Cómo aprender un idioma 10 veces más rápido

Nuestro cerebro posee habilidades asombrosas y es capaz de alcanzar logros sorprendentes. Por alguna extraña razón, cuando intentamos aprender un nuevo idioma tras haber cumplido los 3 años nos resulta mucho más complicado y conlleva una gran cantidad de tiempo. 

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Si alguna vez has intentado aprender un nuevo idioma, y lo piensas concienzudamente, te darás cuenta de que aunque hayas pasado cinco años aprendiendo un idioma, la suma de las horas reales alcanza tan solo unos 15 días.Siguiendo los siguientes métodos y con suficiente devoción, verás que aprender un idioma puede ser tan fácil como respirar.Focaliza la atención y practica de forma deliberadaEs importante crear nuestras propias estrategias de aprendizaje. Esto requiere estar muy concentrados en lo que hacemos. Una vez estén construidas solo queda aplicarlas hasta que queden totalmente interiorizadas.Convierte el aprendizaje en algo entretenidoExisten muchos métodos amenos para aprender. El tándem consiste en encontrar a una persona que quiera aprender tu idioma y de la cual tú quieras aprender el suyo, a partir de ahí podéis quedar en cualquier sitio e intercambiar conocimientos. Facebook es una buena herramienta para encontrar compañeros.Piensa en los errores como algo positivoCuando se aprende un idioma se cometen muchos errores, pero a quién le importa. En vez de fustigarte deberías felicitarte a ti mismo porque tienes una nueva oportunidad para intentarlo.Utiliza la repetición espaciada para agilizar el aprendizajeLa repetición espaciada se refiere a las nuevas aplicaciones móviles que nos ayudan a aprender día a día. Estas aplicaciones llevan una cuenta diaria de nuestro aprendizaje. La información es almacenada y comparada, y cada día somos conscientes de cuanto estamos aprendiendo.Las mejores aplicaciones para aprender un idioma a día de hoy sonDuolingo y Babble.Con la combinación de estas prácticas podrás aprender a la velocidad de luz, siempre y cuando pongas todo el empeño posible en ello.Fuente: Susana Hidalgo / Forbes