Este fue uno de los hechos más sangrientos de la denominada ‘guerra del gas’. Aquel domingo 25 personas perdieron la vida en la carretera El Alto- La Paz
Efectivos militarizan Senkata para posibilitar el traslado de combustible a La Paz
Uno de los momentos más terribles de la llamada ‘guerra del gas’ se vivió el domingo 12 de octubre de 2003. Unas horas antes, el entonces presidente Gonzalo Sánchez de Lozada y su gabinete ministerial habían firmado el decreto que autorizaba al Ejército a salir a las calles para controlar las movilizaciones. La norma daría rienda suelta a la violencia de las fuerzas de seguridad y terminaría provocando la pérdida de decenas de vidas humanas.
El bloqueo en El Alto, exigiendo la renuncia de ‘Goni’, se había iniciado el 9 de octubre. La ciudad de La Paz era la más afectada, el desabastecimiento de gasolina y diésel en la ciudad sede de Gobierno obligó a las autoridades a diseñar un plan, junto a los militares, para traer combustible desde la planta de Senkata en El Alto.Este plan se ejecutaría con resultados fatales y fue conocido popularmente como el ‘convoy de la muerte’. Militares dispararon armas de fuego para garantizar el paso de 12 cisternas que transportaban combustible.Entre la noche del 11 de octubre y principalmente la mañana y tarde del domingo 12 el Ejército arremetió contra la población alteña (que vivía en la ruta hacia La Paz) como en tiempos de las dictaduras.Este episodio marcaría el estallido de la violencia de grandes proporciones y terminaría por desencadenar los hechos que concluyeron con la renuncia de Sánchez de Lozada cinco días después.En este especial resumimos cómo fue aquel día desde tres perspectivas: una reunión que sostuvieron el presidente Sánchez de Lozada y su vicepresidente, Carlos Mesa (fue la última vez que se vieron cara a cara) la mañana de aquel domingo; también está el relato de una de las madres que perdió a su pequeño hijo en aquella fatídica jornada; finalmente extraemos un documento vecinal que nos aproxima a la forma en la que los vecinos organizaron la defensa de la zona ante la ejecución del operativo militar.
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«Yo no voy a renunciar»
Gonzalo Sánchez de Lozada12 de octubre
El amanecer de la caída
Carlos Mesa almuerza con Gonzalo Sánchez de Lozada. Era el domingo 12 de octubre, uno de los días más violentos de la denominada ‘Guerra del Gas’. El Altoya exigía en las calles la renuncia del presidente. La carretera que conectaba esta ciudad con La Paz y el interior del país estaba completamente bloqueada. Solo unas horas antes se había firmado el decreto que autorizaba a los militares el uso de armamento letal. Era el principio del fin.Este es un fragmento del relato de la conversación entre los mandatarios extraído del libro ‘Presidencia Sitiada’ de Mesa, aquel fatídico 12 de octubre de 2003.Estábamos solos, tranquilos, dispuestos a una esgrima verbal que yo sabía inútil. Todavía no nos habían informado sobre los sangrientos sucesos de la jornada.“Hay tres cosas que no voy a hacer”, me dijo, “Renunciar, llamar a Referéndum y convocar a una Asamblea Constituyente”.Ese 12 de octubre marcaba la tercera semana de conflictos, desde que el ministro de defensa Carlos Sánchez Berzaín había decidido comandar la operación de rescate de un grupo de turistas atrapados en Sorata. El altiplano convulsionado y violento de esos días marcaba otra vez el clima de guerra de la región, con su centro en Achacachi y Warisata, la escuela ayllu concebida por Elizardo Pérez setenta años antes. Esa utopía que tenía que ver con la educación indígena y que el abuelo de Sánchez de Lozada,Daniel Sánchez Bustamante, había tenido entre sus principales preocupaciones de educador en las primeras décadas del siglo XX. Otra ironía.El camino a Sorata, como otros tantos en las proximidades del Lago Sagrado, estaba bloqueado.“Se que no lo harás, te conozco Presidente y no he venido a convencerte, simplemente quiero reflexionar contigo sobre este momento que estamos viviendo, porque con la misma convicción con que me dices lo que me dices, quiero que escuches mis ideas, sobre todo porque creo que es necesario que tengas desde dentro una visión distinta a la tuya (…) Tienes que sorprender al país, es tu única salida, Presidente. No insistas en algo que no podrás conseguir. Arriésgate, convoca a una consulta popular sobre el gas, pero plantéale a los bolivianos que solo lo exportarás si es con soberanía. Puedes hacerlo, porque sabes que la gente incendiará el país antes que permitirte que saques el gas por Chile. Por eso puedes jugar al todo o nada y dejarlos a todos boquiabiertos. Si haces esto podrás suavizar el tema de la Constituyente y decir que estás dispuesto a considerar la posibilidad”.“Los muertos te van a enterrar”, le dije, mientras miraba las volutas de humo de su puro y su actitud reflexiva.
Las cisternas de la muerte
Mientras Sánchez de Lozada y Carlos Mesa conversaban, desde El Alto partía un convoy de 12 cisternas escoltado por vehículos militares. La idea era trasladar combustible a la ciudad de La Paz, que ya estaba empezando a desabastecer. El bloqueo no se había levantado pero la orden era que los camiones pasen a como de lugar, así sea usando la fuerza.Solo aquel día murieron 25 personas en las zonas de Villa Ingenio, Río Seco, Senkata, Santiago II, Alto Lima y Ballivián. Una de las pérdidas más lamentables fue la del niño Alex Mollericona de seis años, cuya muerte se produjo de la manera más cruel y fortuita. Este es el relato que su madre, Eva Mollericona, hace en el libro ‘A Chonchocoro’ de Marta Cabezas.«Luego ya han subido militares al puente, seguramente eran del Cuartel Ingavi porque mis papás han visto que de ahí han bajado militares. Y ahora – a las 6 de la tarde – han gasificado. Yo lo he metido al Alex aquí, a este cuarto le he metido – “¡entrá!” – porque anteriormente han gasificado y le ha hecho arder la nariz y teniendo ese antecedente yo le he metido aquí junto con mis hermanitos, a la casa. Pero ha salido pues afuera, ha sido la curiosidad también ¿no? Ha salido, con su capricho ha salido. “No salgas” – le dije. Pero yo… ¿cómo iba a saber que iban a disparar? Se ha parado ahisito en la terraza. Todos también estábamos ahí, y cuando he visto yo la chispa, la chispa de la bala y el ruido… ha reventado y mi hijo ha caído ya al suelo nomás, instantáneo ha fallecido. No se ha quejado de nada, de nada. Había entrado la bala por la boquita – por aquí – y había salido por la nuca. Todo el cráneo lo tenía reventado.Ya no había nada que hacer, solamente nos pusimos a gritar todos y la gente se ha empezado a llenar en mi casa y no sabíamos qué hacer, ese día ya no había ambulancias, ya no había móviles que circulen, nada, ni prensa nada, nada. Era porque estaba bloqueado ya.
Las protestas en El Alto
En este video se puede apreciar cómo se organizó El Alto durante aquellas jornadas. Lo sucedido en la jornada del 12 de octubre se puede apreciar desde el minuto 01:28.
«La gente corría por las calles, habían gritos, la balacera no cesaba…»
Acta sobre la defensa del gas de la zona de Villa Ingenio12 de octubre de 2003
Defensa vecinal
Los habitantes de la populosa zona alteña Villa Ingenio se habían organizado el sábado 11 por la noche, con una distribución similar a la de las comunidades rurales de la provincia paceña de Omasuyos para impedir la intención del Ejército de trasladar combustible. A las 9 de la mañana de aquel domingo 12, los vecinos una nutrida reunión de vecinos conforman la ‘Comisión de recursos naturales GAS´, que sería la que organizaría el bloqueo al convoy. El documento de constitución de esta pequeña comisión relata paso a paso cómo fueron atacados brutalmente por el Ejército. » El llanto y desesperación se apoderan de las personas que estabanhaciendo reunion, la gente corria por las calles, habían gritos, la balacera no cesaba (… ) El ruido de los disparos continuaban aunque ya un poco lejano,los soldados empezaron a dirigirse hacia el puente de Rio Seco por una de las calles paralelas Gualberto Villaroel y Julian Apaza. Poco después empezaba el drama con muertos y heridos, losvecinos confundidos, atonitos llevamos en (el hospital) PROSALUD, la misma estaba cerrada por la situación que se vivia. Los vecinos en su desesperación ingresan a la fuerza. La mayoría de los vecinos trayendo en frazadas a heridos, moribundos… a uno le faltaba la mitad del cuello, otro tenia el cráneo abierto, otro con el pecho florecido en ese momento de circunstancia no podíamos que hacer. no había acceso para ambulancia ni medicamentos».
Fotocopia del documento vecinal
Los vecinos escribieron en un acta vecinal cómo fue la intervención del Ejército en Villa Ingenio, una de las zonas atacadas.
El saldo del ataque del ‘convoy de la muerte’
25 civiles muertos
Un militar fallecido (supuestamente fue asesinado por un oficial por negarse a disparar)
150 heridos
Se incendian las instalaciones de Electropaz y se saquean gasolineras