El ente rector que debe vigilar la actividad de los que operan y donde lo hacen no consigue abarcar todo. El patrullaje cibernético no opera sin previa denuncia. Las víctimas están totalmente vulnerables
Gina Justiniano Cuellar 
No es ficción. En Facebook basta con poner en el buscador las prometedoras palabras: cirugía plástica para que aparezcan anuncios, la mayoría de ellos burdos, con fotos que ofrecen paquetes y hasta combos. La figura de las ‘promotoras’ se ha vuelto popular, y estas, se encargan de captar a las pacientes y les ofrecen el pack completo. Si se trata de extranjeras -en su mayoría brasileñas- el servicio incluye: 24 horas de hospitalización, alojamiento por cinco días -en casos de lipo- y por siete para los ‘tres en uno’ como lipo, abdominoplastia y mamas.
El servicio además incluye alojamiento en una casa, en donde muchas veces se suele realizar la cirugía, alimentación, minibar, lavado de ropa, etc. Generalmente la cirugía se paga por adelantado.
A Nataly Céspedes, la modelo cochabambina que llegó para cambiarse las prótesis mamarias y que falleció el 27 de diciembre, se la atrajo con esta modalidad. A estas alturas, Richard Chalampa, que tiene título de médico, pero no de cirujano plástico, y su ayudante, Verónica Justiniano, están fuera del país y se sabe que este arrastraba denuncias de mala praxis desde 2011. Habría acumulado 10 denuncias con requerimientos fiscales en la Sociedad Boliviana de Cirugía Plástica.
Las pautas
Por año se dan uno o dos casos de muerte de una persona por este tipo de intervenciones ilegales. De eso da fe el mayor Cristian Sánchez, del Instituto de Investigaciones Técnico Científicas de la Universidad Policial (Iitcup), quien en su trabajo de patrullaje cibernético se ha encontrado con este tipo de anuncios tan prometedores. Sánchez aclara que la Policía actúa con denuncia de por medio y que quienes deberían encargarse de controlar esto son el Ministerio de Salud, gobernaciones, alcaldías y colegios médicos.
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Lo que es peor aún es que entre cirujanos se sabe quiénes son aquellos que están usurpando el oficio y dónde lo hacen, pero no hay acompañamiento de las autoridades llamadas para ello. Mientras tanto, ¿quién cuida a las y los incautos de estos inescrupulosos que lucran con la cirugía plástica?
A continuación, seis pautas para tomar en cuenta antes de ponerse en manos de cualquiera que extiende en las redes sociales una trampa a la vanidad.
1. ¿Quién nos cuida de este tipo de inescrupulosos?
El Servicio Departamental de Salud (Sedes), a través de la oficina de habilitación de establecimientos de salud, evalúa, supervisa y controla el funcionamiento de consultorios, policonsultorios y clínicas. Son cuatro médicos los que están a cargo de este trabajo en Santa Cruz, aunque también cuentan con el brazo operativo de la gerencia de redes, pero no deja de ser poco.
Ven 62 establecimientos públicos, nueve centros de cirugía plástica y unas mil ópticas y consultorios dentales, al menos.
Para que un centro de estos tenga autorización anual de funcionamiento debe reunir tres requisitos: espacio físico adecuado, infraestructura acorde con equipamiento y recurso humano. El doctor Raúl Manrique, responsable de esta oficina, asegura que quien tiene que dar la voz de alarma cuando pasa algo como lo que le sucedió a Nataly es el dueño del establecimiento. “Difícilmente podemos adivinar que Richard Chalampa está operando a una paciente. La vigilancia es de la clínica, el Sedes es el rector, pero esta tiene que ayudarnos en el control”, asegura.
A su vez, el Colegio Médico tiene un tribunal de ética, que echa a andar solo cuando hay una denuncia oficial. “Mientras no haya una denuncia oficial no podemos tomarla de oficio”, explica Wilfredo Anzoátegui, vicepresidente del Colegio Médico de Santa Cruz y agrega: “El Sedes es el encargado de reglar todos estos procesos y procedimientos”.
El doctor Ernesto Arias, que forma parte del tribunal nacional, manifestó que, desde hace unos tres años, cuando formaba parte del tribunal departamental, ya había tomado conocimiento de la conducta de Chalampa, quien nunca se hizo presente, a pesar de que fue llamado varias veces. “Ese médico está ilegal. No opera en las clínicas clase A, se mueve en la periferia y como no se controla lo que pasa en todas las clínicas todos los días, él se aprovecha. Arias reconoce que el tribunal no tiene fuerza coercitiva, por eso Chalampa los ignoró.
Mientras que para Nadir Salaues, presidente de la Sociedad Boliviana de Cirugía Plástica, la alarma la deben activar entre todos. “Falta de control sanitario y decisión política para hacer una ley contra el intrusismo (ejercicio de una actividad profesional hecho por persona no autorizada), si esta existiera el 95% de la mala praxis se acabaría”.
Para empezar, urge que la población sepa cuáles son los 47 cirujanos certificados y corrobore si el suyo cuenta con las credenciales. Esto lo puede verificar en el Colegio Médico y el Sedes. El listado de 2020 aún está siendo elaborado.
2. ¿Dónde se debe hacer este tipo de procedimiento?
Debe ser en una clínica que tenga Unidad de Terapia Intensiva (UTI) donde estén los recursos necesarios por si surge una contingencia. En el caso de Nataly, debió ser trasladada de la Clínica Urkupiña a la Figueroa, aunque todavía no queda claro el por qué.
A la fecha el Sedes ha autorizado nueve centros de especialidades de cirugía plástica. Estos son: Centro de Cirugía Plástica San Jorge, Arce, Burgos y Burgos, Láser de piel, Las Américas, Make Over, Centro de Cirugía y Estética, Newface y Tito Barzola. Además de estos, las intervenciones se pueden hacer en clínicas grandes, denominadas clase A, que muchos profesionales suelen alquilar. Queda claro que la operación solo la puede hacer un cirujano plástico avalado por el Colegio Médico.
Bajo ningún motivo puede hacerse cargo un médico esteticista porque no está certificado para hacer procesos invasivos que requieran aperturas en piel. “Los médicos podemos conocer el campo de la cirugía plástica, pero no estamos en la capacidad de resolver como lo hace un especialista que para eso estudia tres años más”, refiere Manrique.
Salaues por su parte, detalla los 12 años de estudio: “Somos entrenados, hacemos seis años de medicina, tres de cirugía general y tres de cirugía plástica”.
3.¿Cómo funciona el negocio en las redes?
La infraestructura tecnológica es un instrumento transversal en la comisión de delito. Estafadores, traficantes, los que hacen estelionato y servicios inadecuados utilizan las redes, medio que les facilita ocultar su identidad. Según el mayor Sánchez los delitos número uno y dos son trata y tráfico de personas y estafas. Pero la oferta de servicios de cirugía plástica está siempre vigente y se comparte en grupos de WhatsApp o en muros de Facebook. “Publicitan intervenciones de cirugía plástica a menor precio con mayores facilidades de tiempo. Quienes tienen pocos recursos económicos acceden”.
4. ¿Cuáles son los precios reales?
El doctor Salaues da una relación de precios, la lipoescultura cuesta entre $us 1.500 y $us 2.000, los senos $us 1.500, lipoescultura con lipotransferencia de glúteos $us 2.500 (pasar la grasa del abdomen a las nalgas) y nariz $us 400. Quien ofrezca sus servicios por menos de eso da para sospechar. “Usan prótesis de mala calidad o vuelven a usar las prótesis que retiraron de otra paciente y las inflan con óxido de etileno), así les cuesta $us 50, mientras que una nueva cuesta $us 600”.
5. ¿Qué son los combos y cuán peligrosos son?
El presidente de la Sociedad de Cirujanos Plásticos asegura: “Que alguien se ofrezca para hacer combos significa que está buscando lucrar, no le importa el resultado”. Y se explica así: “Si es una cirugía grande como una lipoescultura con abdominoplastía, dura unas tres horas. Si es una cirugía mediana como liposucción se puede combinar con una cirugía menor como rinoplastía, pero lo importante es que no pase de cuatro horas porque a medida que va pasando el tiempo operatorio, más riesgo sufre la paciente. “Como la paciente está acostada la sangre comienza a formar trombos en las piernas y esos después se liberan y se enclavan en los pulmones, en el corazón, ese es el riesgo…”
6. ¿En qué han quedado otros casos del pasado?
Se hacen auditorías internas y externas. Las primeras están a cargo de la clínica a través de un comité que revisa la historia de la paciente. Las segundas las realiza un auditor de afuera (Sedes) o alguien que la Fiscalía asigna y se tiene que trabajar con la historia clínica original.
Las auditorías que hace un hospital pueden ser por un caso que llama la atención, no siempre es por muerte, o también se hace por requerimiento fiscal. “Las auditorías no castigan, son correctivas, se analiza el procedimiento de lo actuado en el paciente”, explica el doctor Manrique, del Sedes.
Lo que no queda claro es qué ha pasado con casos como el de Nataly. El doctor Álvaro Guzmán es el encargado de las auditorías en el Sedes, pero el mismo no pudo atender a EL DEBER y delegó a Manrique, quien en este punto solo pudo detallar que en 2017 hubo dos auditorías relacionadas a cirugía plástica, pero se demostró en las mismas que el protocolo se había cumplido y todas las condiciones estaban dadas, y probablemente más tuvo que ver con que el resultado final dejó disconforme al paciente que tenía otra expectativa.
Salaues confiesa que hasta su consulta llegan pacientes a pedir que repare el daño que otro causó. “Hay casos que no tienen solución, les inyectan plásticos pesados que van tomando nervios, músculos y la piel se va necrosando. Muchas veces la familia no sabe lo que se hizo y la paciente comienza a angustiarse. Es muy doloroso ver cómo sufren, mientras peregrinan de médico en médico y en silencio”.
Fuente: https://eldeber.com.bo