José Orlando Peralta B. /Politólogo /IIES-JOMEn uno de los primeros capítulos de la serie “Genius” sobre la vida de Albert Einstein, producida por NatGeo, se muestra la actitud burocrática contra la genialidad del personaje: mientras este plantea innovaciones en la oficina de patentes, aquel haciendo gala del statu quo, le reprocha que solo cumpla con su trabajo. Es la típica escena que ilustra la miseria del burócrata ante la imaginación del genio. Una forma de reproducir la ineficiencia.No obstante, y siguiendo en el contexto alemán de principios del siglo XX, el sociólogo Max Weber plantea que la administración burocrática significa dominación en virtud del conocimiento y que este genera una potente posición de poder, pues la experiencia en el servicio hace posible ello. Además, que uno de los beneficios de esta condición es alcanzar el máximo grado de eficiencia en sus actuaciones.En el artículo “La nueva burocracia plurinacional en Bolivia” de Ximena Soruco, basado en una investigación de tres estudios de caso, publicado por la revista Nueva Sociedad en el año 2015, se muestra un dato interesante sobre el crecimiento de la burocracia en Bolivia: “En 2001, el número total de funcionarios públicos era de 38.258, mientras que en 2013 ascendía a 297.039, lo que representa una tasa de crecimiento promedio anual de 56% (676% durante todo el ciclo).” Plantea la cuestión si ello genera déficit fiscal, o si es un indicador de mayor presencia estatal en cuanto a servicios y extensión territorial.Un reportaje del diario El Deber titulado “Duplicar trámites traba la apertura de empresas”, puede ser una suerte de complemento a la antedicha investigación. Se puede leer de forma textual la queja de un ciudadano afectado por la actitud burocrática: “La burocracia es un negocio”. Uno de los datos que más me llamo la atención es el que toma del informe elaborado por Banco Mundial: para abrir un negocio Bolivia se ubica en el puesto 177 ante el desafío de cumplir con 14 procedimientos y 45 días de peregrinaje. Es por demás de evidente que la lógica weberiana en estos procesos no tiene lógica.La burocracia en Bolivia ha crecido, y como sugiere el reportaje es “lenta”. No obstante, no debe concebirse como algo nefasto, pues el surgimiento de la administración burocrática es el germen del Estado occidental moderno (Weber). El problema es la actitud que el burócrata asume en su rutina, y que el ciudadano sufre de la falta de un mecanismo de control efectivo sobre el funcionamiento de la burocracia. (Przeworski). Pareciera que buscarle trabas a los procesos genera una suerte de gozo, no importándole si de ese trámite depende el beneficio de muchos; además de resistirse a los cambios (recordemos la escena de Einstein en la oficina de patentes) para que su conocimiento, fruto de su experiencia, le siga otorgando poder en su pequeño espacio.En Bolivia, la actitud del burócrata se rige por una máxima: no escuchar razones, obedecer mandatos. ¿ Es posible hacerla cambiar?.José Orlando Peralta B. /Politólogo /IIES-JOM