Ignacio Vera de Rada
Hace unos días estuve en la pujante ciudad de Santa Cruz participando en un evento que congregó a diversos académicos de algunas universidades importantes de Latinoamérica como las de Monterrey y de Buenos Aires, y en el que se habló, fundamentalmente, de asuntos de teoría económica general y de la historia del pensamiento económico universal. Adam Smith y Hayek llenaron el pulmón de los oradores desde el comienzo hasta el final, a pesar de que también, de rato en rato, se metían a como dé lugar el picante Hobbes y el soñador Rousseau. Fue el liberalismo, en general, en su más amplio sentido y desde sus distintas perspectivas y visto desde sus casi innumerables aristas, el concepto que se discutió y confrontó.
Al término del foro pude tener, inesperadamente y sin haber sido planificada, una conferencia con el senador de Unidad Demócrata (UD) Óscar Ortiz Antelo, conferencia que duró solamente unos minutos, no más de quince.Más que de activista, hice de periodista, o de entrevistador, si se quiere, porque en tal momento se me agolparon en la cabeza varias dudas referentes a las finanzas públicas y el desarrollo nacional, pero sobre todo a la política pura y dura que hoy se mueve tempestuosamente (¿no ha sido siempre así?) en el seno del Órgano Legislativo. Teniendo al asambleísta ahí a mi lado, quizá podía despejar algunas de esas inquietudes.Primero la economía. El legislador definió la situación económica con adjetivos que no son esperanzadores e hizo una comparación de la situación boliviana con las economías de los países vecinos. Ahora bien; me dijo que en los últimos años sí hubo un avance considerable en el desarrollo de la infraestructura pública, que ello no puede ser negado, pero también que, teniendo en cuenta las astronómicas cifras de dinero que Bolivia recibió en la última década, se podía haber hecho mucho más. Habiéndole preguntado sobre si los Demócratas tienen un plan estructural para apuntalar una economía nacional sólida —plan, obviamente, alternativo al del oficialismo—, Ortiz me dijo que sí lo tienen, y que está orientado hacia el desarrollo de las corporaciones; un tipo de desarrollismo, diríamos nosotros.Luego la corrupción. Ortiz asevera que hay muchas denuncias de casos de corrupción en las que se sigue trabajando pero que a veces ya ni llegan al mundo de las comunicaciones. Bolivia se encuentra en los primeros puestos de la lista de los países más corruptos de la región, y acaso en los primeros de la del mundo, y ocurre que para saber esto no es necesario tener para sí las confidencias o revelaciones de un senador porque es algo que lo saben todos. Así que pasemos a otro asunto.Después la política, en el sentido estrecho de la palabra. La política de los Legislativos del mundo no es, ciertamente, la que pensó Aristóteles. O el filósofo griego era muy soñador o nosotros somos muy incapaces y miserables, pero la política escrita en mayúsculas nunca, o muy pocas veces, ha podido ser llevada a la realidad. El senador de UD me dijo con énfasis que los Demócratas no respaldarían de buenas y primeras una eventual candidatura de Carlos Mesa, como creyeron muchos luego de leer las noticias que publicaron algunos medios al respecto, sino que estarían dispuestos a dialogar con el expresidente para hallar de alguna forma una solución al problema de la nueva reelección de Evo Morales. Ortiz piensa, por otro lado, que las plataformas ciudadanas y los medios de comunicación, más allá de lo que puedan hacer los asambleístas en su misterioso y aislado hemiciclo, serán fundamentales para la defensa del voto democrático del 21F.Terminó la charla. Ignacio Vera de Rada es licenciado en Ciencias Políticas