Así es Paula Wagner, la mujer que creó a Tom Cruise

Fracasó como actriz pero triunfó como productora. Tanto, que está considerada la mujer más poderosa de Hollywood.

Paula Wagner

En su primera película como actriz, Paula Wagner tenía una sola frase: “Una parte de mí quiere decir que sí, otra parte de mí quiere decir que es pecado”. Esta línea, que podría resumir en qué consiste producir una película en Hollywood, suena como si el destino de Wagner estuviera escrito: pronto fracasaría como actriz, pero a cambio se convirtió en la a menudo descrita como “la mujer más poderosa de Hollywood”. Ella fabricó a Tom Cruise pero en vez de permanecer a su sombra le utilizó para forjarse una carrera como productora en las grandes ligas, esas que no dejaban entrar a las mujeres en los despachos si no era para traer el café. Y esta historia comienza, como los mayores éxitos de la humanidad, con una corazonada.Paula Wagner se echó a llorar cuando su agente le sugirió que abandonase sus sueños de ser actriz y trabajase para ella en su agencia de representantes. Ella misma reconoce que es la única vez en toda su carrera que ha llorado por motivos profesionales (“en Hollywood no se llora”, asegura). Wagner había intentado incorporar el movimiento feminista de los 60 al show business, tras darse cuenta de que los únicos papeles a los que podía aspirar eran de fulana, novia frágil o madre, mediante obras de teatro escritas por ella misma y compuestas por fragmentos y diarios de las pioneras del siglo XVIII. Por eso le devastó tener que recurrir a la representación de actores, en la recién creada CAA (Creative Artists Agency) para poder pagar las facturas.Paula Wagner insistió en que la CAA fichase a Tom Cruise en 1980 como parte de una innovadora estrategia que consistía en firmar contratos con jóvenes actores cuyo único currículum era su potencial, pero sin experiencia ni formación. Cruise tenía 19 años y dormía en el sofá de Sean Penn, representado por Paula Wagner. El problema es que nadie veía en él a una estrella sino, como mucho, a un actor de carácter. “Tom tenía el talante, la intensidad, el compromiso, la energía, el carisma y el encanto que solo tienen las estrellas. Y además era un buen actor. Siempre se dice que reconoces a las estrellas porque cuando entran en una habitación dominan la atención de todos los demás. Ese era Tom” recuerda Wagner.

Paula Wagner Tom Cruise

Ella convirtió la carrera de Tom Cruise en un asunto personal. No paró hasta conseguirle una prueba para Risky Business a pesar del rechazo inicial del director y el estudio. Consiguió que sus jefes en la CAA cambiasen la edad del co-protagonista de Rain Man para que en vez de ser el hermano mayor de Dustin Hoffman fuera más joven que él y que así pudiera interpretarlo Cruise, convenció a su representado Oliver Stone que Cruise era le protagonista perfecto para Nacido el 4 de julio y, poco a poco, fue construyendo lo que el crítico Roger Ebert acabaría bautizando como “la película de Tom Cruise”: un triunfador arrogante que cree saberlo todo sobre la vida pero que acabará aprendiendo una valiosa lección gracias a un veterano que ejerce de la figura paterna que el joven no tiene (Paul Newman en El color del dinero, Jack Nicholson en Algunos hombres buenos). Cruise aportaba el talento interpretativo y el magnetismo innato, dos de los tres requisitos para ser una estrella, pero el tercer elemento (liderar películas eficaces y emocionantes que le convirtiesen en un producto garantía de calidad para el gran público) era el trabajo de Paula Wagner.En los 90, la CAA ya se comportaba como el mago detrás de la cortina de Hollywood. Su estrategia era implacable y sin fisuras: todo Hollywood quería que la CAA les representase. Si querían lanzar a un guionista de su catálogo, cogían su mejor guión, convencían a un puñado de estrellas representadas por ellos y a un director que diese pocos problemas y, para cuando le presentaban el proyecto a la distribuidora para pedir financiación, la película ya tenía un reparto estelar, un estudio de mercado indicando cuánta gente iría a verla y una fecha de inicio de rodaje. Un ejemplo perfecto de este sistema es Algunos hombres buenos, levantada desde el papel hasta la pantalla por la CAA. Esta agencia estuvo detrás de todas tus películas favoritas de los 90.Ya que la labor de Paula Wagner cada vez era más producir en la sombra que representar a actores, abandonó la CAA para fundar Cruise/Wagner Productions justo después del estreno de La tapadera en 1993 (otra película que, si nos fijamos, responde a una fórmula matemática de best seller aderezado con una estrella, unos secundarios de lujo y un director de los de toda la vida). La razón fue que Tom Cruise había decidido protagonizar una película de acción por primera vez en su carrera, Misión imposible, y quería controlar hasta el más mínimo detalle de esta transición. Como productores, Wagner y Cruise elegirían al director (un autor de culto, Brian de Palma), al guionista (Robert Towne, el escritor de Chinatown y representado durante años por Wagner) y al reparto (plagado de secundarios de lujo que en ningún caso harían sombra al protagonista: Jean Reno, Emmanuelle Beart, Jon Voight y Kristin Scott-Thomas). En aquel momento Paula Wagner se erigió como la única mujer productora para los grandes estudios junto a Kathleen Kennedy (Parque jurásico, Twister, El sexto sentido). Había conseguido, 30 años después, impulsar la causa feminista que tanto le frustró en los 60.Cruise/Wagner se convirtió en una de las productoras más rentables de Hollywood. Además de los vehículos de lucimiento para Cruise (Misión imposible 2, Vanilla Sky, Minority Report, El último samurái, La guerra de los mundos), la compañía produjo películas de bajo presupuesto como El precio de la verdad, Narc, Elizabethtown o Los otros, producida con la intención, según contaría Paula Wagner, de “tener al director de Abre los ojos contento mientras rodábamos su remake”. Los otros sigue siendo la experiencia profesional más gratificante de su carrera, al tratarse de una película que para Wagner representa todo lo que ella busca en el cine: una buena historia guiada por sus personajes que enganchaba y que no se había hecho antes [para cuando se estrenó Los otros, su giro final ya se había hecho un par de veces] de modo que Amenábar cambió a Emma Suárez por Nicole Kidman y la película se rodó en España. “La mitad del equipo solo hablaba inglés, la otra mitad solo español, pero todos y cada uno de ellos hicieron su trabajo guiados por la mano de Alejandro Amenábar”, recuerda Wagner.

Paula Wagner Rick Nicita

Cuando Paramount no renovó el contrato de colaboración con Cruise/Wagner y además se tomó la molestia de humillar al actor aclarando mediante un comunicado que “los comportamientos recientes de Tom Cruise son intolerables para los valores de nuestra compañía” (en referencia a sus excentricidades saltando sobre el sofá de Oprah Winfrey, paseando a su prometida Katie Holmes por todos los eventos promocionales de sus películas y defendiendo con vehemencia la cienciología), la productora llegó a un acuerdo con Metro-Goldwyn-Mayer para resucitar el legendario estudio United Artists. Fundado en 1919 por Charles Chaplin, D. W. Griffith, Mary Pickford y Douglas Fairbanks y responsable de clásicos como Rocky, Apocalipsis Now o la saga James Bond, tenía sentido que fuesen Cruise y Wagner quienes se hiciesen cargo de su segunda vida: ambos eran criaturas de Hollywood. Pero en 2006 eso ya no era garantía de nada. Al contrario, se les acabó volviendo en contra.El primer proyecto de la nueva United Artists fue Leones por corderos. Se trataba de un drama político protagonizado por Robert Redford (también su director), Tom Cruise y Meryl Streep. En los 90, una película de estas características era suficiente para lograr 8 nominaciones al Oscar, recuperar la inversión en taquilla gracias al público de mediana edad y erigirse como un clásico doméstico desde su primer pase en televisión. Pero en 2007, Leones por corderos ingresó cadáver en la cartelera al estrenarse como la quintaesencia de una forma de hacer cine caducada. No hubo nominaciones, nadie fue a verla y la crítica se ensañó con ella para olvidarla un par de días después. Paula Wagner había conocido al Hollywood de los 80, ese que corría riesgos (como contratar a un desconocido Tom Cruise); al de los 90, que solo apostaba sobre seguro; y ahora se había quedado atrás en el nuevo sistema: en el siglo XXI, mientras el cine iba perdiendo terreno como la forma de entretenimiento que más definía la cultura popular ante las series de televisión, internet y los reality shows, el emblemático refrán de que “en Hollywood nadie sabe nada” se hizo más realidad que nunca.“Coincidió con un mal momento” reconoce Paula Wagner, “por la crisis económica y las huelgas de actores y guionistas, pero sigo considerándola una experiencia de aprendizaje fascinante”. Ellos aún no lo sabían, pero el sistema de estrellas que hacía volar el dinero a expuertas en Hollywood ya resultaba insostenible: Cruise ganó 70 millones de dólares por Misión imposible III (la película dio 100 millones en beneficios, de modo que el actor y productor ganó más dinero que la propia Paramount) y Ving Rhames se embolsa, tal y como estipula su contrato para la primera parte, en torno a cinco millones por cada una de sus apariciones contractuales en las secuelas, ya sean de una escena o de siete, en uno de esos contratos que solo se firmaban en los alegres años 90. Paula Wagner abandonó United Artists en agosto de 2008, menos de dos años después de ponerse al frente de ella.Su marido, Rick Nicita, también abandonó la CAA (de la que era socio) y juntos fundaron RPMedia. La compañía ha producido obras de teatro (La heredera, con Jessica Chastain o La gata sobre el tejado de Zinc, con Scarlett Johansson); la tvmovie Five, cinco segmentos sobre mujeres con cáncer de mama dirigidos por Jennifer Aniston, Alicia Keys, Demi Moore, Penelope Spheeris y Patty Jenkins (quien después ha dirigido Wonder Woman) y el musical de Pretty Woman con canciones de Bryan Adams, en el que debe de ser el proyecto más noventero jamás producido fuera de los 90. Hoy Paula Wagner se dedica a dar charlas en universidades y escuelas de cine, ostenta un cargo en la junta del sindicato de productores y no habla sobre su relación con Tom Cruise posterior a su separación profesional en 2008. Aquella disolución de contrato debió de ser salvaje, teniendo en cuenta que, mientras Ving Rhames ha participado en las tres últimas entregas de Misión imposible, el nombre de Wagner no aparece por ningún lado en los créditos.Sin embargo, hay una cláusula que ha sobrevivido 32 años: Paula Wagner figura como productora ejecutiva de Top Gun: Maverick. Vuelve Tom Cruise, vuelve Val Kilmer y se rumorea que hasta vuelve Kelly McGillis. Nadie tiene muy claro si esta secuela tardía será abrazada por el público y Paula Wagner, a los 71 años, está comprobando que lo que en el pasado habría parecido una apuesta segura es hoy un riesgo monumental. O quizá cada una de aquellas películas fueron un riesgo y nadie se dio cuenta gracias a la resiliencia de Paula Wagner, quien siempre siguió el consejo que su madre, un ama de casa llamada Sue, le dio cuando era pequeña: “puedes hacer cualquier cosa, no te pongas límites”.Fuente: revistavanityfair.es