La Cumbre Judicial celebrada en Sucre, se puso a tono con el populismo que nos gobierna y lanzó propuestas ideales para avivar el ánimo de las plateas, donde reina la falta de credibilidad frente a los conductores del “proceso de cambio”.
Uno de los planteos que más repercusiones ha tenido es la de instaurar en el país la cadena perpetua, una sanción que significaría un retroceso en lugar de un avance, sin importar el delito al que se aplique, pues frecuentemente se busca agitar a las masas, sensibilizándola con casos de violación a menores. Si en realidad quisieran buscar una solución a este problema, deberían combatir la impunidad que comienza con la corrupción de jueces y fiscales que negocian con la dignidad de los niños abusados.
No queremos pensar lo que pasaría con un sistema judicial mucho más drástico en Bolivia, pero con la misma ineficiencia y corrupción actuales, es decir, con los altísimos niveles de retardación que se expresan en un 80 por ciento de reclusos sin sentencia. Nuestra justicia no necesita más cárcel ni más castigo, requiere menos corrupción, menos manipulación y mejor acceso para las víctimas que siguen pagando caro por la atención de los tribunales.
Fuente: eldia.com.bo