 11 de julio y el 7 de agosto, respectivamente. Así que es probable que no hubiera invertido en el fondo en 1974, sino en 1987, después del ‘crash’ de 1986. La revista ‘Forbes’ estima que el empresario tenía un patrimonio de 1.000 millones de dólares (880 millones de euros) ese año. Asumiendo, de nuevo, que no hubiera sacado el dinero, que hubiera pagado impuestos por las plusvalías, y que la comisión de gestión hubiera sido del 0,15% -bastante alta para lo normal en Wall Street, y más con una inversión tan gigantesca- su fortuna, ahora mismo, sería de 6.300 millones de dólares (5.500 millones de euros) o de 13.000 millones de dólares (11.500 millones de euros) dependiendo a quién se quiera hacer caso: a la revista financiera ‘Forbes’ o a la agencia de noticias Associated Press.La campaña de Trump alega que las imprecisiones en el cómputo de sus activos se deben, literalmente, a que la documentación electoral no está hecha para recoger datos de alguien tan rico como el candidato. Lo dicho: Donald (Trump) es un hombre de negocios de éxito. Y Kate (Moss) me va a llamar el sábado.Fuente: www.elmundo.es