Mauricio Ochoa Urioste
Tras la inconstitucional decisión del TSE de dar paso a la ilegal reelección de Evo Morales y Álvaro Garcia Linera, la sombra más oscura llegó al Palacio de Gobierno, y desde La Paz y otras capitales del país, miles de bolivianos expresaron su rotunda negativa a la perpetuación del poder del régimen que lleva trece años ininterrumpidos en el poder. Piquetes de huelgas de hambre, protestas ante el TSE y los demás Tribunales Electorales Departamentales, marcaron jornadas de intenso dolor en la población boliviana.
Días previos a la Natividad 2018, personas ligadas a la Iglesia Católica solicitaron el levantamiento de las medidas de protesta, y sintomáticamente, poco tiempo luego, el dictador Evo Morales se dirigió mediante su cuenta en Twitter refiriendo a Jesús, pese a sus golpes a la Iglesia boliviana y sus burlas permanentes contra la fe católica misma.
No obstante, los bolivianos han reiniciado otro piquete de huelga de hambre en la Plaza Central de Sucre, la capital constitucional de Bolivia. Y es que no existe medio alguno que garantice en el país democracia, Estado de Derecho y apego a los derechos humanos. Se prevé que la lucha para recuperar la democracia entorno a la decisión del soberano que dijo no a una reelección indefinida cobre mayor vigor los siguientes días.
De ninguna manera se puede dar marcha atrás en este cometido. Bolivia llegó a su hora final: o triunfa la democracia o se mantiene el régimen autoritario que no reconoce ya siquiera el voto de millones de bolivianos. Habría que preguntarse si acaso Evo Morales, a diferencia de la dictadura chilena o uruguaya, es todavía un mayor esclavo de sus apetitos de poder. Porque vale y mucho el recuerdo: Augusto Pinochet se fue del cargo luego de que el pueblo chileno lo decidió así.
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En el plano internacional huelga conocer qué rumbo tomará la diplomacia del Presidente Jair Bolsonaro respecto a Bolivia. Mientras esto suceda, ya son muchas las voces contrarias a la reelección indefinida: expresidentes, y sobre todo, el catedrático español de derecho constitucional, Roberto Viciano Pastor, quien en un ensayo jurídico “destruyó” la tesis prorroguista mediante argumentos legales de derecho nacional, internacional, jurisprudencia y doctrina científica.
Por otra parte, sería un pésimo precedente en el Continente Americano que el Sistema Interamericano de Derechos Humanos, no sea suficiente para hacer valer lo que en derecho corresponde. Si es claro y contundente que la cúpula del gobierno boliviano no responde ya a la legalidad – incluido el propio Tribunal Constitucional – no sería un buen ejemplo para los futuros gobernantes de la región seguir los pasos de Bolivia sin la menor consideración de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos o de la Corte Interamericana de Derechos Humanos.
Fuente: mauricioochoaurioste.wordpress.com