Piloto boliviano de LaMía en la mira de investigación que toca a controladora colombiana

%image_alt%Quiroga, exoficial de la Fuerza Aérea Boliviana, estaba casado con una de las hijas del exsenador boliviano opositor Roger Pinto, asilado en Brasil desde 2013. Foto: paraguay.comLa Paz y Medellín, COLOMBIA, 30 nov (ABI).- Miguel Quiroga, que iba a cumplir 37 años, quedó el miércoles en el centro de la mira de las investigaciones que apuntaban a precisar porqué el jet de fabricación británica de la aerolínea LaMía, de Bolivia, se estrelló, con 80 personas a bordo, en su mayoría brasileños, y también qué papel jugó una controladora del aeropuerto de Río Negro, en Colombia, que pese a las súplicas del fallecido piloto boliviano para que le iluminaran la pista y aterrizar de emergencia, lo dejó en el limbo.El relato del tripulante de una aeronave de la compañía Avianca que, como el jet de LaMía, que pilotaba Quiroga, recibió la orden desde la torre de control de esperar (dar vueltas) para aterrizar, parecía arrojar luz sobre la actuación de Quiroga en los últimos minutos del vuelo entre la ciudad boliviana de Santa Cruz y su par colombiana de Medellín, la noche del lunes al martes, que saldó con la muerte de 71 brasileños y bolivianos.El tripulante de Avianca, cuya identidad no fue precisada, reprodujo, con estupor, fragmentos del intercambio, in extremis, de Quiroga, al mando de una nave sin combustible, y una controladora colombiana, cuya identidad tampoco ha sido revelada.Según el tripulante de esa aeronave que coincidió en el espacio con el jet de LaMía, Quiroga solicitó, -mientras su avión daba vueltas sobre el aeropuerto de Rionegro, a 9.000 pies de altura- permiso para aterrizar.»Solicitamos prioridad para proceder a la pista, solicitamos prioridad para proceder al localizador, tenemos problemas de combustible», habría demandado el piloto boliviano, un teniente en pasivo de la Fuerza Aérea de Bolivia que había sentado de copiloto a un superior suyo, también al margen de la institución  militar boliviana, el coronel Fernando Over Quiroz.Pese a que Quiroga aulló por ayuda, la controladora pareció intimarle que no se declarare en emergencia, según el tripulante de Avianca, cuyo relato se ha viralizado en las redes sociales.»Temía problemas de combustible y (usted, Quiroga) ‘no se va a declarar en emergencia'», repuso la controladora. Y, Quiroga, mientras perdía altura, efectivamente no se declaró, por unos segundos cruciales, en emergencia, reprodujo el tripulante narrador.»En ese momento no se declaró en emergencia, y la controladora le dijo, como no sé qué, tenemos un problema en este momento: ‘un avión tiene problemas en este momento, un avión está aterrizando de emergencias'» en el aeropuerto de Río Negro, mantuvo el tripulante que seguía el drama en sintonía desde otro avión en espera a 10.000 ó 7.000 pies de altura, por encima y debajo del jet de LaMía, que transportaba a la delegación del Chapecoense brasileño a Medellín para medirse con el crédito local, Atlético Nacional, en la final de la Copa Sudamericana.»Y procedemos, procedemos, tenemos problemas del combustible», gritó al otro de la línea Quiroga, quien pedía le marcaran la pista para echarse un panzazo, según el tripulante narrador de esta historia de dolor, destino, sinos, tal vez caprichos,  incomprensiones y decisiones cruciales y designios mortales.Y, en medio de ese cuadro de situación, el avión de LaMía comenzó a perder altura, presumiblemente sin combustible, lo que detuvo el sistema eléctrico de la aeronave, señala la versión expost que cobra altura este miércoles sobre las causas del siniestro aéreo de Medellín.Y «empezaron a bajar y se metieron para abajo, y una controladora dijo (a la aeronave en que viajaba el tripulante narrador), ‘Avianca 9256 vire izquierda’, rumbo a no sé qué y nos metió a un rumbo y (…) para abajo incluso vimos las luces del avión (boliviano) cuando pasó bajando», lo más probable, antes de estrellarse en cerro El Gordo, en el nororiente de Medellín, mantuvo el tripulante de Avianca.»Cuando empezó a bajar (el avión de LaMía) se declaró en emergencia;  él (Quiroga) declaró en emergencia, que tenía problemas de combustible, él sí se declaró en emergencia,  «meydey, meydey» (sic) y se metió entre la controladora, le dijo ‘proceda al localizador’ y se fue para allá cuando la controladora dijo, ‘informe el problema que tiene’, (Quiroga) dijo, ‘no ahora, tenemos falla total eléctrica, vectores para proceder a la pista», y la controladora (sostuvo) ‘ahora no lo tengo en contacto radar’, y empezó a ayudar, vectores para proceder a la pista, se oía la voz desesperada (de Quiroga) y al fondo se escuchó al comandante (Quiroga o tal vez Quiroz) que decía ‘tren abajo’, no sé qué y no sé cuántos, y decían ‘ayúdennos, vectores para proceder a la pista’, y los otros (en la torre de control), callados, callados», siguió el tripulante de Avianca.Entre tanto, un AirBus 380, procedente de Panamá, que había perdido combustible y que, declarado en emergencia cobró pista ya, hasta pudo haberse detenido o apeado a un costado de la franja.»Y la controladora le dijo (a Quiroga): ‘usted, al momento, se encuentra al radar al 180 de la pista, con 9.000 pies'» de altura. Eso es, más o menos, el DOR y yo me acuerdo que estaba recostado en la mesa y haciendo fuerza de que «lleguen y lleguen (a la pista los tripulantes bolivianos, y (que en la torre de control) ayuden a los vectores para proceder la pista y ahí se paró la cosa», deploró el tripulante de Avianca.»Y la controladora (radió): ‘responda, responda’  y se le quebró la voz a la controladora, lloraba», segura ya que Quiroga, jugadores, técnicos y dirigentes del Chapecoense, además de periodistas brasileños y 9 tripulantes bolivianos, se habían desgraciado sin remedio.Antes de este revelador relato de los intercambios de Quiroga y la controladora de la torre de control del aeropuerto de Río Negro, el director nacional de Aeronáutica Civil de Colombia, Alfredo Bocanegra, puso en duda la actuación de Quiroga y no consideró, en sus declaraciones a la multimedia Caracol, el trabajo que correspondió a los operadores aeronáuticos de su país.»¡No se comprende cómo si (Quiroga) estaba sin combustible no se declaró en emergencia!», se indignó el jefe de la aviación civil colombiana.»Siempre se indica que si hay simultaneidad se busque un aeropuerto alterno, pero si hubiera declarado la emergencia bajaban inmediatamente los de LaMía», sostuvo sin conocer a ciencia cierta que la controladora de Río Negro impidió a Quiroga declararse en emergencia.Según Bocanegra, el avión de LaMía «debería llevar el combustible suficiente, un 10% más y otro 10% que le permita llegar a aeropuertos alternos… se nota que no lo tenían», sentenció, también sin conocer el revelador relato del tripulante no identificado de Avianca.»Es muy doloroso que no haya declarado la emergencia por problemas personales que tuviera que afrontar después», manifestó Bocanegra en las orillas de barruntar la situación personal de Quiroga en caída libre mientras hablaba con la torre de control.»Las compañías son responsables por las calamidades, tienen que acompañar el rescate. El compromiso de la aerolínea debe estar asegurada y reasegurada, de manera que esperamos que tengan esto todo organizado», agregó el funcionario aeronáutico colombiano que parecía anticipar su juicio sobre la idoneidad y experiencia de Quiroga.Los responsables de LaMía y el gobierno boliviano confirmaron en Santa Cruz y La Paz respectivamente que la aerolínea está debidamente registrada con las pólizas de rigor contratadas.En la boliviana Santa Cruz, base de las operaciones comerciales de LaMía, uno de los ejecutivos de la aerolínea de vuelos chárter, Gustavo Vargas, informó que la aeronave tenía en su itinerario aterrizar en Bogotá, para repostar o hacerlo previamente en la ciudad de Cobija, en el extremo norte de Bolivia, a una hora de avión de Santa Cruz.»Él (el piloto) toma la decisión de no entrar (a Bogota o antes Cobija) porque pensó que le alcanzaba el combustible. Se trata de un piloto de mucha experiencia que hizo su entrenamiento en Suiza», afirmó Vargas citado por el periódico paceño Página Siete.»Tenemos que investigar el porqué tomó la determinación de irse en forma directa a Medellín», remarcó Vargas.Dos de los 9 tripulantes bolivianos sobrevivieron a la tragedia. Se trata de la azafata Ximena Suárez y el técnico Edwin Tumiri.Las cajas negras del avión siniestrado fueron recuperadas intactas y serán sometidas lo mismo a una pesquisa.