De cegueras y miopías

Susana Seleme Antelo 

Que la actual presidenta, Jeanine Añez Chávez sea candidata, si había dicho que no lo sería, ha levantado tanta maldad, que recordé aquella frase bíblica que reza “ver la paja en el ojo ajeno y no la viga en el propio”. De los actuales candidatos a la presidencia, para las elecciones del 3 de mayo próximo, al menos tres dijeron lo mismo: Carlos Mesa, Luis Fernando Camacho y Jorge Quiroga. Ninguno quería ser candidato.

A la vieja usanza, ahora destierran  la presunción de inocencia: ya suponen que la Presidenta utilizará los bienes del Estado para su provecho, como el autoritario ‘ex’, huido y refugiado en Argentina. Añez no lo hará, como afirmo de manera rotunda en la posesión de su nuevo gabinete (28.me.2020) cuya única tarea es hacer buena gestión. Quien utilizase los bienes del Estado o el cargo para hacer campaña, será duramente sancionado. Bien dicho y le creemos.



Sin embargo, ya la crucificaron como si hubiese cometido delito y le achacan, además, la probable dispersión del voto, que ya estaba disperso y sin solución. Miopes, pues todos quieren ser presidentes porque se creen predestinados. O porque se consideran más inteligentes que los demás. O porque dicen tener, o en realidad tienen, mayores méritos, experiencia y blasones.

La tan humana ambición de poder político, no es necesariamente negativa.   Como en el caso de la Presidenta Añez, en ese cargo por sucesión constitucional (Art. 169.1) y legítima, además, pues era segunda vicepresidenta en el Senado, como cuota de partido en minoría,  tras ser electa senadora en 2014. Ostenta el cargo avalada por el Tribunal Constitucional, la comunidad nacional y la internacional. Llegó a la presidencia sin buscarla, el pasado 12 de noviembre, cuando huyó el tirano.

Ha logrado, en algo más de dos meses, superar la crisis, lograr la pacificación del país, al borde del abismo de la violencia y la intolerancia ciega. También sacó adelante el nombramiento y elección congresal de un nuevo Poder Electoral, idóneo e independiente como manda la Ley, y eso con dos tercios de miembros del antiguo régimen, pero no infectados de odio. Hoy Añez conduce a Bolivia a un proceso electoral transparente, en paz y libertad.

No lo hizo sola. Hubo y tuvo el concurso de muchas personas de buena ley y de una sociedad que quería libertad. ¡Es que la realidad es síntesis de múltiples determinaciones, unidad de lo diverso!

En democracia, como la que estamos caminando, “se hace camino al andar.”

De ahí que todo ciudadano/ciudadana tiene derecho a elegir y ser electo/electa. ¡Viva la libertad! En eso estamos, después de casi 14 años de ruda dominación populista, sin separación de poderes, corrupción, abusos, guillotinas judiciales contra los adversarios de toda índole, convertidos en enemigos. Era la política de “o conmigo o contra mí.” Y así la siguen el ex jefe del régimen y sus conmilitones, estén donde estén.  También la aplican otros que se dicen demócratas.

Antes de la candidatura de la presidenta Añez, las fuerzas democráticas contrarias al antiguo régimen, ya estaban disgregadas. Los tres candidatos mencionados disputan el voto de la variada clase media y otras, frente a un MAS que estará con sus principales líderes huidos del país, otros refugiados en la embajada de México, pero no está acabado: tienen votos, binomio nombrado y aceptado a pesar de las sacudidas iniciales.

¿Por qué aquellos candidatos no se unieron antes? Sobre todo, después de la unidad, resistencia y expansión de los 21 días de paro con millennials, centennials y toda la sociedad que, en aproximación de pasos sucesivos, condujeron a la huida del tirano. ¿Qué responden frente a la actual dispersión? No es Jeanine Añez, Presidenta y candidata, quien desune. Son ellos los desunidos. Todos hombres, tan machos, ni una mujer a la vista, y todos quieren ser presidentes.

Como bien dijera el Nobel mexicano Octavio Paz, hay dos tipos de ceguera: “La ceguera biológica impide ver. La ceguera ideológica impide pensar.” La ideológica de ‘los idos’, fiel al Caribe y a sus conocidas conexiones, les cegó las entendederas.  Ciega a casi todos. A los de la otra orilla también.

En todo este tiempo he tenido ganas de imitar a Greta Thumberg para gritar ¿Por qué nos roban el sueño de la unidad?  No obstante, ese sueño, no debiera enceguecernos y negar el derecho a la pluralidad política sojuzgada los casi 5 lustros de Morales.  Por eso no es aceptable que ahora pidan a algunos eliminar sus candidaturas, para darle probabilidades de victoria a uno de ellos.  ¡No es democrático!

¿Por qué no trabajaron antes la unidad para vencer al binomio del MAS?  Todavía pueden hacerlo, sin lastimar la sensibilidad de nadie, ni menospreciar la democrática vocación de la sociedad boliviana, que unida fue la que logró la huida del tirano.