A las amenazas del ministro de la presidencia, Juan Ramón Quintana, hay que tomarlas en serio. Puede que el personaje se haya vuelto cuasi cómico tras el incidente de las “hormonas amazónicas”, pero sus antecedentes en materia de advertencias gangsteriles demuestran que el discurso violentista suele ir acompañado por la práctica.El funcionario acaba de emitir una clara amenaza mortal contra el abogado de Gabriela Zapata, Eduardo León, luego de que éste divulgara públicamente los intercambios de chats entre Quintana y la ex novia presidencial que son la comidilla nacional.“El abogado (Eduardo) León se está jugando la vida en este proceso y me temo que termine como una ovejita”, señaló el maquiavélico ministro.“Estas declaraciones de la autoridad las hemos tomado como una amenaza, porque estamos sacando más cosas a la luz, el perseguimiento que estamos sufriendo lo hemos empezado a registrar en los últimos dos días”, dijo por su parte el defensor de Zapata, quien dio detalles sobre el seguimiento de inteligencia del que es objeto.La mención sacrificial a las “ovejitas” nos remite a otra metáfora del ministro: su amenaza dirigida en 2009 al entonces prefecto de Pando, Leopoldo Fernández, del que dijo que acabaría “conviviendo con los gusanos”.Meses después de lanzada la advertencia tuvo lugar la masacre del Porvenir, que de acuerdo a varios testigos del suceso habría sido promovida por el funcionario en cuestión. Trágico evento que fue seguido por el encarcelamiento y via crucis judicial de Fernández…[email protected]