Saltó a la fama con su primera obra ubicada en la avenida Juan Pablo II de El Alto. Sus inmuebles rescatan la iconografía tiwanacota y el colorido de los textiles andinos. Ahora prepara su participación en una bienal de París.Gonzalo Díaz Díaz de Oropeza«En El Alto vivimos en una ciudad frígida, polvorienta, todo es color ocre, no tenemos mucha vegetación. Entonces yo pensé: ¿por qué no puedo dar a mi ciudad un poco de color?». De esa forma concibió Freddy Mamani Silvestre uno de los pilares de la arquitectura andina, corriente que creó hace más de 10 años. «Yo he tratado de rescatar dos elementos esenciales como son las iconografías andinas de Tiwanaku y los textiles que llevan nuestras madres.Este boliviano ha mostrado sus obras en países de Latinoamérica, Europa, además de Estados Unidos. Justamente, conversamos con él días de que partiera a París, Francia. «Me están dando un espacio de 200 metros cuadrados. Debo hacer los diseños que yo hago en El Alto. Ese mismo estilo lo voy a ejecutar allá. Se va a inaugurar en marzo de 2018. Va a ser una exposición de la arquitectura de Freddy Mamani en París», contó.Este creador trabaja en el rubro de la construcción desde muy joven. «Siempre soñaba con ser profesional. Y una vez que lo logré, no me quedé conforme con lo que había aprendido», señaló.En 2002, poco después de titularse en la Facultad de Tecnología de la Universidad Mayor de San Andrés (UMSA), empezó a erigir su primera obra.Con la idea de que la construcción debía tener el colorido de los textiles andinos y la iconografía de Tiwanaku, Mamani hizo una propuesta a una persona que tenía un terreno en la avenida Juan Pablo II.Aquel propietario le dio carta blanca para construir como él quisiera, pero con una salvedad adicional: el inmueble también debía generar dinero. Así, el constructor sugirió hacer tiendas en la planta baja y salones de eventos en el primer y segundo pisos. Además planteó construir departamentos en las plantas superiores así como un chalet encima de toda la estructura.CholetsNormalmente los dueños de las construcciones viven en esos chalets, que ahora son más conocidos como cholets. «Una gran mayoría de El Alto son migrantes del campo. Ellos están acostumbrados a vivir en armonía con la naturaleza. Cuando uno vive en el campo y sale de su casa o habitación ve todo el panorama; y cuando uno vive en un cholet es lo mismo, salen a su terraza y ven las cordilleras y el paisaje», indicó.Junto a los cholets, Mamani ha construido invernaderos y más. «A mí me han pedido tener una piscina encima, un ascensor. Un 70% de estas obras tiene ascensor», aseguró al recordar que su construcción más alta tiene 12 pisos. Como los inmuebles tienen un objetivo comercial, los dueños le solicitaron, incluso, canchas de wally o de fútbol de salón con césped sintético.Las construcciones de Mamani también suelen tener adornos de color metálico. «A los propietarios generalmente les gustan las joyas. A las mujeres de pollera les gustan los aretes, los anillos y tratan de mostrar su casa como una joya, aclaró. «Les gusta enseñar lo que han conseguido con su trabajo y esfuerzo. Estos propietarios no tienen horarios de descanso, ellos trabajan desde la madrugada hasta altas horas de la noche. No conocen un feriado.Salto a la famaLa construcción del primer inmueble concluyó en 2005. El dueño quedó satisfecho, pero el impacto fue mayor. Aquella primera obra salió en dos páginas de un periódico de circulación nacional. «Fue un domingo, nos sorprendimos, para nosotros fue un gran premio», recordó el creador. A partir de entonces, en el lugar se veía a bolivianos y extranjeros que iban para a tomarse fotografías.A medida que recibía más encargos, tuvo la idea de publicar un libro con fotografías de las construcciones. Mamani estaba consciente de que con sus obras había empezado algo nuevo.Un fotógrafo de la zona 16 de Julio hacía el registro visual de los inmuebles y, además, diseñaba las invitaciones para las inauguraciones. Por una casualidad, la arquitecta italiana Elisabetta Andreoli vio una de esas invitaciones y quiso conocer al artífice.De acuerdo a Mamani, cuando se conocieron ella le propuso: «Quiero que me des permiso para hacer unas fotografías y meterlas en un proyecto que pienso hacer. De esa manera, en 2013 se publicó el libro: La arquitectura andina de Freddy Mamani Silvestre, que incluye imágenes de las 51 construcciones que había levantado hasta entonces. También participaron la artista Ligia Dandrea y el fotógrafo Alfredo Zeballos.Las Vegas Con la publicación, la obra del boliviano trascendió las fronteras del país. Su primer viaje para mostrar su trabajo fue a Las Vegas, Estados Unidos. Fue invitado por el empresario y diseñador de interiores Christopher Gay. «Fue una charla amena. Él también quería diseñar en ese estilo. Ésa fue mi primera invitación para hablar de lo que yo realizo», recordó.»Para mí ha sido algo inexplicable. Ir de El Alto a Las Vegas ha sido algo impresionante, algo único. Las Vegas tiene una colección de arquitectura mundial, donde tú puedes ver diferentes estilos. Yo ni conocía esos estilos, sentí que yo estaba haciendo casi lo mismo, las iluminaciones, los casinos».Desde entonces, ha viajado a distintos países. «Ahora se me están abriendo las puertas para viajar a Europa y Asia. Estamos en eso, son bienales, presentaciones de arquitectura mundial, estamos con esos proyectos», aseguró. «Me siento muy satisfecho de representar a Bolivia. Quizás a muchos no les gusta, pero tampoco quiero llegar al gusto de todos. Trato de llevar el nombre de Bolivia en alto cuando voy al exterior», concluyó.Fuente: paginasiete.bo