Hernán Siles (izq) y Jaime Paz en un acto de campaña en 1982.Rafael Archondo Q. A las tres de la madrugada del 30 de junio de 1984, un grupo de policías y militares ingresó a la casa presidencial. Hernán Siles Zuazo dormía en su habitación. Los uniformados lo obligaron a subir a un vehículo y lo trasladaron a una casa del barrio de Miraflores localizada entre las calles Honduras y Estados Unidos. Allí lo dejaron custodiado por seis civiles.El primero en conocer del hecho fue Miguel Urioste, dirigente del MIR, que en ese momento era ministro secretario de la Presidencia. Los dirigentes de su partido se reunieron de inmediato en una casa de Sopocachi. Desde allí tomaron la decisión de denunciar un embrionario golpe de Estado.Antonio Aranibar y Miguel Urioste se dirigieron de inmediato a las radioemisoras más accesibles para alertar a la población. En radio Cristal los recibió Carlos Mesa.Por su parte, Oscar Eid llamó al comandante de las Fuerzas Armadas, a los mandos de la Policía y a los dirigentes sindicales. Con ellos supo que los 20 secuestradores que irrumpieron en la casa presidencial eran personal entrenado por la DEA norteamericana. Entonces la averiguación se orientó hacia la embajada. Edwin Corr, representante permanente de Estados Unidos en La Paz, puso en claro que su país no compartía ningún plan conspirativo para derribar a Siles.Horas más tarde, vecinos de la casa donde retenían al secuestrado alertaron a las autoridades sobre movimientos extraños en la zona. Oscar Bonifaz, ministro demócrata cristiano en el gabinete, ingresó a la casa con las manos en alto. Allí se topó con Siles, quien intentaba calmar a sus custodios, los cuales ya se daban por perdidos. Horas más tarde, en la plaza Murillo, el Presidente se refería a ellos: “A seis pobres hombres que habían sido contratados (los) hemos dejado asilados en la embajada argentina”. Los cabecillas del secuestro, el coronel de la Policía Germán Linares y el teniente del Ejército Celso Campos Pinto quedaron impunes.¿Cómo debemos entender lo sucedido aquel día?, ¿había un golpe en marcha?, ¿por qué no prosperó?, ¿quién organizó el secuestro y con qué objetivo?En 2013, Antonio Aranibar, uno de los principales dirigentes del MIR, concedió una entrevista clave en Quito, Ecuador. En ella, el que fuera canciller de Bolivia entre 1993 y 1997, revela un dato que hasta entonces nadie se había atrevido a confirmar. Estas son sus palabras: “Jaime (Paz Zamora) se vio envuelto, como actor principal, en un intento de golpe de Estado contra el Presidente Siles Zuazo por un grupo de militares armados que lo sacaron de la residencia presidencial de San Jorge (…) y que estaba destinado a sustituir al presidente Siles por el vicepresidente Jaime Paz Zamora en el momento en que éste se encontraba, y así fue planeada la acción, en una reunión internacional en Lisboa”.En la entrevista, Aranibar no solo denuncia al autor del hecho (Paz Zamora), sino que cuenta que él mismo evitó que se reuniera el Congreso Nacional “para proclamar la necesidad de la sucesión constitucional, como era el plan”.Aranibar, que entonces era aliado de Jaime Paz, cierra su revelación diciendo que aquel episodio fue la culminación de un proceso de “degeneración política” que llevó finalmente a la división del MIR.Fuente: Entrevista de Handel Guayasamín y Oscar Andia a Antonio Aranibar, en “Testimonio y Legado”, (2018), A. Camacho, F. Camacho y H. Möller.Brújula Digital / BoliviaRafael Archondo Q. es periodista.