Corrupción, con niño o sin él

ke fourLa existencia o “inexistencia” del hijo de Evo Morales y Gabriela Zapata se convirtió, desde fecha muy temprana tras el “Zapatazo” del 3 de febrero, en un elemento distractivo, que llevaba la atención pública lejos del tema central: el uso indebido de influencias gubernamentales para favorecer a la ex pareja del presidente con millonarios contratos para la empresa china que ella gerentaba.Más allá del enmarañado bosque de dimes y diretes acerca del niño misterioso, lo cierto es que existió un vínculo íntimo comprobadísimo entre el primer mandatario y la ex gerente de Camc, verificado incluso con declaraciones del presidente y vicepresidente del Estado.Vinculación que la evidencia fotográfica se encargó de extender hasta el 2015, como también lo indicaría el contrato de anticrético de un departamento donde aparentemente habrían convivido el caudillo cocalero y su consorte.Súmese a esto el uso por parte de Zapata de espacios del Ministerio de la Presidencia que antaño servían a la “oficina de la primera dama” y desde los cuales parece haberse gestionado la firma de los citados mega-contratos.Está claro que en un país con normalidad democrática e institucional, donde no mediara el control del Ejecutivo sobre los demás poderes del Estado, el asunto habría derivado primero en la caída del ministro implicado y luego en un eventual juicio político contra el mandatario en cuestión…[email protected]