
Hoy con un gobierno en transición, firme en la lucha por ser eficiente, podemos aún observar los vestigios de la práctica corruptora, esos dinosaurios que no terminan de aceptar que el tiempo de los caudillos, del amiguismo, del prorroguismo, de la manipulación, de la corrupción concluyó, porque la juventud en el liderazgo de Luis Fernando Camacho inspiró a los bolivianos a no cansarse ni rendirse en la defensa de los derechos, ya que esta condición no es una opción sino una obligación del amor propio en un Estado libre.
Con beneplácito vemos, quienes creemos en la libertad como responsabilidad para la evolución humana y ética para el desarrollo, la firmeza de un joven, con derecho a equivocarse en el proceso de construcción, para desafiar sus potencialidades y lanzarse a conquistar sus sueños. Esta confianza en la constitución de la moral es el mensaje a la juventud del instrumento que necesitan para canalizar sus ambiciones, normales en todo humano. Y a partir de esta innovación amorizar el mercado, en un gobierno fuerte para un Estado rico.
Lavive Yañez Simón, ex diputada
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