Marcelo Ostria Trigo América Latina esta alborotada. Hay resistencia activa al autoritarismo populista. Pero también hay ceguera. Por ejemplo, los parlamentarios del gobernante Frente Amplio en Uruguay, se niegan a condenar al gobierno de Nicolás Maduro que, ante las protestas por la crisis que sufre el país, reprime y mata, En la Argentina, también el kirchnerismo “se resiste a repudiar la embestida del régimen de Nicolás Maduro contra las instituciones y la oposición en Venezuela”. (Clarín 25.05.2017). Pero, como prueba de que no se puede ocultar el sol con un dedo, una nota, con el título “En carne propia. Un viaje a las ruinas de Venezuela”, publicada el 27.05.2017 por El País de Montevideo, trata sobre la experiencia de un periodista de ese diario que viajó a Venezuela a cubrir un partido de fútbol, y “esto fue lo que se encontró: gente que no tiene dinero para comer. Jóvenes que quieren juntar dólar por dólar para irse del país. Niños que preguntan constantemente a sus padres qué es lo que pasa. Alimentos que escasean al igual que la libertad, un presente desastroso y un futuro incierto pintan el panorama actual de Venezuela”. Cuenta, además, que cuando los integrantes del club uruguayo llegaron a Maracaibo —la segunda ciudad más poblada de Venezuela—, se les advirtió: “Aquí dentro (del hotel) no les va a pasar absolutamente nada. Estamos nosotros, están los militares. No se preocupen. Eso sí, no salgan a la calle, y menos solos». «Afuera está todo mal. La gente está desesperada por dinero y por comida y es capaz de hacer cualquier cosa para conseguirlo». El periodista también relata que seis hinchas del club de fútbol uruguayo “pasaron por Caracas y que allí vieron la cruda realidad: ‘No estuvo bueno ir ahí. La Policía te para, te pide plata, si no te saca el pasaporte y ya no te podés mover para ningún lado. Las calles están imposibles”. “Así está hoy Venezuela, un país que tiene una gran variedad de riquezas para sobrellevar el día a día, pero que está inmerso en una crisis política, social y económica que se respira en el aire”. Lo que está claro para todos es que Venezuela, pese a los sacrificios y a las penurias de sus ciudadanos, va a cambiar. El punto de inflexión ya ha llegado; ya no se teme la represión brutal con muertos, heridos y apresados por la policía y la guardia nacional bolivarianas. Es que ahora, como siempre, resulta válida la sentencia: “Con las bayonetas se pueden hacer muchas cosas, excepto sentarse sobre ellas”. (Talleyrand). Los populistas deberían tomarlo en cuenta.