La resistencia de las piezas unida a la delicadeza de las plantas de nuestros pies forma una combinación letal.
Nadie sabe lo que autentico dolor hasta que ha pisado una pieza de LEGO descalzo… ? pic.twitter.com/vovW58PTE2
— K-mi-Z (@retrokmiz) 20 de octubre de 2016
Piense en su peso, multiplíquelo por dos, y se hará una idea de la fuerza que ejerce su pie desnudo contra la pieza de Lego. Ahora, esa presión podría atenuarse si el material cediera. Pero parte del éxito de estos bloques de construcción radica en que son duros. Condenadamente duros. ¿Cuánto? Pueden aguantar hasta 432 kilos, reveló un experimento de la BBC. Para que uno de ellos fuera aplastado por el peso de la construcción deberíamos erigir una torre de 3,5 kilómetros de altura. «Más alta que la montaña más alta de España» – ejemplificaban los británicos con el Mulhacén – y no el Teide – en mente.En el diseño de la pieza de Lego de 2×2 radica su fuerza; también su letalidad. La rectitud de sus esquinas, indispensable para que encajen en las construcciones, es el punzante remate a los cuatro dientes que se clavan contra nuestros nódulos nerviosos con la eficacia con la que se adhieren a las otras piezas. Su pequeño tamaño asegura además que la presión punzante se ejerza totalmente contra uno de los focos de dolor más vulnerables de nuestro cuerpo. «Si lo pisas en suelo de baldosas en lugar de moqueta – concluyen en Today I Found Out – que Dios se apiade de tu alma».
Todavía queda algo por dirimir: ¿Por qué las piezas de Lego son un peligro tan ubicuo, hasta el punto de convertirse en latiguillo, y no cualquier otro juguete u objeto doméstico de similares características? La culpa resulta ser nuestra: grandes o pequeños, Lego nos vuelve locos. Según la compañía danesa, cada habitante del planeta tocamos a 83 bloques por cabeza. No es de extrañar por lo tanto que alguno acabe extraviándose y cruzándose en nuestro incauto camino.Lego no es ajena a la facilidad con la que sus juguetes pueden transformarse de juguete que alienta la fantasía y la creatividad a un campo de minas y lo ha aprovechado como campaña. La pasada primavera repartió 1.500 zapatillas especialmente acolchadas para proteger nuestros pies.Fuente: El Español