‘The good fight’, la primera serie de la era Trump

El spin off de ‘The good wife’ se estrena en nuestras pantallas continuando con el espíritu de la serie de la que proviene, pero salvando sus peligros.

The good fight

Donald Trump jura el cargo de presidente de los Estados Unidos. Ya hemos asumido que no se trata de un libro de Phillip Roth, sino de la vida real. Pero ahora lo refleja la ficción a través de los ojos de Diane Lockhart (Christine Baranski) en The good fight, el spin off de The good wife que acaba de llegar a nuestras pantallas gracias a Movistar.

Pocas ficciones en curso han sabido abordar la realidad política norteamericana actual. Casi todos los creadores apostaron por la victoria de Hillary. Los guionistas de Homeland asumieron la victoria de Clinton a la hora de desarrollar las líneas de esta su sexta temporada.También sabemos lo que le ocurrió a los creadores de South Park que tuvieron que cambiar un capítulo en menos de 24 horas para ajustarse a la realidad. No les culpamos. Que tire Michael Moore la primera piedra sobre aquellos que predijeron la victoria del candidato republicano.



Algo parecido les sucedió a Michelle y Robert King, creadores de The good fight, que tuvieron que reescribir algunos de sus guiones tras conocerse el resultado electoral, cuya consecuencia protagoniza el prólogo que vemos en el primer episodio de la serie: Diane Lockhart mirando a cámara atónita mientras de fondo escuchamos la jura de Trump, algo que (disculpa ante los alérgicos al spoiler) pudimos ver durante la visita de Christine Baranski al Late Show de Stephen Colbert la semana pasada.

Así, The good fight sigue los pasos de The good wife, una de las series recientes que más se pudo jactar de estar pegada a la actualidad e incluso de ir, a veces, por delante de ella.

Empezamos sin borrón, pero con cuenta nueva. Aquí tenemos tres protagonistas femeninas: Diane Lockhart (Christine Baranski), Luca Quinn (Cush Jumbo), a las cuales ya conocemos de The good wife y una nueva incorporación, Maia Rindell, interpretada por la actriz Rose Leslie, de la que ya nos encariñamos cuando aspiraba a pasar de doncella a secretaria en Downton Abbey y cuando le repetía a Jon Nieve en Juego de tronos eso de que no sabía nada. Una serie protagonizada por una mujer mayor de 60, una mujer negra y una mujer lesbiana. Un lujo de representación que se han podido permitir seguramente gracias a que la serie se emite en CBS All Access, la plataforma de streaming de la cadena homónima. Igual que decir “fuck”, anécdota que le contaba divertida Christine Baranski a Stephen Colbert.Es continuista The good fight no solo en cuanto a la temática, el tono, la estructura y dos de sus protagonistas, también rescatando a parte de esa plétora de personajes episódicos que tanto nos hicieron disfrutar en la serie de los Florrick. Ya en los dos primeros episodios hemos podido ver a Marissa, (Sarah Steele), la hija de Eli Gold, y al juez Charles Abernathy (Denis Lehare), así como los miembros de ese bufete que un día conocimos como Lockhart and Gardner y que ahorra arrastra más nombres que un miembro de la realeza, y que ahora cederá protagonismo con respecto al bufete que lidera Robert Boseman (Delroy Lindo), un equipo de profesionales en el que los afroamericanos son amplia mayoría. También esperamos ansiosos la ya confirmada aparición de Elsbeth Tascioni (Carrie Preston).

A pesar de su fidelidad a la serie de la que se ha descolgado, The good fight ya conoce los charcos en los que se metió la serie de Alicia Florrick y los salta. No desvelamos nada nuevo si recordamos que uno de los principales problemas que tuvo a largo plazo la serie de Julianna Margulies fue consecuencia de la marcha de Josh Charles, el actor que interpretaba a Will Gardner, y de la necesidad que se autoimpusieron sus creadores de generarle, por ello, otras tensiones sexuales a Alicia Florrick. Es tentador crear una tensión sexual entre los protagonistas de una serie, pero hay que ser conscientes de que sobre todo a largo plazo y en el caso de un procedimental (esto es, una serie hecha para durar eternamente) se está jugando con fuego.En The good wife se quemaron. En The good fight han aprendido. Veremos qué le depara a Diane con Kurt McVeigh, a Luca con su futuro interés romántico (Justin Bartha), y a Maia con su novia (Heléne Yorke), pero la estructura de la serie no se tambaleará si esas relaciones desaparecen.De hecho, la relación más importante de la serie, no tanto en su narrativa como en su declaración de intenciones es la de Diane Lockhart con Hillary Clinton. Si la serie empieza con Diane estupefacta ante la jura de Trump, en su segundo capítulo Diane deja claro que sus convicciones políticas siguen intactas. Imposible reprimir las ganas, tras volver a las andanzas de Diane, de hacer nuestro el eslogan de la campaña de Clinton: I’m with her.Fuente: revistavanityfair.es