En Bolivia, expertos, parientes y pacientes piden que se libere de impuestos a los medicamentos oncológicos para eliminar el contrabando y el temor a la dudosa composición y procedencia de éstos.
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La Paz, ANF, 8 de noviembre (Agencia de Noticias para el Desarrollo AND).- Los precios inaccesibles y la desesperación que afrontan los parientes y las personas con cáncer aumentan el riesgo de convertirlas también en víctimas de un problema creciente: los medicamentos que ingresan de contrabando y que inclusive pueden ser falsos. Este delito puede perjudicar el tratamiento terapéutico de cualquier enfermedad, sin embargo cuando se trata de males más complejos, es letal.
De acuerdo con el estudio “El negocio de la muerte, comercio informal de medicamentos en Bolivia”, publicado en julio de 2018 por el Instituto Boliviano de Comercio Exterior (IBCE), en el último año, el 32% de los consumidores utilizó de forma consciente medicamentos de contrabando, mientras que el 59% indica que no lo hizo.
Entre los productos de contrabando conscientemente comprados por los consumidores figuran, en orden de importancia, medicamentos contra el cáncer (18%), para la disfunción eréctil (7%), regulados como antidepresivos y/o ansiolíticos (7%), abortivos como el misoprostol (6%), suplementos vitamínicos (6%) y otros como analgésicos y calmantes fuertes como la morfina, afirma dicho documento.
“Por ejemplo el Neutromax entra de contrabando. Otro medicamento que siempre se tiene que luchar para ver cómo podemos hacer llegar es el Cosmegen, que es para un tipo de tumor, pero es carísimo”, explica A. F., pariente de un paciente con cáncer.
“El contrabando de medicamentos es una de las actividades ‘comerciales’ que va más allá del monto y del volumen que ingresen por esa vía. Uno puede comprar un refrigerador o un celular, que no hará un daño a la salud, pero los medicamentos de contrabando causan inseguridad y riesgo sobre el efecto terapéutico”, explica el médico Guillermo Cuentas Yáñez, ministro de Salud de 1987 a 1993 y de 1997 a 2001.
Esta es una realidad que enfrentan todos los días quienes sufren el infierno del cáncer en las salas y pasillos de los centros médicos, en sus casas y en los consultorios de especialistas.
Entre toda la información existente acerca de cuáles podrían ser los medicamentos que más son falsificados en el mundo, algunas investigaciones indican que son los medicamentos genéricos mientras que otras fuentes les asignan más importancia a los medicamentos para tratamiento de enfermedades más complejas como la diabetes o el cáncer.
“El Gobierno debería ver eso y viabilizar la entrada de medicamentos que deben ser usados para el tratamiento del cáncer. Deberían entrar sin aranceles o no tener costos elevados, para que ya no sea necesario el contrabando y los precios no sean un obstáculo más para los enfermos de cáncer”, asevera A. F.
El exministro sostiene que, en el caso específico de los pacientes con cáncer, “una de las propuestas más acertadas es la liberación de impuestos para la importación de medicamentos oncológicos y crear una agencia especializada para la provisión de éstos”.
Los estudios de prevalencia para Bolivia proyectan la detección de hasta 4.000 casos nuevos de cáncer al año por cada millón de habitantes. “Si somos 11 millones, se prevé que habrá 40.000 casos nuevos por año. Y una investigación que hicimos hace un año apuntó que se habían encontrado 21.000 nuevos casos en un año; esto quiere decir que no estamos por debajo de lo previsto, sino que aún no estamos diagnosticando los que faltan”, dice Cuentas.
Entretanto, las familias que padecen la calamidad del cáncer se arriesgan cada día a la dudosa procedencia, sin garantías, de los medicamentos que significan para ellos la diferencia entre la vida y la muerte. Esto porque los medicamentos de origen “garantizado” ofrecidos en laboratorios tienen precios tan altos que resultan prohibitivos.
“No tenemos apoyo de laboratorios ni de farmacias. Son los grupos voluntarios los que se ocupan. Por eso, pedimos la Ley del Cáncer. Esta es una enfermedad muy cara, los medicamentos son caros, aparte de las quimios, tenemos que pagar las radioterapias”, lamenta E. P., otra pariente de un paciente con cáncer.
//Agencia de Noticias para el Desarrollo