La Unión Europea no reconoce el nuevo mandato de Nicolás Maduro como legítimo. No obstante, no habla de romper relaciones pues no quiere cerrar los caminos del diálogo.
La asistencia de personal europeo de segundo y tercer rango al acto se prevé como salida diplomática, informan fuentes europeas. Esto es así, dado que la toma de posesión no se hará en la Asamblea Constituyente – desconocida por la UE – sino en el Tribunal Supremo de Justicia.“En mi opinión, si yo desconozco un gobierno no tengo por qué enviar representación a su toma de posesión. No obstante, una medida así debería ser adoptada por los 28 Estados miembros. No tendría sentido que la UE se retirara sin sus miembros”, explica Becerra.Todo indica que nadie está pensando en una medida así. A diferencia de lo que anuncian varios gobiernos de la región, los europeos adoptan un enfoque pragmático, explican fuentes europeas. “Tenemos que seguir trabajando con el gobierno de Caracas más allá del 10 de enero”, añaden. Hay nuevos acuerdos de cooperación firmados para apoyar a organizaciones sociales, por ejemplo.También están las inversiones europeas en el país. Nuevas inversiones francesas y holandesas para la explotación de petróleo anunció hace poco el gobierno venezolano.Coherencia y drasticidad“Para nosotros esto es inadmisible, cobarde, poco inteligente y hasta cruel”, dice por su parte a DW Patricia Betancourt, portavoz de la Plataforma VenEuropa que aglutina buena parte de los movimientos de la oposición venezolana en Europa. “Hacer negocios con este régimen es legitimarlo”, recalca.En su opinión, la UE debería tomar una posición más coherente con los valores democráticos y pacíficos que dice defender.
“Querríamos que la UE tomara una posición mucho más contundente, que cerrara las relaciones con este régimen venezolano. Entendemos que tienen miedo. Hay un millón de ciudadanos europeos en Venezuela. Pero también entendemos que si no se le da la estocada final a este régimen, cada segundo morirá más gente”, apunta la activista.¿Cabe una medida así? “Hay que tener en cuenta que los embajadores destinados en Venezuela cumplen una función de protección y de salvaguarda de los ciudadanos que están ahí. No es un regalo, no es comprender y apoyar al régimen, no para ser cómplices sino para ser testigos de lo que está ocurriendo y hacer lo que corresponda”, responde Becerra.Una ruptura de relaciones, sigue Becerra, “con una situación tan crítica para los ciudadanos que todavía están allí y teniendo en cuenta el momento de inestabilidad europeo creo que sería más bien una medida contraproducente”, concluye Becerra recordando lo complejo de la situación diplomática.(jov)
Fuente: www.dw.com