Juventud Católica Mundial en Panamá


Mauricio Aira

De nuevo Francisco se reunirá con la Juventud Católica en la ciudad de Panamá. Las citas anteriores se han cumplido en España, Brasil, Polonia, ahora le toca el turno otra vez a nuestro Continente. El evento tiene connotaciones dignas de ser tomadas en cuenta. Primera. Como iniciativa correspondió a Paulo VI ya en 1975 con la meta de incentivar la participación juvenil en la vida de la Iglesia, que alcanzó su clímax en 1995 en Manila que congregó 5 millones de jóvenes, las sedes del Evento conocidas como Jornada Mundial se sucedieron en París, Roma, Toronto, Colonia, Sidney, Madrid y Rio de Janeiro con notable cobertura de los medios, Francisco presidió la Jornada en Cracovia donde Juan Pablo II fue canonizado como patrono de las juventudes. Allí se anunció Panamá como sede próxima lo que sucederá en días más, ante la presencia de incontables peregrinos del mundo entero.

Segunda. La reiterada convocatoria papal a rechazar la injusticia, a defender la paz, a mantener el mundo siempre habitable y a dar el “SÍ” a Cristo como centro del ideal y de la realización de la felicidad. Este compendio explica el éxito de estas jornadas ahora presididas por tres días de oración y meditación desde la edición en Santiago de Compostela que marcó la pauta.



No es extraño queBolivia concurra numerosa en que participan jóvenes del campo, de los centroslaborales, de los agrícolas, bien organizados por parroquias y diócesis van alreencuentro con el padre común Francisco que siempre encuentra el mensajeadecuado. Esta vez la controversia es grande porque muchos católicos no ven consimpatía el “aparente apoyo que Francisco brinda a los oprobiosos regímenes deVenezuela y Nicaragua” aunque el Vaticano ha sostenido que al margen de lascircunstancias de hoy, aquellos regímenes tienen que luchar por la Paz, laJusticia y los Derechos Humanos. Mensaje controvertido aceptado por unos,rechazado por otros. No obstante las críticas, la presencia de la Juventud enPanamá, mostrará ante el mundo su preferencia por Cristo, frente a doctrinasperversas que priorizan la violencia, el sexo, la riqueza, el exitismo barato,cobrará fuerza la humildad del Evangelio, la profundidad de la Fe y el trabajosolidario con los que menos poseen.

Apreciar en alto gradoel esfuerzo de los pastores, de los párrocos y otros líderes religiosos quevaloran el significado de su presencia y de la oración común de los jóvenes porlos más nobles ideales.

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