Emilia Clarke escribe una columna contando cómo dos aneurisma casi acaban con su vida en sus primeros años rodando ‘Juego de Tronos’.

Desde que empezó a rodar Juego de tronos, Emilia Clarke casi pierde la vida en dos ocasiones. La actriz revela en una columna este jueves cómo afrontó las dificultades de sufrir dos aneurismas diferentes en sus primeros años como Daenerys Targaryen.
«Justo cuando mis sueños de niñez parecían haberse hecho realidad, estuve a punto de perder mi cabeza y después, mi vida», empieza Clarke en un artículo escrito por ella que publica esta semana la revista The New Yorker. «Nunca he contado esta historia públicamente, pero ha llegado la hora».
La actriz repasa cómo pasó de trabajar como camarera a conseguir el papel de sus sueños como Madre de Dragones en Juego de tronos, la serie más influyente en la actualidad y con la que se catapultó a la fama mundial en apenas un par de años. Tras el rodaje de la primera temporada, y con tal de mantenerse en forma para estar al día de las exigencias profesionales de su carrera y aliviar el estrés que derivaba de ello, Clarke empezó a ejercitar en el gimnasio. En una mañana de febrero de 2011, la británica se empezó a sentir mal y acabó tirada en el baño intentando recuperarse de un dolor insoportable.
«De alguna forma, sabía lo que estaba pasando: mi cerebro se había dañado», recuerda Clarke sobre ese momento. «Por unos momentos, intenté apartar el dolor y las náuseas. Me dije a mí misma, ‘No me quedaré paralizada’. Moví mis dedos de los pies y de las manos para asegurarme de que lo conseguía. Para mantener viva mi memoria, intenté recordar, entre otras cosas, algunas líneas de diálogo de Juego de tronos«.Una mujer que la vio en el baño llamó a una ambulancia y Clarke acabó en el hospital, donde tras unas pruebas le diagnosticaron una hemorragia subaracnoidea que había sufrido tras un aneurisma cerebral. Tenían que operar de inmediato: «Durante las tres horas siguientes, unos cirujanos empezaron a reparar mi cerebro. Esa no sería mi última cirugía y no sería la peor. Tenía 24 años».Clarke asegura que el proceso de rehabilitación fue duro, sobre todo en las dos primeras semanas. En una de las pruebas posoperatorias, una enfermera le preguntó su nombre («Emilia Isobel Euphemia Rose Clarke») y Clarke no supo recordarlo. Sufría afasia, un trastorno del lenguaje que derivaba del trauma cerebral que Clarke había sufrido con motivo del aneurisma. La actriz acabó sueprando el bache, pero los médicos le detectaron un segundo aneurisma más pequeño en otro lugar del cerebro. Por ahora, estarían al tanto de su evolución.Una vez Clarke volvió a su rutina, todo había cambiado. Se sentía insegura, cansada y pensaba que podría morir en cualquier momento: «Recuerdo vívidamente pensar durante mi estancia en un hotel de Londres para una gira promocional que no podría mantener el ritmo, o respirar, y mucho menos ser encantadora. Me tomaba morfina entre las entrevistas. El dolor seguía presente y la fatiga era el peor agotamiento que jamás había experimentado, multiplicado por un millón. Y, afrontémoslo, era una actriz. La vanidad viene con el trabajo. Pasé demasiado tiempo preocupándome por mi aspecto».Dos años después, tras terminar el rodaje de la tercera temporada de Juego de tronos, Clarke estaba en Nueva York con motivo de una obra de Broadwayque protagonizaba. La actriz aprovechó su seguro médico del sindicato de actores y fue a uno de los hospitales de la metrópolis para hacerse unas pruebas. El segundo aneurisma había empeorado y había que hacerse cargo de él. Le prometieron una operación sencilla, pero nada salió según lo previsto. Cuando Clarke se despertó, empezó a gritar del dolor. La operación había fallado y Clarke tenía una hemorragia que limitaba sus opciones de supervivencia si no operaban de nuevo y de inmediato. Esta vez, la intervención debía ser a través del cráneo.»La rehabilitación fue incluso peor de lo que fue la de la primera operación», recuerda Clarke. «Me pasé un mes en el hospital y, de nuevo, en algunos momentos, perdí toda esperanza. No podía mirar a nadie a los ojos. Tenía una terrible ansiedad y ataques de pánico».Clarke acabó superando aquella segunda crisis y la actriz dice estar ahora al 100 por 100 de sus posibilidades. Pese a que un tabloide ya avanzó parte de la noticia del aneurisma hace unos años, Clarke ha querido contar su historia en este momento porque ha lanzado una organización benéfica para ayudar a pacientes que estén recuperándose de lesiones y derrames cerebrales como los que le afectaron a ella: «Estoy muy feliz de ver el final de la historia [de Juego de tronos] y del comienzo de lo que sea que venga después».
Fuente: revistavanityfair.es