¿Desobedecer el referéndum?

rerereÉdgar Rivero ZabalaLos últimos días voces agoreras de dirigentes de la Central Obrera Boliviana y de los movimientos sociales afines al Movimiento Al Socialismo, tal vez inducidos o buscando congraciarse con los jerarcas del partido gobernante, se han dado a la inusual tarea de manifestar a la opinión pública que buscarán otro mecanismo para que Evo Morales y Álvaro García Linera sean habilitados a las presidenciales de 2019, pues los consideran hombres insustituibles para llevar adelante el proceso de cambio, en vista de que el soberano les negó esa posibilidad en el referéndum de febrero.Esta idea tan descabellada, más que un globo de ensayo, constituye una afrenta y desobediencia a la Constitución, que es la ley suprema del ordenamiento jurídico boliviano y goza de primacía o superioridad frente a otra normativa, conducta que merece repudio y censura por parte de la mayoría ciudadana, ya que en la consulta popular dijo estar disconforme con la forma de gobernar del actual régimen. El referéndum, por ser un acto constitucional, debe cumplirse obligatoriamente, pues causa molestia que dirigentes sin escrúpulos ni moral pretendan desconocerlo.El país vive momentos difíciles de su historia, en la que diversas fuerzas sociales, políticas y sindicales pretenden imponer sus puntos de vista usando medios antidemocráticos como los que buscan dirigentes masistas, que se niegan a acatar un legítimo referéndum, hecho que también se rebela contra un derecho político cuya versión moderna aparece con los pensadores de la Revolución Francesa, inspirados en Rousseau y Condorcet, ampliamente aplicado en EEUU y en nuestra Carta Magna, convertida en la base de la tranquilidad pública y la garantía ciudadana.En la era de la comunicación y el aprendizaje, la enseñanza de preceptos constitucionales es necesaria para la población a través de las entidades educativas, ya que un pueblo que no conoce sus derechos no puede invocarlos. La desobediencia del hombre a la ley divina y a la ley natural ha sido la causa de su autodestrucción y origen de los males que nos aquejan.El Deber – Santa Cruz