Ramsés: «Después del 20-O me buscó un emisario de Evo»


Edgar Fernández Lazcano cuenta a la Revista OH! cómo se convirtió en Ramsés, uno de los “protagonistas” de la última crisis en el país.

Desde hace décadas hace noticia y no sólo por sus capacidades metafísicas. Ya hace 25 años, por ejemplo, fue uno de los protagonistas clave de un terremoto político que afectó a la cúpula del Movimiento de Izquierda Revolucionaria. Aquel hecho cambió su vida radicalmente y el destino lo convirtió en su lector. Edgar Fernández Lazcano, paceño, 54 años, y más conocido como Ramsés, conversó con OH! Mencionó tangencialmente su vida política y describió aquélla que hoy lo pone en el pico de la fama entre sus pares. Una fama que podría acrecentarse en función a la puntería de sus nuevos vaticinios.



—¿Cómo fue que Edgar Fernández se convirtió en Ramsés?

—Allá por mis 12 a 13 años fue un tiempo muy marcado por los golpes de Estado. Tuve un apego a muy temprano por la práctica política. Ya a los 16 años era dirigente de la Federación de Estudiantes de Secundaria de Bolivia (FES) y militante de la Juventud Comunista de Bolivia (JCB). Salí bachiller y estudié Economía, carrera que, por diversos factores, no concluí. Y a los 27 años estuve asilado en los Estados Unidos por un caso político que tuvo resonancia acá en Bolivia.

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Es allá que me acerco a esto que hoy es mi forma de vivir; es decir, la cosmobiología y el arte adivinatorio.

El año 98, retorno al país ya con una familia constituida. Desde entonces me dediqué a vivir de esto que es un arte y una práctica. Luego, los medios de comunicación me empezaron a pedir predicciones cada vez más significativas. En 2010 empezaron las más recordadas. Esa vez advertí que la vida del extinto presidente Hugo Chávez, que estaba vivo y sano, era corta. Y falleció en 2013.

También anuncié ese año, con un mes de anticipación, que la final del Mundial sería entre Holanda y España. Hace dos años, escribí para el diario y medios argentinos que la final de la copa Libertadores la jugarían Boca y River. Y así sucedió, entre otros ejemplos.

—¿Cómo, siendo comunista y, por lo tanto, escéptico, decide ingresar en este tipo de conocimientos?

—Cuando llegué a EEUU, entré en un estado depresivo, de ansiedad y de angustia, y busqué algún tipo de desahogo. El único tipo de literatura que había en español era el relativo a las ciencias alternativas. Hallé textos de meditación, astrología y, a modo de entretenerme, escudriñé ahí. Empezaron entonces mis creencias en el arte adivinatorio. También entonces empezó a modificarse mi fe y me convertí al catolicismo.

—¿Por qué se llama Ramsés?

—Luego de EEUU me fui a la Argentina, donde cultivé más estas prácticas. Fui a ciertos lugares y empecé a trabajar. Entonces necesitaba un pseudónimo. Tenía un amigo que había incursionado en estos conocimientos y falleció. Él se llamaba Ramsés, y decidí tomar ese nombre.

—¿Lo católico, lo cristiano, acaso no choca contra este tipo de artes? ¿Cómo conjuga prácticas adivinatorias con creencias religiosas?

—Tuve la gracia impuesta por el destino de que, cuando vivía en Argentina, sería el año 96 o 97, me tocó conocer al sacerdote Jorge Bergoglio. No hubo un grado de amistad, pero yo frecuentaba la iglesia en la que él celebraba misa. Incluso tuve algunas conversaciones muy cortitas con él. Nunca imaginé que llegaría a ser Papa, fue una gran sorpresa.

Acá en La Paz tuve la oportunidad de ser entrevistado, en mi campo, por periodistas pertenecientes a la Iglesia católica, como los padres Eduardo Pérez Iribarne o Carlos Salces. Entonces queda claro que comprenden mi labor. Por mi parte, yo soy una persona muy apegada a los mandatos de Dios. Me adjunto, al margen de ser católico, a ser creyente del Dios de Baruch Spinoza, el filósofo holandés. Creo en ese Dios en el que creía Albert Einstein, que te otorga la vida como una cualidad y no te pone barreras ni límites.

—¿Nunca le ha intimidado la idea de cobrar por esta actividad? ¿Qué tan grande es su mercado?

—He cobrado, cobro y cobraré por esta actividad. Está en el testimonio de miles de personas que he atendido en mi puesto de consulta, allá por los años 94, 95 y 96, en Argentina. Entonces cobraba el equivalente de 100 dólares cada consulta. Luego retorné a mi país, donde hago un cobro mucho menor que hace algún tiempo tuve que subir.

Y lo subí por una sola razón: en la puerta de mi consultorio la gente hace fila y además tengo tres líneas telefónicas. Ya era un hábito, pero ahora se ha incrementado. Me buscan de los nueve departamentos de Bolivia y de muchas partes del mundo. Entonces tengo que aplicar la lógica para ver cuánto me es posible atender por este mi trabajo y forma de vivir.

—¿Me puede explicar lógica o científicamente cómo funciona este su sistema para ver el futuro, para romper la barrera del tiempo?

—Muchas veces he confrontado con personas escépticas. Reconozco que a mis 16 años, al ser militante comunista, yo era así. Pero, si recuerda el video que se ha hecho viral, éste es una narración explícita de un conjunto de sucesos, personajes y hechos que iban a ocurrir un año y medio después. Dije: “Éste es el último mandato del presidente Evo, luego se recogerá con problemas de salud y confrontando dificultades judiciales. Después afirmo que viene una presidente mujer o varón o viceversa, y que surgen dos líderes jóvenes de 45 o 50 años. Son hechos.

Lo dije de forma vehemente, ante una periodista notable, valiéndome de esa capacidad adivinatoria y de las herramientas que uso. Muchos consideran que son sólo las cartas del tarot, pero no es así; hay otras muy importantes, por ejemplo: una capacidad intuitiva, una capacidad de percepción que no entiendo por qué se generó en mí. Sólo puedo dar gracias al destino y a Dios, pero los elementos más importantes se resumen en la actividad cerebral que se genera en el momento de hablar de los sucesos que se van a producir.

En palabras le puedo plantear muchas cosas. Hay mecanismos que he logrado adquirir en los años de experiencia que tengo que no los voy a rifar y publicar en este momento diciendo: “Yo he logrado esta capacidad manejándome de tal forma”. Es algo que solamente voy a otorgar a mis tres hijos y cuando sienta el cansancio o sienta cerca el final de mi vida haré alguna publicación.

Me va a gustar decirle a la gente que no sólo debemos considerar que la vida es tan fría como puede ser la matemática. La vida es mucho más fascinante que eso.

—¿Se lee las cartas para sí mismo?

—Sólo en momentos álgidos de mi vida o suele ser una vez al año: el 31 de diciembre o el 1 de enero.

—Y al tener la capacidad de ver el futuro, ¿por qué no aprovecha para hacerse millonario o tener poder?

—Yo tuve poder a muy temprana edad, entre mis 27 y 29 años, un día hablaré al respecto. No tenía nada que ver con mi actual trabajo. Fue en el área política, tuve relación con organismos importantísimos de países del primer mundo. Pero jamás abusé de ese poder.

Dinero, no aprovecho, por ejemplo, invitaciones de personas que desde otras partes del mundo me dicen: “Venga a atenderme, yo le pago hotel cinco estrellas…” y cosas así. Millonario no soy, pero he tenido siempre buenos clientes y en función de trabajo. Si se tratara de ser millonario, subiría la consulta a 100 dólares y estoy seguro de que la gente seguiría haciendo fila en mi consultorio. Pero no lo hago porque me considero una persona de principios, de valores morales y éticos.

—¿Y qué hace cuando le anuncia malos días? Si el destino es tan fatal, ¿hay que resignarse?

—El destino no es como la gente imagina que todo ya está escrito y va a ser así. El destino es elástico, puede sufrir alteraciones. Le doy un ejemplo: después de las elecciones del 20 de octubre, recibí a una persona emisaria del presidente Evo Morales. Me pidió consejo sobre lo que se debía hacer frente al panorama conflictivo que se vivía en ese momento. Le sugerí que el Presidente suspenda el recuento de votos al 93 por ciento y, en su convicción democrática y como señal de que escucha al pueblo, llame a una segunda vuelta.

Imagine lo que implica saber escuchar un consejo, pero luego esa persona me dijo que no había acuerdo. Luego me volvió a visitar dos días antes del domingo 10 de la renuncia, y me preguntó qué iba a ocurrir. Mi consejo fue que el Presidente anule inmediatamente las elecciones, en el entendido de que pudo haber irregularidades, y además convoque a nuevos comicios en un plazo de 70 días. Basado en el tarot y mis capacidades, les di esos consejos que nunca fueron escuchados. Ya sabemos cómo fue el desenlace.

—Tras su éxito con esas predicciones, ¿vinieron a buscarlo personalidades o acudieron emisarios de otras tendencias?

—He atendido a muchas personas vinculadas al poder, pero sobre su vida más particular. A ratos no es tan fácil decirle qué camino tomar a gente vinculada a la política que se están perfilando para presidentes, para vicepresidentes, senadores o gobernadores. Sigo trabajando como siempre y le doy prioridad a la gente que sufre problemas en los que tengo más experiencia. Claro que mi vida ha cambiado en los últimos días. Ya no soy dueño de mi tiempo. No logro que la gente comprenda que ya no tengo espacio para atenderla.

—¿Qué predice para el futuro del país en medio del aún latente panorama de crisis?

—Bueno, ya predije que el país se iba a pacificar. También, que el mandato de la presidente Áñez se prolongará por seis meses, probablemente algo más. Las elecciones serán disputadas por tres o cuatro fórmulas, habrá fórmulas varón presidente – mujer vicepresidente.

Por otra parte, el expresidente Evo Morales enfrentará dos enemigos muy complejos: la salud y los efectos legales internacionales que podrían inhabilitar su asilo en Argentina y en otros países por el caso hotel Las Américas. Sobre esos problemas de la salud, a principios de año mostraré una comparación, como clarividente, de las palmas de las manos de Evo Morales y de Hugo Chávez.

Para el país he previsto problemas de lluvias que generarán zozobra. Ojalá que no sea así. También una economía desordenada tras este tiempo de crisis.

Fuente: lostiempos.com