Creó Uber y ahora está a punto de hundirlo: así es Travis Kalanick

Millonario, bocazas e investigado por acoso sexual. El fundador de Uber hace que se tambalee su imperio.

Travis Kalanick, creador de Uber.

Uber, la empresa que cambió el mundo del transporte urbano privado, lleva un 2017 para olvidar. Primero llegó la campaña en redes sociales #DeleteUber. Después se puso el grito en el cielo porque Travis Kalanick, su CEO, estaba en el consejo de asesores de Trump. Luego, las acusaciones de acoso sexual de una antigua ingeniera que aseguraba que la empresa se puso del lado de su agresor. Tras esto, las críticas de sus primeros inversores. Y, finalmente, una denuncia por robar parte de tecnología. Tanta es la presión que el líder que hizo de Uber un imperio ha anunciado que está buscando a un director de operaciones para que le ayude. Algo que parecía imposible hace unos meses y que muchos piensan que no es suficiente y debe dejar su puesto.

Kalanick nació en 1976 y creció en Northridge, un suburbio próximo de Los Ángeles. Estudió ingeniería informática en la UCLA, dejando a medias la carrera para trabajar en Scour, un motor de búsqueda P2P, junto a dos compañeros de clase. La empresa acabó demandada por varias compañías y en bancarrota. Tras un par de trabajos más, donde se enfrentó a los jefes y fundadores, se juntó en en 2009 con Garrett Camp para fundar UberCab, convirtiéndose en su primer ejecutivo en diciembre de 2010.

En un perfil sobre él publicado por Bussines Insider cuando los problemas de la empresa se acumulaban, Biz Carson afirmaba categórica que Uber no existiría sin él. Puede que no fuese el inventor del concepto ni tan siquiera su primer CEO, pero fue Kalanick quien cogió el guante y convirtió la pequeña start up en el monstruo que es hoy, presente en 300 ciudades, con recaudaciones de 5.900 millones de dólares y valorada en 41.000 millones de dólares. Esto ha convertido a los fundadores, desde 2016, en ilustres miembros de la lista Forbes de personas más ricas del planeta. Kalanick, de hecho, en el multimillonario número 188.Pero ha sido el caso del acoso sexual el que más daño ha hecho a la imagen de Uber. Susan Fowler, una ingeniera, publicó en su blog un post titulado Reflecting on one very, very strange year at Uber. Básicamente, contaba que nada más empezar a trabajar en la empresa su jefe comenzó a querer acostarse con ella. Con pantallazos de los chats acudió al departamento de Recursos Humanos, que le dijo que su acosador era un alto ejecutivo y que mejor dejarlo estar. También que tuviera cuidado con ir denunciado así como así. Otras compañeras le relataron que habían pasado por situaciones similares.Es innegable que ya antes, Uber no tenía muy buena fama antes debido a diversos incidentes, todos bajo la guardia de Kalanick. Prácticamente allí donde se ha lanzado el servicio ha habido conflictos con los taxistas tradicionales, que se quejan de competencia desleal. Kalanick dijo, durante uno de estos enfrentamientos, que vivían una campaña política en la que el candidato era Uber y el oponente “un cabrón llamado Taxi”. Si se quiere ahondar en el tema, hay recopilaciones sobre sus salidas de tono. 

Comparecencia de Travis Kalanick

Uber también ha tenido problemas con las propias ciudades, que en varios casos han regulado contra la empresa. Hace poco se hizo viral un vídeo donde insultaba a un chófer de Uber tras discutir sobre el modelo de negocio de la empresa. Antes había mandado un mensaje a los conductores anunciándoles que en cuanto el coche autónomo estuviese operativo, dejarían de ser necesarios. “Su agresividad, dedicación y falta de previsión construyeron Uber, pero estas mismas características amenazan ahora la empresa”, escribe Carson. 

Lance Ulanoff, un prestigioso comentarista del complicado mundo tecnológico de Silicon Valley, publicó en artículo en Mashable con el elocuente titular de “Uber tiene que mostrarle la puerta a Travis Kalanick”. En su argumentación, Ulanoff asegura que, aunque la campaña #DeleteUber tenga poco impacto –hay reportadas 200.000 bajas en una base de usuarios de 40 millones–, existen razones de sobra para que dé un paso atrás.

“Kalanick siempre me ha parecido alguien a quien no le importa nada. Es listo, directo y piensa diferente. Pero las acusaciones de acoso sexual muestran una organización que valora los trabajadores de alto nivel, por encima de todo, hasta de la decencia básica. Es difícil no ver la culpa de Kalanick en esta actitud”, argumenta Ulanoff. Lyft, el competidor directo, está acelerando su base de usuarios promoviendo su imagen de empresa socialmente responsable.

Durante uno de sus enfrentamientos, Kalanick dijo que vivían una campaña política en la que el candidato era Uber y el oponente “un cabrón llamado Taxi”

Entre los posibles sustitutos, Ulanoff apunta a que una mujer ayudaría a mitigar esta mala imagen. Ursula Burns, una ejecutiva de 58 años que dirigió Xerox, o Susan Wojcicki, hoy en Youtube, son sus opciones, que también sugiere despedir a todo el equipo de Recursos Humanos y a los jefes involucrados en el acoso. Otras fuentes apuntan a Joe Tucci, un ejecutivo con décadas de experiencia trabajando con ingenieros, como la persona que puede domar a Kalanick como su nuevo director de operaciones.

En caso de que finalmente le acaben echando, Kalanick no estaría solo en el club de fundadores y CEOs apartados en el camino. Mike Lazaridis, el fundador de RIM, la empresa que creó Blackberry. David Neeleman, de Jet Blue. Aubrey McClendon, que estuvo casi tres décadas al frente Chesapeake Energy. Pero el caso más paradigmático es el de Steve Jobs, al que la junta directiva de Apple largó en 1983. El gran gurú dijo que esa etapa fuera de Apple, cuando creó el ordenador Next y esa revolución en la animación llamada Pixar, fue fundamental en su crecimiento personal y profesional antes de volver a Apple por la pueta grande. Quien sabe. Quizá le ocurra lo mismo a Kalanick.

Fuente: revistavanityfair.es