Cuando esos niños que piden monedas en las esquinas se acercan a los vehículos, suelen colmar de adulos al conductor para conseguir su objetivo. Si la respuesta es negativa, se van refunfuñando y lanzando insultos hacia la misma persona que segundos antes estaban “coqueteando”.
No se puede culpar a esos chicos pues lo mismo sucede en el comercio, cuando el vendedor le pone cara de odio al que pregunta, mira y se ensaya pero no compra. Con la política es igual, aunque nadie tiene recuerdos de que de la boca de Evo Morales hayan salido tantas palabras bonitas hacia Santa Cruz, como las que ha estado lanzando últimamente. Todos recuerdan los insultos, los ataques a la economía cruceña, la persecución y el rencor por no haber podido conquistar electoralmente a esta región. Hoy es momento de derrochar adulos, un indicio de que Santa Cruz otra vez se pone difícil para el oficialismo.
Fuente: https://www.eldia.com.bo
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