Jane Wilde asegura que hay muchos hechos en la película biográfica que fueron alterados y otros que se pasaron por alto, lo que en su opinión perpetúa la ficción sobre la realidad
Respecto a lo segundo, a la exesposa le parece que no se llega a contar bien lo agotador que realmente fue volar alrededor del mundo para acudir a conferencias científicas con alguien que necesitaba cuidados especiales. «La película solo muestra una parte de nuestras vidas, la de Cambridge. Nuestros numerosos viajes al extranjero fueron ignorados por completo. Por ejemplo, nuestra luna de miel la pasamos en una conferencia de física en la Universidad de Cornell, en Nueva York», cuenta la también educadora.
«Lamento que ninguno de estos extensos viajes. con toda la organización que requiere, el hacer las maletas para una familia con un miembro severamente discapacitado, transportarlo, conducirlo, así como el cuidado diario habitual, realmente aparezca en La teoría de todo«, asegura.
Pero lo que más molesta a Wilde no es el hecho de que se pasasen por alto los detalles, sino que los productores no hubieran escuchado sus recomendaciones. «Pedí una versión en la que simplemente se pudiera ver el coche con todas las maletas, los pasajeros y la silla de ruedas para que ese aspecto de nuestras vidas estuviese representado, pero me dijeron que esto no era posible debido a las limitaciones de tiempo», afirma.
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A su vez, la educadora también lamentó que el papel de sus padres fuera tan escaso en la película, cuando en la vida real fueron de mucha ayuda para la pareja. «Esto fue especialmente triste ya que el estreno tuvo lugar en el que habría sido el cumpleaños número 100 de mi padre», agrega.Pero no todo está perdido para la exesposa del físico ya que, a pesar de los detalles erróneos, considera que la película es «muy fiel a la vida real» en el aspecto emocional. Además, la escritora asegura que su exmarido, quien murió en marzo de este año, estaba contento con el filme, aunque le hubiera gustado que se enfocara más en la ciencia.Stephen y Jane Hawking se casaron en 1965 y tuvieron tres hijos: Robert (51 años), Lucy (48 años) y Timothy (39 años). Al poco tiempo de ingresar en la universidad de Cambridge, Hawking empezó a desarrollar síntomas de esclerosis lateral amiotrófica (ELA), una enfermedad que lo acompañaría hasta el día de su muerte a los 76 años. «A Stephen le dieron dos años de vida en 1963 y luchó contra esa miserable enfermedad hasta este año», cuenta Wilde. «Fue como si un gigante hubiera sido derribado, cuando nosotros pensábamos que era inmortal. Creo que eso fue lo que sentimos todos», concluye Wilde.
Fuente: elpais.com