Susana Seleme
Aunque Evo Morales diga que el21F está ‘enterrado’, y sus corifeos le hagan coro, el 21 F vive y palpita enla identidad de cada demócrata en Bolivia. El compromiso con, para y por la democraciaes una carga genética que ellos no tienen.
Merced a unas tramposas primariascon las que creyeron cerrar la discusión sobre la ilegalidad de su cuartareelección, nunca van areconocer él, su Vice y su partido, que perdieron aquel referéndum. No tuvieronni tienen “la dignidad de la derrota” de la que habló Jorge Luis Borges. Al no tenerla, acrecentaron nuestra victoria,pese a que nos robaron 10% de votos.
Morales y compañía vuelven a equivocarseporque no toman el pulso de la calle, ni oyen el clamor de la sociedad conscienteque le repite “Bolivia dijo NO” como aquel 21 de febrero de 2016, que hoycelebra su tercer aniversario. Y lo grita cada 21 de mes y cada año, como este,en su tercer aniversario movilizado con marchas y concentraciones. Ahí se ratificala identidad democrática de Bolivia.
En 2016, Morales, conapetitos totalitarios de partido único sin pluralidad política, quiso saber si se le quería tantocomo para permitir su reelección indefinida, aunque violara la Constitución. Peroperdió. Cualquier político menos soberbio se hubiese conformado, como hace unamante impaciente, deshojando una margarita: “me quiere, no me quiere, poco, poquito, mucho o nada”. Aquí lequisimos poco.
=> Recibir por Whatsapp las noticias destacadas
Él quería saber si el pueblo-muchedumbre-masalo quería tanto para prorrogase en el poder ‘adeternum’ como Daniel Ortega en Nicaragua, al que, maniobras oscuras mediante,le permitieron semejante aberración. Claro que ocho años más tarde, la ComisiónInteramericana de Derechos Humanos (CIDH) pone en duda su ‘derecho humano’ a laperpetuidad en el ejercicio del poder. En esos ocho años el poder dinástico delos Ortega-Murillo hirió de muerte a la democracia y mató a más de 320nicaragüenses, muchos de ellos en la primavera de sus vidas, solo en 2018. El retraso de ocho años suena inaceptable, pormás explicaciones que arguyan. ¿Harán lo mismo con Bolivia? ¡Por favor, ya se acabó el tiempode callar!
Losmiembros de la CIDH acaban de irse, luego del 171 Período de sesiones entre el7 y el 16 de febrero pasado, en Sucre. Sabemos que escucharon a plataformasciudadanas y partidos políticos sobre el desconocimiento del régimen a losresultados del 21F y, de suyo, a la Constitución que impide la reelección por másde un período continuo. En las mismas condiciones que Ortega está el supuestoderecho de Morales. Es decir, ningún político debe gozar de esa gracia porqueva contra uno de los pilares de la democracia que es la alternabilidad en el ejerciciodel poder, y porque algunos autócratas/dictadores se hacen de la vista gorda,ante otra premisa de la democracia:que cada cuatro, cinco o seis años, la ciudadanía puede elegir a sus representantes,puede equivocarse, pero también puede corregirse.
De acuerdo a encuestas varias, Moralessigue perdiendo votos porque la sociedad está desencantada del impostor ‘procesode cambio’ que, paradójicamente, barrió con la ideología comoelemento aglutinador de sus bases, y como contraste con los otros partidos delsistema. Cierto que estos muy venidos a menos por el rigor centralista y laconcentración del poder, alpunto que pulverizan las autonomías departamentales.
Desaparecida la ideología y anclados en frases cada vez más vacías yridículas, como que si no se votaba por Morales en aquel referéndum “el sol se va a esconder, la luna seva a escapar y todo va a sertristeza para nosotros”, el Vice dixit, el oficialismo se refugió en el clientelismo y las prebendas abusivas, mientras el sol brilla a sus anchas y la luna sigue cumpliendosus 4 ciclos. En cambio, el ‘proceso de cambio’ y el Socialismo del S. XXIostentan su incapacidad de construir nuevas utopías y, al mismo tiempo, su capacidad malévola decrear infiernos, como en Venezuela y Nicaragua. En Bolivia luchamos para evitarambos extremos y para devolverle a la política su condición humana.
En este 21 F de 2019,recuerdo a Hannah Arendt en su contundente pensamiento sobre lapolítica y la libertad. “Si el sentido de la política es la libertad,es en este espacio- y no en ningún otro- donde tenemos el derecho de esperarmilagros, no porque creamos en ellos, sino porque los hombres, en la medida enque pueden actuar, son capaces de llevar a cabo lo improbable e imprevisible,lo sepan o no”.
Algunosno lo saben por ignorancia, comodidad, o porque fueron objeto de amenaza política,como un juez de Santa Cruz. Habiendo él aceptado la acción de cumplimiento delmandato del 21 F y su NO a la cuarta reelección de Morales, concluyó, que yaera cosa juzgada, por la sentencia constitucional 084/2017, que lo habilitó ala re-re-reelección por un derecho ‘inhumano’: la perpetuidad en el poder. Deesa gente no esperamos nada.
Pero haymucha más gente, como en todos y cada 21 F, que puede llevar a cabo lo imprevisible:que en 2019 el NO entierre el continuismo autoritario de Morales, gracias anuestra identidad democrática.