Es extraño que en medio del mayor auge de las actividades ilegales en el país, que además gozan de la complacencia revolucionaria, al régimen le dé un ataque moralista con cierto tufo de religiosidad que no convence a nadie. Este arranque consiste en prohibir el consumo de bebidas alcohólicas en la apertura del Carnaval de Oruro, es decir, cuando las comparsas desfilan en honor de la Virgen del Socavón. No vamos a negar que Bolivia necesita urgente una campaña contra el abuso del alcohol, un asunto que genera violencia, accidentes, destrucción familiar y muchos otros problemas sociales. Pero es un acto de hipocresía ver el árbol y no poder divisar el bosque de inmoralidad que consume al país, empezando por el irrespeto a la democracia y el voto del pueblo.
Fuente: eldia.com.bo