El transporte está en manos de pocos que acumulan dinero y poder

No es un secreto que el transporte público se ha convertido en un “gran negocio” para muchos dueños de vehículos que a diario recorren las calles y avenidas de Cochabamba para trasladar personas a diferentes zonas.

Lo que pocos conocen es el movimiento económico que se genera para ciertos grupos y el destino de los miles de dólares que se pagan para formar parte de una línea.



El transporte público se convierte en un negocio rentable para pocos y de pequeñas ganancias para muchos. La recaudación promedio mensual de un exitoso empresario, dueño de tres vehículos, puede ser más de 21.000 bolivianos, esto sin considerar los posibles gastos en reparaciones mecánicas.

Los dirigentes, tanto en Cochabamba como en otras ciudades, coinciden en que debe haber un cambio en el sistema de manejo que tiene el transporte público. Sin embargo, discrepan en que sea en la totalidad e incluso se cuestionan sus formas de organización y adquisición de ganancias.

En el sector apuntan a estructuras de poder, irregularidades, explotación laboral y nula coordinación entre los actores involucrados. Los directos afectados: los ciudadanos.

Además,  el actual sistema del transporte urbano y sus formas de organización impiden el impulso y el desarrollo de un medio alternativo moderno que logre beneficios reales para la población.

El transporte de la ciudad se ha convertido en blanco de duras críticas de la mayoría de la población que reclama por el servicio poco eficiente y los malos tratos a los usuarios.

En un sondeo realizado por Los Tiempos, en el que se consultó a 20 choferes de dos líneas que recorren la avenida Oquendo, se evidenció que 18 de ellos no son dueños de los vehículos que manejan y sólo trabajan en calidad de choferes.

“El transporte ya no es un negocio y ya no significa grandes ganancias. Ahora se trabaja para sostener a la familia y llevar el pan de cada día a nuestros hijos, es una forma de sustento para nuestras familias, no es una forma de ganancias millonarias como muchos piensan”, afirma José Luis Flores, ejecutivo de la Federación del Transporte Libre de Cochabamba.

Sin embargo, Marcelo, un padre de familia que trabaja siete años como chofer de un trufi, aseguró que los enriquecimientos se dan en los “dueños de más de tres carros que con seguridad tienen ganancias diarias de más de mil bolivianos”.

Juan (nombre ficticio), un chofer que empezó a trabajar hace dos años, dijo que es empleado de una persona dueña de tres micros y dos taxitrufis. “Tienen privilegios en sus sindicatos, ganan mucho dinero a costa del trabajo de nosotros. Yo me rompo la espalda por 120 bolivianos diarios, después de trabajar de ocho de la mañana a ocho de la noche”, relata.

Daniel, que también trabaja como chofer, confirmó la información que brindaron sus compañeros. Explica que cada día recibe 100 bolivianos y que el resto de las ganancias se va para el dueño del motorizado.

“El señor es militar y gana mucha plata, además tiene tres trufis y de ahí salen sus otras ganancias”, asevera.

Pero  también hay pérdidas. Carlos Durán, dueño de dos autos Toyota Ipsum que operan en una de las codiciadas líneas que recorre la avenida Ayacucho, no negó que el negocio del transporte sea rentable para él aunque también asegura que “hay temporadas de muchas pérdidas”.

¿Cuánto se paga?

Las líneas más caras son las del sector federado. Las de micros como el 3V, Y, G, U y B, entre otras, son las más costosas. Los precios para acceder a una ellas oscilan entre los 10 y 15 mil dólares.

“Yo me compré el micro hace 10 años, de esto vivo y da no más platita. Pagué 13 mil dólares, ahora piden 15 mil”, relató un conductor que prefirió no revelar su identidad.

Posteriormente, están las líneas de trufis y taxitrufis. Los costos oscilan entre los 5 y 10 mil dólares. “Siete mil dólares he pagado al club, más el costo de mi auto que fue 10 mil, como 17 mil dólares he tenido que pagar para poder trabajar”, afirmó otro conductor.

Todos los choferes que realizaron una inversión para poder operar en el transporte público de Cochabamba, sea del sector libre o del federado, tuvieron que pagar grandes cantidades de dinero a los sindicatos pero ninguno de ellos sabe a dónde se destinan esos recursos.

 

Esta investigación fue realizada en el marco del Fondo Concursable Spotlight VI de la FPP y  el  EJC.

 

¿QUIÉNES ESTÁN INVOLUCRADOS EN ESTE MILLONARIO NEGOCIO?

REDACCIÓN CENTRAL

Son cuatro los perfiles identificados en el negocio del transporte público. La mayoría depende de unos cuantos, algunos son “sus propios jefes”, pero una minoría es la que se lleva la mejor y mayor tajada de la torta.
Según un cruce de información de diferentes fuentes, en un sindicato grande existen entre 10 a 15 dirigentes “eternizados en el poder y control” de los cuales “sólo tres o cuatro” manejan los “asuntos importantes”. El resto, que en su mayoría son choferes asalariados, no tienen derecho a opinar.
Expolíticos, empresarios, importadores de repuestos automotrices y “personas que cuentan con millonarias cifras de dinero” son quienes manejan el transporte público en Cochabamba y el resto del país.
Mientras esto pasa, la ciudadanía igual anhela una renovación del parque automotor, pero también exige medios alternativos, ciclovías, y vehículos amigables con el medioambiente.

Fuente: lostiempos.com