Un amor prohibido, Sevilla y las trenzas más famosas de Hollywood: así es la vida de Bo Derek, ‘la mujer perfecta’

Hace 40 años se estrenaba en España ’10. La mujer perfecta’ y su protagonista se convertía en un mito erótico, pero pocos sabían que su mejor historia de amor estaba sucediendo en la vida real.

Apenas duró un minuto, pero fue suficiente para que forme parte de cualquier antología de grandes momentos de la historia del cine. Una mujer que parece más un ente onírico que un ser carnal corre por la playa con un bañador beige a cámara lenta mientras las trenzas de su cabello vuelan. Se llama Jenny y es el objeto de deseo de un hombre que atraviesa la crisis de los 40 y ha puesto patas arriba su vida para perseguirla. Blake Edwards, el director de 10. La mujer perfecta , tenía dos valores seguros al comenzar el rodaje: Dudley Moore como el atribulado protagonista y Julie Andrews en el papel de su sufrida novia, pero dar con Jenny, la mujer perfecta por la que un hombre corriente se convertiría en el mayor de los idiotas, había sido un suplicio.

Por el casting para dar con Jenny habían pasado futuras estrellas como Melanie Griffith, Kim Basinger y Tanya Roberts e incluso la propia hija de Edwards, pero cuando Bo Derek entró en su oficina se acabó la búsqueda. A pesar de que su currículum se limitaba una pequeña aparición en Orca: La ballena asesina, las películas a medio camino entre el arte y ensayo y el soft porno de su marido el director John Dererk y un póster en el que aparecía arrodillada en la arena cubierta tan sólo por una blusa transparente que había vendido más de medio millón de copias.



Tuvo que repetir la escena tres veces, aunque detesta correr y tenía la sensación de estar haciendo algo ridículo, pero cuando se vio el montaje final todo el que estuvo implicado en la película supo que tenían algo grande entre manos. Y parte de su valor añadido era aquel look capilar. Hasta entonces Bo era una más de las jóvenes californianas de melenas rubias infinitas, pero John Derek le sugirió que probase algo distinto y así nacieron aquellas trencitas. Edwards se enamoró de aquel peinado al igual que desde entonces harían miles de mujeres –hasta Kim Kardashian– que se apropiaron de un peinado originario de la tribu Fulani que se acabó convirtiendo en un rito de paso más de los viajes al Caribe como beber coco-loco o bailar limbo.10. La mujer perfecta se convirtió en un fenómeno social y aquella breve carrera por la playa hizo de Bo un mito erótico, le proporcionó una nominación al Globo de Oro y la hizo hiperbólicamente famosa. ¿Pero quién era aquella tal Bo Derek?

Técnicamente nadie, porque Bo era un nombre tan genial que sólo podría ser inventado. Aquella mujer rompedora se llamaba realmente Mary Cathleen Collins y pocos años atrás había sido una adolescente californiana con más interés por el surf que por las aulas. Hija de un fabricante de material náutico y de la peluquera de Ann-Margret, que en segundas nupcias se había casado con un especialista de Hollywood, no había tardado en interesarse por el mundo del espectáculo y tras un par de anuncios de cosmética había recibió una llamada de un tal John Derek que le cambió la vida. El director le ofrecía un papel en una película que iba a rodar en Grecia. A pesar de que implicaba dejar sus estudios momentáneamente, aceptó. Como Mary tenía apenas 15 años, Europa estaba muy lejos y el guion era tan caliente como las costas helenas, su madre hizo la maleta dispuesta a acompañarla temiendo tal vez a la jauría de adolescentes griegos que iban a revolotear alrededor de su pequeña. No podía imaginar que el verdadero peligro tenía 30 años más que Bo y estaba casado con la actriz Linda Evans.

En sus años mozos John Derek había sido un apuesto galán cuyos trabajos más destacados habían sido Éxodo y Los diez mandamientos, pero un par de papeles frustrados que acabaron en manos de Humphrey Bogart y Montgomery Clift le hicieron colocarse al otro lado de la cámara. Aparte de por su carrera, Derek también era célebre por sus matrimonios: cuando conoció a Bo, ya llevaba tres a sus espaldas, la propia Evans y las también actrices Ursula Andress y Pati Behrs.La química entre el director y la actriz debutante había sido nula y fue Linda Evans quien medio entre ellos. También era nula era la experiencia cinematográfica de Mary y Evans también la ayudó con eso, le divertía reconocerse en aquella adolescente que no había dudado en cerrar los libros para cruzar medio mundo persiguiendo un sueño que ni sabía que tenía. Y entonces pasó lo que parecía imposible: la adolescente y el maduro hombre casado se enamoraron en las playas de Mykonos, a pesar de que ella era más joven que los dos hijos que el director tenía con su primera mujer. “Mi madre estaba cerca, así que fue incómodo. Fue muy extraño. Me siento terrible por eso. John estaba casado con Linda en aquel momento, a quien yo adoraba y que fue muy amable conmigo», declaró en 2016 a Interview y dejando claro la nula hostilidad que hay ahora entre ellas, añadió: «ayer estuvimos juntas en un show de joyería benéfica y fue tan fabulosa y maravillosa como siempre. Siempre me siento como una mierda cuando estoy cerca de ella”.
Unos años antes, Linda Evans también había hablado de aquella época. Durante una entrevista en FoxNews con motivo de la presentación de su libro de memorias, Recetas para la vida, explicó cómo era posible que mantuviese tan buena relación con la mujer por la que fue abandonada.“Si John Derek hubiera elegido esposas pésimas, no habría sido su amiga. Fue fácil para mí ser su amiga porque realmente me gustaban. El hecho de que no estés con alguien no significa que ya no lo ames, simplemente significa que no funcionó. Si no funciona, no te quedas casado con ellos, pero no tienes que deshacerte de ellos ni de las personas que están en sus vidas.”. Ella se vio abandonada cuando John conoció a Bo, pero no olvida que cuando ella le conoció, él acababa de ser abandonado por su mujer, la despampanante Ursula Andress, que se marchó con Jean Paul Belmondo. “Cuando me di cuenta de que Ursula no volvería para tratar de atraparlo, pero que lo amaba y quería ser su amiga, abrí la puerta y la adoré. Y luego me di cuenta de que, por supuesto, ella quería estar en su vida, como yo quería estar en su vida cuando no estábamos juntos. Era un personaje fascinante, un hombre hermoso. Era un hombre que vale la pena mantener en tu vida.” Tenemos tanto que aprender de Linda, Bo y Ursula.

Linda se confundió al creer que Ursula trataría de volver con John y también se confundió al pensar que John se cansaría de aquella adolescente de 15 años. No sucedió. John pasó con Bo el resto de su vida y Linda tuvo la carrera que jamás habría tenido con él: fue la Krystle Carrington de Dinastía, un icono de los 80 cuyas hombreras y sus peleas con Alexis Colby están a la altura de la carrerita a cámara lenta de Bo.Para Linda Evans fue dramático, para sus padres fue difícil de entender, pero para el Gobierno de los Estados Unidos aquella relación era una violación y para evitar que John acabase en la cárcel tuvieron que quedarse a vivir en Europa. En California estaba vigente la Ley Mann que trataba de evitar la trata y especialmente el sexo con menores de edad y ni siquiera requería que los padres de Bo denunciasen, cualquiera podría hacerlo. No volvieron a Estados Unidos hasta que Bo, que entonces ya era Bo, cumplió los 18. Se casaron en 1976, pero siguieron viajando por todo el mundo.Entre los lugares que visitaron tuvo un papel destacado España donde en 1983 grabaron un despropósito llamado Bolero en el que el italiano Fabio Testi interpretaba a un rejoneador y Ana Obregón a una gitana y que recogía todos los tópicos esperables, diálogos sonrojantes y a Bo montando desnuda a caballo para deleite de los que pudieron colarse en el rodaje en la finca de los hermanos Peralta en Sevilla. La crítica la destrozó y ella se llevó el segundo Razzie de su carrera. El primero había llegado tres años antes con la inclasificable Tarzán, el hombre mono , una película que hablaba muy poco de Tarzán y mucho de las curvas de Jane, pero que fue su único éxito de taquilla al margen de 10, la mujer perfecta. De aquel rodaje se llevó una buena amistad con Ana Obregón, la receta del salmorejo que la madre de Ana le enseñó a preparar, y una profunda devoción por los caballos andaluces.

Y de la siguiente colaboración con su marido salió un tercer Razzie –John Derek pudo haber sido el mejor marido y ex marido de la historia, pero también uno de los peores directores– esta vez por Los fantasmas no saben hacerlo, otro subproducto erótico en el que compartía humillación escénica con Anthony Quinn y Donald Trump. La crítica, que ya no sabía cómo tomarse aquello, la llamó «abominación cinematográfica». Desde entonces se ha limitado a pequeños papeles, lo que no ha hecho que los Razzies se hayan olvidado de ella: en 2000 fue nominada a Peor Actriz del Siglo, pero fue derrotada por Madonna.Sin Blake Edwards al mando, la carrera de Derek fue desastrosa, pero sin embargo Playboy y Hugh Heffner sentían pasión por ella, fue portada cuatro veces, todas semidesnuda o desnuda, algo que la actriz maneja con total naturalidad .»Crecí en las playas, y siempre me pareció divertido que se considere decente si cubres tres pequeñas partes de tu cuerpo con trozos de tela. Siempre pensé que era un poco tonto. Podrías ser tan vulgar como quieras, siempre y cuando se cubran esas tres pequeñas partes. Hay mucha hipocresía en la forma en que consideramos la sexualidad. Y la desnudez, especialmente.» declaró a Interview.

La de Evans no fue la única mujer de Derek que conoció. Antes de casarse él la llevó a conocer a Ursula Andress, famosa también por otro paseo por la playa, el de Agente 007 contra el Dr. No. «Estaba muerta de miedo. Ella es tan espectacular, tan divertida. Más grande que la vida. Ciertas personas simplemente te hacen sentir como un imbécil, incómodo, ingrato y torpe. Ella no quiso hacerlo. De hecho, nos hemos vuelto muy cercanos y nos vemos todo el tiempo. Pero en ese momento, ella era intimidante.”Su trabajo en el cine ha dejado lugar a su otra pasión: la naturaleza. Ella dice que cuando mientras otras familias dedicaban los domingos a ir a la iglesia, la suya se sentaba a leer National Geographic. Es una amante de los caballos y en 2002 publicó su autobiografía titulada Lecciones de equitación: todo lo que importa en la vida que aprendí de los caballos. Esa es una de las razones de su fuerte vinculación a España y especialmente a Andalucía.Pero si algo la ha vuelto a colocar bajo los focos es su vida amorosa. Tras 22 años de matrimonio, John falleció a causa de un enfisema en 1998. Se relacionó con Kiefer Sutherland y con Ted Turner, pero fue otro romance el que la volvió a poner bajos focos: John Corbett. Para muchos será el bohemio Chris de la Mañana, el locutor de la K-OSO, la emisora de Cicely en Doctor en Alaska, para otros tantos será Aidan, el fabricante de muebles con el que Carrie intentó infructuosamente olvidar a Big en Sexo en Nueva York. Ambos forman una pareja tan hermosa como discreta que lleva ya compartiendo su vida desde hace 18 años y que se conoció tras algo tan cinematográfico como una cita a ciegas.

A finales de 2002 Corbett estaba en la cima de su popularidad gracias a Sexo en Nueva York y Mi gran boda griega, pero se acercaba la gran fiesta de los Oscar organizada por su amigo el agente Norby Walters y no tenía nadie con quien ir. Norby sacó su agenda, marcó un número y preparó una cita que lleva durando casi dos décadas.

Fuente: revistavanityfair.es