Poder Ejecutivo: no es cuestión de fusibles

Evo Morales acaba de reconocer que habrá crisis de gabinete y tendrá que cambiar a buena parte de sus ministros. Esto ante el marcado desgaste sufrido por su gobierno en el 2016, donde se sucedieron la derrota oficialista en el referéndum del 21F, los escándalos de hiper-corrupción del Fondioc y el caso Zapata, la rebelión de los cooperativistas mineros, la disidencia de la COB a partir de la quiebra en la textilera estatal, el desmarque de los cocaleros de Los Yungas, el desabastecimiento de agua potable y la catástrofe aeronáutica.Todo un rosario de cuentas negras para un año terrible, que podría marcar el principio del fin del régimen populista.En ese marco, es previsible que haya renovación de caras en las carteras de Agua, Minería, Trabajo y Obras Públicas. Pero el trasfondo de esta crisis no se soluciona cambiando fusibles, porque la raíz del problema está ligada a un modelo de gestión indisolublemente vinculado al estilo caudillista y anti-institucionalista del primer mandatario.Mientras Morales persista en “meterle nomás” como consigna central de gobierno, todas las ramas del Ejecutivo seguirán siendo actores de la anomia y la destrucción del andamiaje republicano…[email protected]