El Colegio Hernando Siles de La Paz declara duelo de tres días por la pérdida de sus alumnos

Pusieron velas y hubo misa bajo el árbol donde Jhon y Helen fueron fulminados por un rayo.

 

«Tras lo que pasó con los dos chicos, tenemos miedo de que pase otra vez, puede pasarle a alguno de nuestros hijos, por eso hicimos pasar misa para que sus almitas descansen y bendecir nuestra zona, para que no pase de nuevo una desgracia así», afirmó uno de las vecinas de la avenida 15 de Abril.Murmurando una oración, minutos antes, la mujer se acercó y prendió una vela en el altar improvisado que armaron bajo el árbol donde un día antes un rayo fulminó a Jhon Uriel y Dian Helen.Eran casi las 13:00 del miércoles cuando Jhosilfe, la dueña de una tienda cercana al lugar, vio que el rayo cayó sobre el pecho de una colegiala que estaba refugiada bajo el árbol de la copiosa lluvia que caía a esa hora. La joven estaba junto a quien la protegía y parecía su pareja.“Parece que el rayo le impactó a la chica en el pecho y le rebotó al chico, quizás porque estaba con su celular (en la mano), porque el rayo no cayó recto, fue de costado, por eso el árbol no está quemado”, relató otro vecino que acudió al lugar minutos después de la caída de la mortal descarga eléctrica.Compañeros del colegio Hernando Siles, de la zona Villa Fátima, donde estudiaba la pareja de enamorados, los recuerdan alegres, solidarios, amables y “rockeros”. Helen de 15 años y Jhon de 17. “Se arreglaron” hace unos cuatro meses», contó Adalid, el mejor amigo de Uriel -como le conocía la mayoría-.En la mañana, el director del establecimiento, Edgar Copa Barret, declaró duelo de tres días y autorizó a los alumnos de los grados a donde pertenecían ambos a que asistan a la misa que se dio a las 11:00 en la funeraria Elias, ubicada en la calle San Salvador de la zona Miraflores.



Horas después, a las 15:15, los vecinos realizaron la segunda ceremonia bajo el árbol. “Nos sostiene al esperanza de que resucitaran con Cristo el último día, con todos los que en él han muerto. Escucha nuestras oraciones, Dios de misericordia, para que se abran a tus hijos, Dian Helen y Jhon, las puertas del paraíso y los que aún permanecemos en este mundo, nos consolemos mutuamente con palabras de fe”, proclamó el párroco, levantando las manos, rodeado de vecinos y amigos de la pareja.Un día antes, minutos después de que la Policía levantó los cuerpos de los enamorados, llegó al lugar la madre de Helen alertada por otros vecinos. Allí, le bastó un instante para reconocer en el piso un pedazo de la ropa de su hija, que había quedado tirado en el suelo producto del impacto del rayo.La madre se desplomó y comenzó a llorar ante la impotencia de sus acompañantes que la sostenían, los vecinos y mirones que acudieron al lugar. Además de los pedazos de las prendas de vestir, junto al árbol se vio un par de palomas victimas del mismo rayo y una banqueta de cemento quebrada.“No hay que pisar donde han caído”, recomendó hoy durante la misa otra anciana vecina mientras arreglaba las flores que desde la noche anterior fueron ofrendadas a los enamorados. “Es de mala suerte”, dijo a los que estaban cerca del lugar donde había caído la pareja y éstos retrocedieron unos pasos y luego, como si estuvieran frente a un altar, comenzaron una oración.Uno de los padres de otro compañero de curso de Jhon Uriel contó que el 27 de mayo, en la hora cívica por el Día de la Madre, el joven había interpretado un número en homenaje a su madre. No recordaba bien los detalles, pero sí que fue muy gracioso y con el acto le pedía disculpas a su mamá, “por todas las veces que le había hecho renegar”.

Adalid también relató los detalles de la tierna escena del 21 de septiembre que quedó grabada en un video de un minuto y 14 segundos. Jhon Uriel preparó una sorpresa por el día de los enamorados y abrazando a Dian Helen ingresa al curso donde otros compañeros sostienen el oso que él le compro y el cartel que hizo: “Te amodoro chiquita preciosa”, decía en letras de colores.Página Siete / Carlos Quisbert / La Paz