El pacto fiscal de facto

Humberto Vacaflor Ganam

Las autonomías están todavía verdes, en espera de que el gobierno central acepte compartir con las regiones los recursos que, por ahora, sigue manejando de manera exclusiva y egoísta.

Cinco ciclos de largas sesiones de negociaciones se han agotado sin que haya ni siquiera la esperanza de que el gobierno quiera abrir su billetera mediante la suscripción de un pacto fiscal.



Sin ese acuerdo todo sigue exactamente igual a los tiempos en que las autonomías eran una ambición de algunas regiones que miraban con angustia cómo el poder central decidía cómo usar los recursos del país sin consultar con nadie.

Las autonomías inspiraron la pelea de las regiones contar con recursos y administrarlos con criterios propios. Hasta que se logró incluirla en la constitución. Desde entonces, Bolivia es un país con autonomías regionales pero sólo en la teoría, porque en la práctica el gobierno central dispone de todos los recursos.Por eso es que el presidente Evo Morales tiene que estar inaugurándolo todo, desde guarderías infantiles en Pando hasta plantas industriales, incluso aquellas que todavía no funcionan, como es el caso de Bulo Bulo.Se podría sospechar que si no tuviera que dedicarse a esas inauguraciones tendría más tiempo para gobernar, para pensar, para tener ideas, para leer la constitución y enterarse de lo que puede y no puede hacer. En fin, sería un presidente de veras.Por el momento, según dice Siglo 21, el gobierno ha autorizado a las gobernaciones y municipalidades a aumentar los impuestos sin límite algunos de parte del gobierno. Les ha dicho “Id y esquilmad”.Algunas alcaldías lo están haciendo con mucha fruición. Han aumentado impuestos y aplican multas con el mismo criterio y desmesura que lo hace el SIN con los contribuyentes.Las negociaciones para firmar el famoso pacto fiscal han llegado a su fin justamente cuando el gobierno central está atravesando por una situación delicada. La palabra crisis ha sido proscrita, lo que ha dado lugar a que se busquen sinónimos, como desaceleración, enfriamiento, ralentización y otras linduras, pero la crisis está muy dura.Algunos miembros del partido de gobierno piensan que quizá lo que convenga sea que eso de que Bolivia es un país con autonomías se borre de la constitución cuando se la abra para otros propósitos. Sería más honesto.Fuente: Vacaflor.obolog.com

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