Cuando Dios te juega en contra

José Luis Bolívar Aparicio

Una de las primeras encuestas oficiales sobre las proyecciones de voto para las elecciones del 2002 mostraba un claro aspirante con certeras perspectivas de ganar esos comicios a no ser que algo muy raro pudiera pasar y claro que pasó, es más, fue algo tan espectacular que acabó siendo guión para Hollywood.

El capitán Manfred Reyes Villa, luego de dos gestiones exitosas como Alcalde de Cochabamba y de haber sido un socio muy periférico en la megacoalición (lo suficiente como para no quemarse pero si para tener dos ministerios) era el candidato con amplia ventaja sobre su más inmediato seguidor.



El dueño del espeso bigote y jopo encantador, tenía el 38 % de la preferencia electoral, mientras que el segundo, un entusiasta Evo Morales apenas llegaba al 12 %, siendo la sorpresa de esa lista de competidores. El tercero y por lo visto más antipático de los tres, era Gonzalo Sánchez de Lozada que no llegaba ni al 4 %, una cifra que les hizo a los del partido rosado asumir medidas desesperadas.

Como todos sabemos, los resultados del domingo 30 de junio dieron vuelta la tortilla por completo y el último de los tres ganó con el 22,5 %, seguido por Morales y Reyes Villa, ambos con 20,9, con apenas 721 votos de diferencia, entre segundo y tercero.

La cantidad de factores que  influyeron para que el “gringo” levante y pueda ganar, son dignos de estudio, además de que existieron serias denuncias de fraude durante el conteo de votos, pero el factor fundamental no fue demostrar sus propias virtudes sino ensalzar los defectos de sus rivales.

La guerra sucia hizo tesis de grado en esa campaña electoral y se traspasaron límites inimaginables, al pobre Manfred le dieron con todo y daba lo mismo si le mentaban a la familia o le inventaban propiedades en Miami o lo que sea, para hacerlo de goma, servía todo.

Durante más de un mes lo empujaron por todos los medios posibles (hasta con la ridiculización) al líder de la NFR, para que asista a un debate con Sánchez de Lozada, plataforma en la que el ex militar sabía que tenía las de perder y que trataba de eludir por todos los medios. Fue tan fuerte la presión, que no le quedó otra que ceder, pero este encuentro que duró una hora apenas y cuyo mediador era el cura Pérez, fue tan teatralizado con preguntas anteladas y respuestas trabajadas, que en lugar de debate fue una pantomima sumamente decepcionante.

Pero ni la guerra sucia, ni las difamaciones, ni siquiera el ansiado debate fueron tan decisivos en la caída libre que experimentó el ex edil del valle, sino él mismo y su inmensa inexperiencia en las grandes ligas de la política, adherida a su más que notoria ignorancia de muchos temas, que salía a la luz cada que abría la boca para responder a veces, preguntas hasta muy simples.Una vez que empezó a cometer errores, su nerviosismo era más que notorio y en la esperanza de mostrarse sereno y seguro, dejaba de pensar en su respuesta y solo la embarraba más. Como cuando al final de una entrevista individual de la que estaba saliendo no airoso pero tampoco aplazado, alguien con muy mala leche se guardó una pregunta maliciosa bajo la manga y para ponerle el cherry en la torta le indagó ¿qué opinaba sobre los homosexuales en los cuarteles?El iluso capitán pensó que todavía estaba en sus años de cadete, le salió lo macho y no tuvo mejor idea que decir que era algo inaceptable, porque encima que hay tanta pobreza en las unidades militares, no se podía permitir “meter” además enfermedades como el SIDA, demostrando no solo su homofobia, también una supina ignorancia sobre un tema tan universal como la del síndrome en cuestión.Pero las maldades no acabaron ahí, los asesores del Goni, que hurgaron hasta en la basura para buscarle algo, tenían dos naipes más para completar la baraja, pero astutamente, en esa mesa de póker, el jugador que iba a mostrar las cartas no era el gringo, sino que usaron a un tercero para hacer las maldades. Jhonny Fernandez, el heredero del partido de su padre, con nulo carisma y menos intelecto, jugó para ser el alfil y quien hizo las cuestionantes más filosas a Reyes Villa.La primera fue en un debate en Santa Cruz, cuando en vez de presentar su programa de gobierno, le salió al frente para preguntarle por un “empresario alemán con el que hacía negociados y le daba empleo en la Alcaldía de Cochabamba”. El aludido empezó a sudar frío y no tuvo mejor idea que negar relación alguna con ningún empresario teutón. Al día siguiente se supo que de quien se hablaba era nada más y nada menos que de su suegro y sus bonos se fueron al piso.Con semejante golpe al mentón y con el candidato totalmente grogui, solo quedaba el último uppercut. De pronto y de la nada, se apoderaron de las noticias, unos chismes de lo más burdos y que más de uno como yo hubieran pensado que no tendrían ninguna importancia, pero que al final sumaron y mucho. El infundio decía que don Manfred pertenecía a la mal afamada secta Moon, una agrupación religiosa liderada por Sun Myung Moon, un surcoreano que junto a su esposa Hak Ja Han, allá por el año 1954 fundó la iglesia denominada “La Asociación del Espíritu Santo para la Unificación del Cristianismo Mundial”.Quizás a nadie le hubiera importado mucho el asunto, pero las noticias venían rápidamente acompañadas de los cientos de barbaridades a los que se dedica esta agrupación religiosa. Desde venta ilegal de armas, hasta tráfico de seres humanos, la mala fama de esos coreanitos era terrible y fue sin duda alguna, otra más de las efectivas estrategias que usaron los del MNR para quitarle votos, esta vez, la del público creyente y espiritual.Y es que si algo sacaban a luz los que querían hablar mal de los tales moonistas, era que el jefe de estos señores les decía a sus seguidores que era “el enviado de Dios y que Jesús en persona se le había aparecido y le pidió terminar su trabajo inconcluso”.¡Blasfemia! gritaban a voz en cuello, no podemos permitir que alguien que sigue a este demonio nos gobierne, no queremos que eduquen así a nuestros hijos en la escuela y demás bla, bla, bla…Y pues el enviado de dios (entre muchas otras cosas como el ex embajador Rocha haciendo de jefe de campaña del MAS), le costaron a don Manfred perder las elecciones de aquel año y su tercer lugar solo le alcanzó para medir las cortinas de palacio. Y es que el divino creador que nos llena de fe a tantos, también ha jugado en la política, papeles de primer orden, ya sea para ensalzar a unos o aniquilar a otros.Quien ahora lo ha puesto a bailar al medio (como el mismo dice) fue don Gonzalo Hermosa, que no solo ha alabado los grandes dotes de liderazgo y gestión de nuestro mandatario, sino que se ha animado a decir que es un reglo divino.Como muchos, soy un admirador de los Kjarkas, he debido cantar sus canciones en miles de oportunidades y una de ellas incluso me costó que mis amigos oculten el disco cansados de lo mucho que la escuchaba y aunque las declaraciones de su líder no afectan en nada su producción y fama artística, si dañan el afecto de la gente, pues no solo se acomodaron a un lado de la población polarizada, sino que además, ofendió con agravios a la otra parte.Que los Kjarkas actúen en todas las obras del gobierno, me tiene sin cuidado, que cobren lo que vean conveniente también, porque son ellos los que valoran o devalúan su trabajo, pero que usen la plata de mis impuestos para que me digan vago por televisión es más que ofensivo, no porque yo sea muy trabajador, sino porque no tienen ningún derecho a insultarme con mi plata, mucho menos por lo que creo que es justo como el respeto a mi voto del 21F.Ojalá recapaciten, se den cuenta que musicalmente nos representan a todos a nivel mundial y que son mejores haciendo música que política, sobre todo el ex emenerrista, que también fue parte de aquella truculenta guerra sucia, pues en aquella campaña, él jugaba en el bando de los malos.