Lo que se inició como una terapia a diario, se convirtió con el paso del tiempo en su forma de vida gracias a su hermano, que lo entrenó para que pueda subirse al cuadrilátero y así cumplir su sueño de pelear por primera vez a nivel profesional.
Santa Cruz / Bolivia.- El 23 de diciembre de 2017 se marcó un hecho histórico. Juan de Dios, un joven especial que tiene síndrome de Down, debutó como boxeador peleando contra otro pugilista en su misma categoría (ver video en www.diez.bo), lo que dejó una gran lección de superación en la vida para un chico que viene de una familia de deportistas.
El 11 de mayo de 2016 marcó a la familia Zabala Ríos. Ese día murió Benito Zabala, un ex boxeador profesional cruceño que tuvo tres hijos con Teresa Ríos, todos deportistas: Marco Paúl (29), excampeón nacional de Taekwondo; Juan Pablo (27), futbolista que llegó a jugar en Israel, y Juan de Dios (17), boxeador. Desde ese entonces decidieron dar un giro a su rutina para superar uno de varios momentos difíciles que han pasado.
Juan Pablo se hizo cargo de su hermano menor, Juan de Dios, y se puso como objetivo integrarlo a la sociedad, por eso que recurrió a la práctica del boxeo. “Recuerdo que fui a recoger el material de boxeo de mi padre, que era entrenador, me dio tristeza y nostalgia. En ese momento me propuse ayudar a mi hermano para que salga adelante, comencé a enseñarle a boxear, igual que mi padre lo hizo conmigo”, contó Juan Pablo.
=> Recibir por Whatsapp las noticias destacadas
Aunque no es igual a los otros chicos, Juan de Dios se entrena de la misma manera y no tiene privilegios, pues su hermano le exige al máximo, aunque la paciencia es la clave para el que enseña. “A veces cuesta más porque le decís que golpee 10 veces y lo hace 20, pero cada vez va aprendiendo más; hay que ser paciente”, explica Juan Pablo.
Después de casi un año de entrenarlo, Juan Pablo pensó que, más allá de que el boxeo estaba sirviendo como terapia, su hermano debía pelear ‘formalmente’, así que se propuso hacerlo debutar. Habló con el instructor del gimnasio Strike Gym, Elvis Verastegui, a quien le gustó la idea y organizaron un duelo contra otro pugilista del mismo peso.
El 23 de diciembre de 2017, Juan de Dios subió al cuadrilátero y dejó boquiabiertos a todos los presentes, que no podían creer lo que este deportista estaba logrando. Más allá del resultado, que fue un empate, el hecho de ver a Juan Dios lanzando puños como cualquier boxeador alegró a Juan Pablo, que logró lo que pocos creían, integrar a su hermano menor y hacer que lo vean como cualquier persona.
“Cuando mi madre se enteró de que mi hermano peleó, casi le dio una embolia, pero luego lo asimiló”, recordó.
Pero la historia de este joven campeón especial no termina con la pelea de diciembre, ya que no baja la guardia y se mantiene entrenándose todos los días.
Juan Dios asiste a una escuela para personas especiales, aunque Juan Pablo habló con su madre para que puedan inscribirlo a un colegio regular, donde pueda desenvolverse mejor; sin embargo, doña Teresa aún tiene miedo.
Por el momento, el boxeo ya es la pasión de Juan de Dios, al que se lo puede ver entrenando todos los días con varios chicos (además del gimnasio Strike) en una cancha polifuncional de su barrio Jenecherú, en la zona oeste de la ciudad de Santa Cruz.
Ayudar a su hermano menor es el mejor alivio para todas sus penas
El segundo hijo de la familia Zabala Ríos es Juan Pablo, que no la pasó nada bien antes de ser el entrenador de su hermano, ya que su carrera como futbolista se truncó por una enfermedad que lo alejó por tres años, no podía caminar, su mujer lo abandonó y se hizo cargo de su hijo; por si fuera poco, su padre murió hace poco y su madre se enfermó.
“Quedé en la calle porque gasté lo poco que gané, por lo que tuve que buscarme la vida haciendo de todo, hasta vendía revistas eróticas en las avenidas; sin embargo, la lesión en mis rodillas no me dejaba caminar y ya no sabía qué hacer”, dijo. En su momento fue el goleador de Tahuichi.
Su futuro se frustró porque sufrió osteocondritis disecante de rodilla, una enfermedad que te deteriora los huesos, tejidos, tendones y articulaciones, lo que no permitía la movilidad normal de las piernas.
Después de sufrir por tres años, cuando todo parecía perdido, un amigo de Israel lo visitó y juntos acudieron a un médico que lo operó de las rodillas, de las que le sacaron los meniscos. “Me dijeron que nunca más podía volver a jugar”.
No fue fácil, pues ese tiempo le permitió entender quiénes eran sus verdaderos amigos, por eso no se olvidó de Fernando Saucedo, su excompañero en la Tahuichi, a quien considera un hermano. “A ‘Menona’ lo quiero mucho, porque nunca puso peros a la hora de ayudarme”. dijo. De la Academia, que lo vió crecer y que los transfirió al exterior, solo recibió $us 50 en momentos de necesidad.
Por ahora, Juan Pablo se sostiene gracias a sus ingresos como entrenador de boxeo, lo que le permite estudiar sicología y anunció que dentro de poco abrirá un restaurante.
Fuente: diez.bo