Benjamin Button criollo

José Luis Bolívar

Hace unos cuantos días atrás una noticia llamó la atención de mucha gente por el terrible desenlace que tuvo la aventura folclorista de una madre. Resulta que la aficionada al meneo tenía que ir un domingo a ensayar en su comparsa para rendirle pleitesía al Señor del Gran Poder, pero como no había a quien encargarle a su hija de 4 meses, dejó a la niña sin más amparo que el de su ángel de la guarda por 12 horas.

Al retornar a su domicilio luego de un buen agasajo con sus fraternos, desgraciadamente se enteró que su pequeña se había cansado de reclamar el calor y amor de su madre y murió de hipotermia y desamparo horas antes.



Dicha tragedia hace unos años, hubiera escandalizado a la sociedad en su conjunto y de seguro muchísima gente hubiera salido a la calle a clamar por un castigo ejemplar para esa progenitora e incluso no hubiera faltado quien pidiera un ojo por ojo, sin embargo nada de ello ocurrió y la razón es simple, esta situación que da la impresión de ser extraordinaria, para nuestra desgracia, en Bolivia se está convirtiendo en noticia cotidiana.

De un tiempo a esta parte, los informativos se han alimentado de padres y madres que no hacen honor al título y más bien aparentan ser enemigos de sus vástagos. Un padre que quema las manos de su hijo porque levantó 10 Bolivianos, una madre que sentó a su niño en ladrillos ardiendo porque se orinó en la cama, progenitores que flagelan a sus retoños a veces hasta dejarlos en estado de coma y el colmo fue saber de una madre que llevaba a su niña de ocho años a una cárcel para que la viole el padrastro e incluso ella, situaciones que muchas veces rebasan cualquier tolerancia, sin entender cómo es que estos seres se animaron a tener hijos.

No cabe duda que estos no merecen llamarse padres, pero no son los únicos, existen otros que si bien son lo opuesto en cuanto al cuidado y dedicación que le brindan a su prole, no dejan de ser pésimos tutores también.La “Hiperpaternidad” es un complejo que desarrollan quienes sienten que aunque sus hijos hayan crecido, siempre van a ser sus criaturas,  incapaz de valerse por sí mismos, mucho menos resolver los problemas que le presente su vida.Tienen actitudes paternales creyendo que les están haciendo un gran favor cuando lo que en realidad sucede es que les están haciendo un terrible daño, ya que no les permiten explorar el mundo por sus propios medios, ser responsables y entender que de la manera que existen libertades también hay límites y estos tienen que estar claramente establecidos.Lastimosamente, este tipo de padres aun conscientes de dichas limitantes, entienden que su amor se expresa mejor justamente cuando se rebasan estas fronteras y que los excesos los ayudan solamente a ser más felices. La mayoría de ellos creen que  sus hijos deberían tener todo lo que ellos no tuvieron y que mientras más se les den, su tránsito por la vida va a ser mucho más llevadero.Suelen tardar mucho en darse cuenta del enorme error, del daño que causan a sus seres queridos, ya que una persona a la que se la empieza a llenar de todo, por encima de lo que necesita y cerca de la opulencia, no tiene una idea clara del valor de las cosas, de lo que se debe hacer para obtenerlas y todo se devalúa en sus manos ya que siempre van a querer más y cada vez va a ser más difícil contentarlas, peor aún, tenerlas satisfechas.Su Excelencia don Evo Morales me recuerda mucho a la película “El curioso caso de Benjamín Button”, interpretada por Brad Pitt y Cate Blanchett, en la que el narrador describe la vida de un ser que nace anciano y a lo largo de su vida va rejuveneciendo hasta morir como un bebé.Lógicamente no es el caso del mandatario, pero si uno hace ciertas analogías, quien nació en un hogar humilde y que luchó por sobrevivir, trabajando duro en el campo con todas las adversidades que uno puede imaginar en la Orinoca de los años 60, seguramente pese a ser un infante tuvo muchas responsabilidades de un grande. De sus padres, él y sus hermanos han debido recibir tan solo lo básico y quizás ni eso. Sin embargo a medida que fue creciendo, su olfato político lo fue llevando por derroteros en los que fue cultivando un círculo de amigos y adláteres que de a poco le hicieron llegar no solo lo que necesitaba, sino hasta mucho más.

Le llegó la hora de ser presidente y en sus primeras medidas nos quiso hacer saber a todos que el hombre humilde y sencillo que había crecido en la provincia Sud Carangas no cambió nada y que todos deberíamos seguir su ejemplo de austeridad. Para muestra un botón de arranque, su salario se redujo a la mitad y nos obligó a todos a ganar menos que él aunque mereciéramos lo contrario.

Pero con el transcurso de los años, el hombre maduro y forjado que parecía haber llegado a la silla presidencial, empezó a sufrir el mismo síndrome de Button porque de a poco dejó de ser el hombre grande y austero para transformarse en un niño caprichoso y berrinchudo al que hay que darle gusto en absolutamente todo.Un niño muy especial por cierto, pues tiene una enorme cantidad de padres con “Hiperpaternalidad” que están dispuestos a darle lo que pida, sin importar lo que cueste y sin la más mínima intención de contradecirle, mucho menos el atrevimiento de negarle algo, de paso son sumamente mentirosos porque para justificar sus estrafalarios gustitos, inventan cualquier mamada, todo sirve para darle la razón al muchacho antojadizo.Como al chico le gusta el fútbol, se lo han hecho canchas por toda la patria y le ponen un equipo que lo acompaña por doquier (sueldos y viáticos incluidos), no importa si quiere jugar en la cancha de la esquina o en cualquier otro país. El niño agarra su pelota, llama a sus amigos, se sube a su avión y zás, se van a patear pelota. Si de paso se lo construyen un coliseo, le ponen su nombre y como si no le alcanzara con eso, encima le hacen creer que es Neymar haciéndole ganar por 14 a 0 y de yapa se lo transmiten sus partidos en vivo por televisión nacional.Le hacen creer que trabaja mucho y que para descansar su mortificado cuerpo, necesita los lujos de un SPA en “su” palacio y que jacuzzis, gimnasios, salas de masajes y demás dependencias están por demás justificadas para el sacrificado dirigente.De no saber cómo mas divertirlo, le organizan carreras de coches que pasan por su puerta y hasta unas olimpiadas para que se divierta hasta que llegue la inauguración del mundial al que va a llegar justo para ver la inauguración.Más de un Jeque le ha de tener envidia a este niño berrinchudo  al que incluso le regalaron una sentencia constitucional para que la infancia le dure por lo menos 5 años más.Lo malo de todo esto es que tarde o temprano, el cofre de los regalos se va a vaciar o va a pedir lo  imposible y ahí nos vamos a ver en problemas, pero de seguro que estos irracionales padres, van a pagar las consecuencias de los excesos de quien no supieron criar.