Papanoeles idiotas y mamanuelas con pistola

José Luis Bolívar

A veces los políticos suelen tener buenas ideas, y las menos de esas veces, esas ideas llegan a hacerse realidad, pero la mayor parte de las ocasiones, las concepciones que engendran son tan malas, que cuando tratan de arreglarlas o mejorarlas, las empeoran aún más, terminando por lo general, en enormes desastres, de los cuales nadie se quiere acordar.

Algunas veces también, esas ideas surgen durante las campañas electorales, y ante la falta de propuestas innovadoras, cualquier locura, puede llegar al pueblo como una ganga imposible de rechazar, pensando que el electorado, es un infante al que se le puede conquistar con un chupetín.



Recuerdo que en cierta ocasión, un candidato a la alcaldía de La Paz, quiso proponer como bandera de su campaña, la postulación de la ciudad del Illimani para sede de los Juegos Olímpicos, pero cuando le dijeron que así su idea fuese aceptada, y se nominara a la ínclita urbe andina como la ganadora, tales eventos tendrían lugar unas tres gestiones posteriores a la suya y lógicamente eso ya no le gustó, por lo que decidió borrar la ideota de su campaña.

Pero quien hizo una oferta mucho más atrevida y si la llevó a cabo, fue el presidente mexicano Pascual Ortiz Rubio, apodado el Nopalito, quien allá por los años treinta, en la época del México post revolución, tuvo la intención de insuflar en los mexicanos, un espíritu nacionalista y desechar cualquier vestigio de alineación extranjera.Para tal motivo, puso sus ojos nada menos que en la Navidad y como esta fiesta decembrina tenía su razón de ser en el niño Jesús y a un pueblo tan católico como el suyo, no se le podía tocar la fe, a quien vio como engendro imperialista a aniquilar fue a Santa Claus.Para que este no aparezca más en las postales de la natividad, buscó a quien lo pueda reemplazar y no tuvo mejor idea que hacerlo con Quetzacóatl.La Serpiente Emplumada, es un dios mesoamericano, de la cultura mexica- tolteca y es la principal deidad de la civilización azteca, por lo que se pintaba como la opción ideal para reemplazar al viejo pascuero.La gente le atribuyó semejante barbaridad a Plutarco Elías Calles, quien supuestamente, era el rey detrás del trono, y quien realmente gobernaba en ese momento. Un tipo maquiavélico que podía hacer que Ortiz haga y deshaga lo que al le venía en gana.

Después de lanzado el decreto, la gente empezó a tener serios problemas para entender que es lo que realmente proponía su presidente, si al que iban a acostar ahora en el pesebre era el nuevo ídolo como cabeza de reptil y plumas de águila, o si el nacimiento iba a estar representado por todos los otros dioses aztecas y mayas o si quien les iba a depositar los regalos, iban a ser las otras deidades olmecas y por último, el conflicto radicó en los tres reyes magos, quienes en México, tienen mucha más raigambre, que en el resto de los países del continente americano.

Resulta que para que la gente tenga todo claro, se decidió hacer una representación de la nueva forma de celebrar el nacimiento del hijo de Dios, en el estadio nacional, ante cincuenta mil espectadores (procurando que la mayoría sean niños) y con toda la parafernalia, que los años treinta lo pudieran permitir.

Una pirámide gigantesca en medio de la cancha, simulando ser Tenochtitlán sobre el verde pasto, la deidad emplumada al medio y un menjunje de niños con cruces, y los tres reyes magos vestidos con taparrabos y una ensalada de ideas costumbristas y precolombinas que al final, nadie pudo comprender y que al que terminó enterrando no fue al gordo de la casa polar, sino a su ideólogo, que por tratar de ser imaginativo, no tuvo ni la menor idea del lio absurdo en el que se metió.

Al parecer, quien también estuvo metido esta semana hasta el fondo del fango fue nada menos que el candidato sacado de la galera de algún muy mal mago, don Víctor Hugo Cárdenas.Como en las encuestas no aparecía ni colgado del último lugar, quiso salir a la palestra con otra idea maravillosa y para darle el respectivo realce, esperó al Día Internacional de la Mujer, para que el impacto sea aún mayor, buscando que se hable de él, sin importar si bien o mal, puesto que, si el propósito de semejante oferta era solo ese, lo consiguió con creces.Como muchos y variados actos de violencia, han tenido a la sociedad boliviana, con la indignación al máximo, por delitos varios que se cometieron contra muchas damas, jovencitas y niñas, quiso salvarlas de sus victimarios, poniendo en la cartera de las bolivianas, un arma de fuego para que funcione como medida disuasoria.En alguna ocasión, don Ronald McLean y don Tito Hoz de Vila, trataron también de que la parca sea parte de su victoria electoral, propugnando a la pena de muerte como remedio a la delincuencia. Fue tal su fracaso que los dos terminaron muertos de la pena y al parecer, el ex vicepresidente de la primera gestión gonista, por ofrecer una pistola a cada mujer, terminó disparándose un tiro en el pie.

Es más, la defensa y argumentación de su idea, fue tan torpe y disparatada, que, a cada pregunta de cualquier periodista interesado en su proyecto, le contaba algo nuevo y cada vez más loco, hasta el extremo de sugerir, que aprender a manejar un arma, tomaría menos tiempo que aprender a manejar un celular.

Honestamente no es mi intención opinar sobre una propuesta tan torpe y demagógica, puesto que lógicamente, nunca se llevaría a cabo, por lo tanto, no tendría sentido ni analizarla, pero si como ciudadano, elevo mi protesta a la poca capacidad que tienen los políticos bolivianos (y mundiales) a la hora de ofertar verdaderas soluciones a nuestros cotidianos problemas.

Queremos oír de parte de ellos, sugerencias realmente creíbles y efectivas a problemas como la inseguridad (no solo de las mujeres o los niños) sino de todas y todos los bolivianos en general, la falta de empleo, las deficiencias en la atención a la salud, la informalidad, la violación de los derechos humanos, la libertad de prensa, el narcotráfico y tantas cosas serias por las que ocuparse, en lugar de hacernos gastar tiempo y saliva, hablando de ideas tan torpes como las de tener a una dama armada en cada hogar boliviano.