Cómo lograr que tus hijos duerman, aun en la misma habitación


Por Craig Canapari

Soy el director del Centro Pediátrico del Sueño en la Universidad de Yale y muchos de los niños a los que atiendo en la clínica del sueño con problemas conductuales para dormir comparten recámara con sus hermanos. Algunas familias duermen a sus hijos en la misma habitación para favorecer la cercanía entre hermanos. Para muchos otros, es una cuestión de necesidad, pues no todos vivimos en casas con muchas habitaciones. Aunque compartir una recámara, especialmente en hogares pequeños, requiere de concesiones (entre hermanos y entre padres e hijos), sí es una situación manejable e incluso podría aportar beneficios, como ayudar a que los niños ansiosos duerman mejor.



De hecho, la práctica de que los niños tengan sus propias habitaciones es relativamente reciente en Estados Unidos. Hasta la época victoriana, tener alcobas individuales era un lujo que solo podían permitirse las clases aristocráticas. A mediados del siglo XIX, los padres e hijos en hogares de clase media dormían en cuartos separados, aunque seguía siendo común que los niños durmieran todos en un solo lugar. En 1843, Louisa May Alcott, quien entonces tenía 10 años y más tarde escribiría Mujercitas, redactó una carta pasiva-agresiva a sus padres, en la que les reclamaba: «He estado pensando en mi pequeña habitación, que supongo nunca tendré». Ya en el siglo XX, una pequeña alcoba era normal para un adolescente, pero se desconoce dónde ponían a los niños menores para dormirlos.

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Compartir habitaciones es más popular en ciudades donde los costos de las casas son altos y el espacio es limitado. Hay pocos datos confiables sobre qué tan común es compartir habitación. En mi consulta, al menos la mitad de los niños que viven en apartamentos comparten recámara; pasa lo mismo con los hijos de padres divorciados o separados que, por lo tanto, duermen en más de un solo hogar.

Sin importar cuál sea la razón para compartir, los retos son los mismos. He aquí algunos consejos para ayudar a que los hermanos se vayan a dormir y se queden dormidos sin matarse entre sí.

Idealmente, los niños que comparten habitación deben tener una edad lo más cercana posible. Es más probable que un niño de 6 y otro de 3 años tengan horarios más compatibles que un adolescente y un bebé. (El género es un factor para muchas familias, aunque no está relacionado con el sueño).

También debes considerar el ambiente para dormir que prefieran tus hijos. ¿Uno necesita dormir con una lámpara encendida y otro completamente a oscuras? ¿Tu hijo necesita de silencio absoluto y tu hija exige una máquina de ruido blanco? Obviamente, alguien tendrá que hacer concesiones. Si duermes con un bebé que esperas que luego duerma con algún hermano, es bueno habituar al bebé a dormirse en un ambiente sensorial parecido al del hermano o hermana mayor antes de hacer el cambio.

Las literas son una excelente solución si tienes dos hijos que ya no usan cuna, aunque por cuestiones de seguridad el niño que duerma arriba debe tener al menos 6 años. Esto permite que cada uno tenga un espacio claramente definido, además, también le permite al hijo mayor quedarse despierto un rato más leyendo con una pequeña linterna. (Lo más seguro es colocar las literas en la esquina del cuarto).

Mezclar dos rituales distintos para dormir es el mayor desafío de tener hijos que comparten cuarto. Tal vez se te antoje quedarte leyendo Harry Potter con tu hijo de 8 años, mientras que al pequeño de 3 probablemente le interese más echar un vistazo rápido a Perdido y encontrado y luego apagar las luces. Aquí hay algunos consejos sobre la mejor manera de lidiar con esto: al igual que todos los hábitos de sueño, es importante crear un plan y apegarse a él lo más posible.

• Encuentra un buen horario. Cuando dejan de ser bebés, la hora típica para ir a dormir es entre las 19:30 y 20:30. Este lapso debe cumplir con las necesidades tanto de los niños más jóvenes como las de los mayores, pero muchos padres piensan que el niño más pequeño debe dormirse antes y luego el mayor. No es necesario hacerlo así. Considera tus circunstancias particulares: si tu hijo menor aún duerme siestas, quizá se duerma más tarde que el otro hijo. Si solo hay un padre a la hora de dormir, quizá sea mejor dormirlos por turnos. Si están los dos padres, tener rutinas concurrentes puede ser lo mejor si ambos niños se duermen a la misma hora.

• Haz una lluvia de ideas con tus hijos. Pregúntales qué es lo que los haría sentir más cómodos y listos para dormir. Si quieren irse a dormir al mismo tiempo, tal vez puedan hacer la mayoría de la rutina, como leer y canciones de cuna, juntos en una cama, y luego mover a cada niño a su propio lecho cuando sea hora de apagar las luces. O bien, si tus hijos se van a dormir a diferentes horas, la rutina que es posterior debe hacerse en otra habitación.

• Haz concesiones si es necesario. Los planes mejor trazados deben poder ser flexibles. No siempre es posible tener una rutina muy elaborada con cada niño todas las noches para ir a dormir. Tal vez a veces solo leas unas páginas de un libro en lugar de un capítulo entero. A veces necesitarás darle permiso a tu hijo mayor para ver la televisión o un video si está gritando o correteando mientras tú intentas dormir al bebé. También, habrá ocasiones en que tus hijos charlen un poco o se queden despiertos más tarde de lo que te gustaría. Trata de relajarte y aceptar que las cosas no siempre van a ser perfectas, sobre todo si tus hijos apenas se están acostumbrando a la compañía mutua.

• Debe mantenerse la constancia en el caso de los niños que duermen en dos hogares. En mi experiencia, compartir habitaciones es más común si los padres están separados. La rutina para ir a dormir de tu hijo, así como su hora de dormir, debe ser la misma en ambas casas para conservar el sueño de alta calidad.

• Sé claro y firme. Es normal que los niños se rehúsen a dormir. Apegarte a una rutina constante y estructurada te ayudará en esto, así como simplemente llevar a tu hijo de regreso a su cuarto sin hacer mucho alboroto cada vez que se levante para «un rato más».

• Si necesitas entrenarlos para dormir, considera sacar a un niño del cuarto de manera temporal. Si quieres resolver algunos problemas de sueño con tu bebé, quizá sea necesario sacar al niño mayor de la habitación por un tiempo, sobre todo si estás pensando en usar el método de extinción (es decir: el método de «déjalos que lloren»). A los niños más grandes les suele gustar dormir en un catre o colchón en tu cuarto por un tiempo. Es importante que al niño que tiene dificultades para dormir lo entrenes en su habitación, para que no provoques una alteración al cambiarlo de ambiente.

• Presta atención al ronquido. Si uno de tus hijos ronca mucho, que su médico lo examine para ver si tiene una enfermedad que lo haga roncar, como la apnea obstructiva del sueño.

• Algunos niños simplemente necesitarán sus propias habitaciones. Si tienes un hijo con temas serios de conducta, como autismo, quizá de verdad necesite su propio espacio para beneficio propio y para el descanso del resto de la familia. En casos extremos eso quizá signifique que tú tengas que compartir tu alcoba con tus hijos.

• No dejes que un madrugador altere el sueño del otro niño. Los más grandes quizá se queden tranquilos en cama leyendo, pero los pequeños probablemente no. Dile a tu alondra madrugadora que te despierte a ti (yo sé que es duro), y no a su hermano. Además, si uno de tus hijos suele despertarse de noche, a lo mejor no es mala idea estar vigilando el monitor e ir al cuarto apenas vislumbres un problema. Dicho esto, muchos niños no se despiertan con los llantos y quejidos de sus hermanos, sobre todo durante la primera mitad de la noche (cuando tenemos el sueño más profundo: el sueño de ondas lentas).

Aunque mis hijos tienen habitaciones separadas, les encanta tener piyamadas en el cuarto del otro, ocasiones en las que sin duda crean lazos. Muchos hermanos que comparten habitación se hacen más unidos, aunque se peleen. De hecho, los niños que sufren ansiedad podrían dormir mejor si comparten habitación con una hermana o hermano. Además, ponerlos en la misma recámara te da más lugar para un cuarto de huéspedes, una oficina o un cuarto de juegos (o dinero extra para las familias, ya que podrán vivir en apartamentos más pequeños), lo cual crea ventajas excelentes para todos.

*Copyright: c.2019 New York Times News Service

Fuente: infobae.com