«Las familias africanas tendrán alimento asegurado cuando las mujeres controlen la tierra»


La senegalesa Julie Cissé recibe en Madrid el premio Mujeres Avenir por su compromiso a favor de las agricultoras

Julia Cissé, durante la entrega del premio Mujeres Avenir.
Julia Cissé, durante la entrega del premio Mujeres Avenir. Julia Robles Mujeres Avenir
En Senegal, el 72% de la mano de obra agrícola es femenina, pero solo el 11% de las mujeres son propietarias de la tierra. La situación en el resto de África es similar o incluso peor. “Es una injusticia enorme y cambiar esta realidad se ha convertido en nuestra razón de ser”, asegura Julie Cissé, coordinadora del Grupo de Iniciativas por el Progreso Social (GIPS-WAR) que el 8 de marzo recibió en Madrid el premio Mujeres Avenir concedido por la asociación del mismo nombre durante la primera Conferencia Internacional sobre Mujer y Diplomacia.
“Somos una red de agricultoras, tanto de zonas urbanas como rurales, que nace hace 15 años y que ha centrado su trabajo en favorecer el acceso de la mujer a la tierra porque solo cuando ellas la controlen llegará la seguridad alimentaria a África”, insiste Cissé. Y aclara que, frente a un modelo de exportación heredado del colonialismo y dominado por los hombres, allí donde el control de la producción está en manos de ellas la agricultura se diversifica y garantiza que las familias tengan siempre algo que echar a la olla.Entre el 10 y el 15 de octubre de 2016, 600 mujeres procedentes de las cuatro esquinas de África se reunieron en Tanzania para dar un nuevo impulso al derecho de la mujer al acceso a la tierra y a los recursos naturales. Cissé estaba entre ellas. “Elaboramos una carta con 15 demandas que la Unión Africana ha asumido y ha enviado a todos los estados miembros. Es la Iniciativa Kilimanjaro. La idea es que por lo menos el 30% de la tierra agrícola esté en manos de mujeres. Y eso es solo el comienzo”, explica.Los últimos dos años han estado plagados de movilización, sensibilización y también de logros. “Existe una voluntad política y nuestra fuerte representación en las colectividades locales está contribuyendo a ejercer aún más presión. Pero no podemos bajar la guardia. Ahora que la dinámica continental está cambiando y se está empezando a reconocer este derecho es cuando surgen enemigos de esta evolución”, opina Cissé, cuya organización está apoyada por Oxfam.Senegal cuenta con un corpus jurídico que va desde el reconocimiento constitucional de un acceso igualitario a los recursos naturales hasta una ley de paridad o contra la violencia ejercida contra las mujeres. Sin embargo, una cosa es la ley y otra la realidad. “El problema no es legal, es sociocultural. Muchos jefes tradicionales se oponen a que se aplique la legislación”, añade. En la actualidad hay una reforma agraria sobre la mesa y GIPS-WAR y otros colectivos de mujeres están más activos que nunca. Algo similar ocurre con la paridad, aprobada en 2012. “Fue un logro enorme en el Parlamento, pero falta mucho camino por recorrer y que la norma llegue a los comités locales y comunales”.“Recibir este premio de Mujeres Avenir es un gran orgullo que reconoce el trabajo llevado a cabo por tantas y tantas organizaciones. Lo recibo un 8 de marzo, que no es un día de fiesta, sino de lucha y de evaluación de lo conseguido hasta ahora. Aún tenemos enormes desafíos por delante. Siguen matando a activistas que luchan por la tierra, como Berta Cáceres. Estamos en un momento crucial”, asegura Cissé.Ha seguido con atención la huelga feminista convocada en España. “Claro que estoy al tanto. Soy militante y activista por los derechos de las mujeres. En ese sentido soy feminista, aunque cada país tiene su situación sociocultural y religiosa”, apunta, “pero esto no es algo nuevo que haya surgido ayer. Me declaro heredera de las mujeres que ya encontramos en la lucha cuando nosotras éramos jóvenes y yo misma hace 35 años que estoy en este combate. El feminismo en África no nació ayer ni va a desaparecer mañana porque la movilización es más necesaria que nunca”.Aunque es un tema del que apenas se habla, la constatación de que existe violencia contra las mujeres comienza a emerger en Senegal. “Buena parte de la sociedad no es consciente, piensa que esas cosas no pasan, pero puedo decir que se está rompiendo el tabú. Muchas niñas son violadas en el entorno familiar o en el barrio y las mujeres son golpeadas o sufren maltrato psicológico, pero ahora existen mecanismos más seguros para la denuncia y los estamos potenciando”, explica la coordinadora de GIPS-WAR.Fuente: elpais.com




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