Volver a pensar: rebeldía y propuestas

Iván Arias DuránLa historia de las transformaciones económicas, sociales y políticas demuestra que éstas se dan previa acumulación de fuerzas motrices que, iniciándose en las ideas permean a la sociedad. Los motores de estos procesos se dan cuando los gestores del cambio o recambio son capaces de analizar la sociedad creativamente, entender sus pulsiones y formular las alternativas de esperanza y renovación. Esta capacidad se desarrolla, normalmente, en espacios reducidos de pensamiento, reflexión y acción. Los tanques de pensamiento creativo son centrales para que los cambios o recambios se diseñen y enamoren a las fuerzas sociales y les muestren un norte alternativo.En la historia boliviana reciente (1970-2005), los espacios de pensamiento, reflexión y acción fueron las ONGS que a lo largo de su historia contribuyeron al pensamiento crítico y contestatario desde la sociedad civil. Entre 1970 y 1980 esos espacios de pensamiento jugaron un rol importantísimo en la recuperación de la democracia y su consolidación. La historia nacional demuestra que estos espacios de “masa crítica” de reflexión y acción fueron vitales para los procesos sociales de los últimos treinta y tres años de democracia ininterrumpida. El 21060 no hubiese sido posible sin los espacios reflexivos impulsados por la fundación ILDIS, en el que mensualmente (1983-1985), destacados profesionales se reunían para analizar los efectos de la hiperinflación y diseñaban las posibles salidas alternativas. En el periodo denominado neoliberal, esos espacios de pensamiento, elaboraron análisis y propuestas alternativas que serían, en un primer momento, insumos para las reformas del primer gobierno de Gonzalo Sánchez de Lozada y, en un segundo momento, serian la base fundamental de las propuestas que encumbraría al MAS en el poder.El actual proceso de cambio que arrancó el año 2006, no hubiese sido posible sin que, durante años previos, una masa crítica de pensamiento, impulsado por ONGs, grupos ciudadanos y académicos, proponga esquemas de análisis y salidas novedosas. El MAS hizo de los intelectuales, albergados en las ONGs, sus “tanques de pensamiento”. En los primeros años del actual gobierno, esos “tanques de pensamiento”, en general, demostraron y albergaron un gran entusiasmo por la asunción del nuevo gobierno. Era como la profecía cumplida: los indígenas, los pobres entre los más pobres, habían llegado al poder con votos y con legitimidad arrolladora. Sin embargo, el año 2010 marcará un antes y un después en las relaciones entre gobierno y “los tanques de pensamiento”. Será la defensa y marcha por el TIPNIS que desnudará al régimen y que pondrá a esos “tanques” en cuestión obligándolos a cuestionarse su papel ante el gobierno.Y es en este quiebre, aunque ya lo vino haciendo desde el 2006, que con ferocidad aplican los preceptos definidos en el documento “Emancipación y contra hegemonía en Bolivia: estrategias para destruir la dominación k’hara” (anónimo, 2006): “Este proceso de derrumbe de lo que hasta hoy se conoció como la sociedad k’hara tiene un objetivo de poder muy concreto: quitar el alma a la sociedad mestiza y blanca. Ser humillados, infravalorados, maltratados económicamente, quitarles sus referentes sociales y culturales, constituyen las piezas del engranaje del poder para quitarle el sentido de vida a la clase media, su sentido de existencia, haciéndolos manipulables y sin identidad”.La arremetida contra los espacios de pensamiento alternativos (ONGs, Fundaciones y medios de comunicación) fue y son feroces. El gobierno sabe que en estos espacios se generan las propuestas alternativas, las ideas que concientizan a la sociedad, que la revolucionan. Ellos salieron de ahí y saben que, ya en el poder no se debe permitir que estos que estos tanques de pensamiento se desarrollen y avancen. Hay que imponer una sola ideología, la oficial. Solo así se entiende la sañuda persecución a periodistas y fundaciones que se atreven a pensar diferente que el gobierno.A los medios de comunicación y ONGs que den espacio a esos “tanques de pensamiento” el gobierno los asfixia económica y judicialmente porque lo que busca es “crear un concepto unipolar del poder, disuadiendo a todo germen interno de disidencia, disenso y resistencia a no enfrentar la fuerza de la política indígena (…) eI derecho a la palabra por tanto deberá ser expropiado a los detentadores del poder oligárquico y sus instrumentos: los periodistas. En esa medida, la /libertad de expresión es nociva, porque no garantiza el eco de las palabras del Presidente, porque puede ser germen de disenso y apoyo de formas alternativas de poder al modelo indígena” (ídem)Así como a los empresarios, el gobierno les dijo, hagan plata pero no hagan política; a los “tanques de pensamiento” les dice: piensen para mí o serán combatidos, “humillados, perseguidos, vilipendiados para mostrar la fuerza del nuevo poder” (ídem). En este marco de represión ideológica, que un grupo de intelectuales se anime a escribir, publicar, dar la cara y su voz sobre temas que atingen al país, es un hecho de rebeldía que enaltece a las personas que, cansadas de tanta estupidez, cinismo y tiranía púbica, se atreven a enfrentar a las verdades oficiales con crítica y alternativas. En eso radica el valor del libro “Volver a Pensar. Diez voces en clave de Futuro” (editorial 3.600; 2017). Los autores abordan con pensamiento crítico y propositivo lo que es la agenda presente y futura de nuestro país. Una patria que, por desgracia de todos, se sigue moviendo en un círculo vicioso de esperanza, bonanza, despilfarro, desilusión, esperanza.